miércoles 6 de noviembre de 2024
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¿Qué debaten los gurúes?

Cuando asume el gobierno de Cambiemos en diciembre de 2015, en términos del PBI, el déficit fiscal global era de 5,1% (ingresos corrientes menos gastos corriente más intereses de la deuda) y el déficit de sector externo 2,7% (la economía demandaba más dólares de los que generaba). Dos años después estos valores se encuentran en torno al 6% y 5% respectivamente. Los desequilibrios macroeconómicos básicos lejos de mejorar en realidad empeoraron.

 

Los déficits se financiaban con ingresos de dólares (endeudamiento externo) que terminaron impactando negativamente en la Competitividad Cambiaria, que se suele medir a través del Tipo de Cambio Real. Este índice, en diciembre de 2017 registraba un valor similar a diciembre de 2015, diciembre de 2013 y diciembre de 2001. Todos estos valores compatibles con lo que se conoce cómo dólar barato.

 

En el 2018, por diversos motivos, comenzaron a salir capitales de las economías emergentes ante un contexto internacional menos favorable. Argentina fue una de las más afectadas a nivel mundial, por ser uno de los países con mayores necesidades de financiamiento por sus elevados desequilibrios macroeconómicos. Por esto, el riesgo país pasó del orden de los 350 puntos en diciembre del año pasado a estar por encima de los 700 puntos y el tipo de cambio, que se encontraba atrasado, se devaluó por encima 100% en lo que va del año.

La repentina salida de capitales, generó dudas acerca de la verdadera capacidad del sector público de cumplir con todos los compromisos del programa financiero. Se entiende por programa financiero, a todas las necesidades de financiamiento del sector público que está compuesto no sólo por el déficit primario (ingresos corrientes menos gastos corriente), sino que también por los intereses de la deuda y los vencimientos de capital de la deuda pública.

Las autoridades para disipar estas dudas de cesación de pagos (riesgo de default) y dado que el mercado de capitales se encontraba virtualmente cerrado para seguir financiando los desequilibrios, hace tres meses, firmaron un acuerdo con el FMI. En esta oportunidad, en tiempo record, se accedió a un financiamiento por US$50.000 millones de dólares por 3 años, que cubría una parte importante de todas las necesidades de financiamiento. La expectativa era que con este apoyo Argentina recuperaría la confianza perdida, bajaría el riesgo país y volvería a colocar deuda en el mercado de capitales a tasas en dólares razonables para cumplir con el resto de los compromisos.

Sin embargo esto no sucedió y la falta de confianza fue un factor determinante, para que el gobierno le pida al FMI una reformulación del acuerdo original.

Ahora el nuevo acuerdo que se negocia con el FMI, consiste en solicitar que se adelanten los desembolsos previstos para los años 2020/2021 para el año 2019. Para lograr esto, el gobierno propone para el año próximo alcanzar un déficit primario cero.

Este objetivo ambicioso se pretende alcanzar mejorando los ingresos y bajando los gastos. Entre las medidas más importantes se encuentran: aumento de las retenciones a las exportaciones, menor inversión pública, recorte de subsidios, ahorro en remuneraciones y gastos operativos y postergación de rebajas impositivas. Adicionalmente, se incrementa el gasto social dada la situación compleja de los más vulnerables. El resultado final, de todas las medidas es un ajuste fiscal de 2,6% del PBI con respecto al 2018.

Por el lado del programa financiero, a partir del ajuste fiscal propuesto y el adelantamiento de los desembolsos del FMI se alcanzarían a cubrir todos los compromisos financieros del año 2019 del sector público.

Sin embargo, a pesar de todos estos anuncios, la incertidumbre aún persiste entre los distintos analistas económicos y financieros, básicamente porque el nuevo acuerdo con el FMI está en plena negociación y porque además, se duda de la implementación de todas las medidas anunciadas.

En el caso del Credit Suisse, Daniel Chodos señaló recientemente que “el programa anunciado, en general, es positivo. Pero las preocupaciones sobre el alcance de la recesión, la política y sus riesgos de implementación mantendrán los ánimos de los inversores bajos en los próximos meses”(1). En el mismo sentido, Gustavo Ber (economista y analista financiero) señala que los anuncios son funcionales con el objetivo de déficit cero, pero las dudas pasarán por la compleja implementación(2).

Respecto a los derechos de exportación, la consultora ACM(3), advierte que no está claro que el Poder Ejecutivo Nacional las pueda reinstaurar por decreto ya que las decisiones tributarias se encuentran taxativamente excluidas para ser modificadas por dicho instrumento.

Estas son sólo algunas de las opiniones del mercado, pero todo parecería indicar que la crisis de desconfianza no se despejará totalmente con un acuerdo con el FMI y con un rumbo en el sentido correcto desde lo económico para el año 2019. Además de esto, es necesario alcanzar algún tipo de acuerdo político, que permita una aprobación rápida del presupuesto del año que viene, que amplíe la certidumbre fiscal incluso hasta el año 2020 y que fundamentalmente afiance la gobernabilidad.

(1) https://www.lanacion.com.ar/2168823-una-crisis-arranco-dudas-economicas-pero-hoy

(2) http://www.ambito.com/932699-que-opina-el-mercado-del-programa-financiero-del-gobierno

(3) Reporte Especial del 03/09/2018.

 

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