lunes 14 de octubre de 2024
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10 libros para la cuarentena (primera parte)

A pocos días de iniciada la cuarentena, lo primero que notamos con cualquier lectura, película, serie, historieta y hasta con la música que se aprecie, es una especie de “clima normal” digno de añoranza. Sin pestes. La gente viaja, se abraza, se aglomera, vota, ve fútbol, teatro, baila, ama, mata, o va al supermercado sin restricción alguna. Alejados de la contabilidad de muertos e infectados.

Estas diez propuestas de lectura (de la que hoy presentamos los primeros cinco), como toda lista es subjetiva. Incluye libros publicados en los últimos años y novedades, ensayos y ficción que ayudan a entender y a entendernos. A pensar.

Leer es pensar. Será por eso que ninguno de los dos verbos pueden conjugarse en su forma imperativa. No sé si, como dice el editor español Juan Cerezo “la lectura nos hace desobedientes”,  sí creo que leer no es para indiferentes. Además, está el placer.

Terra Alta, de Javier Cercas. Editorial Planeta

Aunque el propio Cercas rehúye de los géneros literarios, este libro es un thriller, un policial duro como los que saben ofrecernos Jorge Fernández Díaz y Arturo Pérez Reverte. También Cercas, ahora. Terra Alta es una comarca en donde acontece un crimen atroz y Melchor Marín, joven policía,  ex presidiario y héroe de los atentados terrorista en 2017 en la Rambla de Barcelona, será el encargado de desentrañarlo.

Ambientada en la España actual, La ley, la legitimidad de la justicia, la traición y la venganza son los temas que amalgaman este sólido relato. También están las obsesiones de siempre del autor: la búsqueda de la verdad, la identidad y la impostura.

Pero Marín es también un lector. Por recomendación de un compañero de celda accedió a Los Miserables de Víctor Hugo, y se volvió experto en el texto y los derroteros de su protagonista Jean Valjean, con quien se siente identificado y a partir de allí surge un paralelismo entre ambos, sus éticas y valores.  Para Marín, Valjean es un hombre que hace el bien a tiros. Es un falso malo, y los falsos malos son los verdaderos buenos. La historia de un hombre de sentimientos buenos en tiempos de desesperanza. Tanto en el Siglo XIX como en el XXI.

Escrito en tercera persona, a diferencia de casi toda la obra de Cercas, Terra Alta no da respiro, su densidad narrativa, pensamiento y pinceladas de la realidad social tienen vigencia aún en tiempos de pestes. Un libro de lectura fácil pero de compleja comprensión.

Es también un libro político. Una frase del autor viene a cuento “La misión de un político es no poner al ciudadano en situación de sacar lo peor de sí mismo”.

Los Once, de Pierre Michon. Anagrama

Pierre Michon es uno de los más notables escritores franceses contemporáneos, aunque con menor repercusión entre nosotros que Emmanuel Carrere o Michel Houellebecq. Los Once es un cuadro pintado por Corentin que retrata a los once miembros del Comité de Salvación Pública que en Francia en 1794 rigió el gobierno revolucionario para poner orden en el entonces caótico país. También conocido como el Comité del Terror. El cuadro está en el Louvre y es más visitado que la propia Gioconda.

Michon es un gran escritor de vidas minúsculas, oscuras, ignotas, los sans-culotte, los desposeídos de la historia insertos en la historia con mayúscula, nada menos que la Revolución Francesa. Y es en la descripción de este fenómeno, que Michon estudió por quince años,  en la captación del clima de época, de las formas y no formas de vivir y morir, en las estructuras de poder y sus actores, en la descripción de los procesos creativos culturales que surgían y de un mundo que desaparecía antes que otro naciera, donde descansa el valor del libro.

Una literatura suprema aunque de ardua lectura, como una tela de araña, con un estilo en el que abundan las citas y las referencias literarias e históricas, de estilo Borgeano.   

El cuadro “hecho de hombres en aquella época en que los cuadros estaban hechos de virtudes”, no existe ni existió, su pintor tampoco, pero todo lo demás es rigurosamente y poéticamente cierto.

Al final, se trata de un texto breve, pretendemos saber más, pero Michon no es un historiador, es un gran fabulador que crea ficciones para que la historia sea más verdadera.

Cómo mueren las democracias, de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt. Ariel

En 1900 solo una de cada 100 personas en el mundo vivía en democracia, hoy esa relación es de 56 cada 100 y según un índice que elabora The economist, 114 países de 167 revelados están considerado democráticos, al tiempo que en 1890 el 80% de la población del mundo vivía en la pobreza extrema con menos de u$s 1,90 por día, y hoy ese porcentaje es menor al 10 por ciento (La razón y la pasión,  Jesús Rodríguez). No obstante estos logros, la sensación de que las democracias y sus instituciones están en retroceso, es prácticamente unánime.

Los politólogos de Harvard Steven Levitsky y Daniel Ziblatt muestran cómo las democracias decrecen hasta, incluso, desaparecer (Venezuela): “Desde el final de la Guerra Fría la mayoría de las quiebras democráticas no las han provocado generales y soldados, sino los propios gobernantes electos”. La creciente influencia de los populismos, tanto en países desarrollados como emergentes, la revolución tecnológica digital, la fragmentación cultural de las audiencias, las recientes elecciones de Trump, Bolsonaro, Johnson y otros, contextualizan la pertinencia e importancia de este ensayo.

Si bien el libro se basa en el funcionamiento político y electoral de los Estados Unidos, que los autores desmenuzan detalladamente para dar cuenta del debilitamiento progresivo de sus instituciones republicanas, también recorre gran parte de la arquitectura política  latinoamericana, que Levitsky y Ziblatt han estudiado durante décadas.

Un ensayo alarmante pero no alarmista, que permite también construir una agenda para la recuperación plena de las democracias. Será necesario reemplazar la indignación por la razón. Un libro valioso para entender la política de hoy, escrito en clave de divulgación y destinado a todo público.

En Buenos Aires 1928, de Francis Korn y Martín Oliver. Sudamericana

1928 es un año extraordinario: muere Juan B. Justo; nace el diario El Mundo con un colaboraciones de un joven periodista, Roberto Arlt, que se convertirá en una de sus estrellas; Hipólito Yrigoyen es electo nuevamente Presidente y un joven Jorge Luis Borges participa de la campaña al frente de su “Comité Yrigoyenista de intelectuales jóvenes”;  es también el año en que se lleva a cabo la primera encuesta electoral que intenta aventurar el resultado de esos comicios; sale a la venta el primer ejemplar de la revista La Canción Moderna, antecedente inmediato de Radiolandia; se funda el café Bonafide; Armando Discépolo,  padre del grotesco, estrena Stéfano; un año bisiesto en donde una multitud de porteños movilizada por sueños, intereses y esperanzas, buscando su destino al tiempo que dan cuerpo y alma a la gran ciudad. Se trasladan en coches, tranvías, subte y carros atados por caballos.

Este libro, deliciosamente escrito por Korn y Oliver, reconstruye el clima social y cotidiano de una población que, sin saberlo, estaba transitando el período de mayor prosperidad de la historia argentina.  

Qué leían, cómo se divertían, cómo votaban, qué música escuchaban, de qué se reían, porqué gozaban y porqué sufrían aquellos porteños. Hay muchas maneras de contar la historia, ésta es una de ellas que se asimila perfectamente a la definición de Samuel Johnson: “La historia es una sucesión de eventos escritos con dignidad”.

Epistolario, de José Bianco. Eudeba

“Te escribo a la disparada, discúlpame los errores de gramática, de estilo y de pensamiento. Todo va unido”, le dice José Pepe Bianco a su amigo Carlos Fuentes.

Todo va unido, una definición que alcanza a su propia trayectoria: escritor, traductor, editor, ensayista. La lectura de su epistolario, prologado por Daniel Balderston y María Julia Rossi, es una forma de entrever su vida y obra, de repasar sus métodos creativos, sus obsesiones y visiones sobre el mundo literario, sus lecturas, amistades y empatías, y también sus desprecios.

Pepe Bianco fue Secretario de Redacción de la revista Sur entre 1938 y 1961, y publicó dos grandes libros, Las ratas y Sombras suele vestir, para luego llamarse a silencio por treinta largos años. Dirigió varias colecciones para Eudeba, trabajo al cual renunció luego del golpe de Onganía, para pasar a colaborar en el Centro Editor de América Latina de Boris Spivacow.

El libro está organizado por destinatarios y por orden cronológico, e incluye dos apéndices: las cartas que Bianco escribió en francés porque son una unidad en sí mismas que nos brinda una visión de la literatura gala en la cual era especialista, y una selección de sus “diarios” para concluir en un Epílogo de Eduardo Paz Leston.

El epistolario es, por naturaleza, un libro construido de fragmentos, de momentos. Leídas hoy las cartas de Bianco, recuperan su vitalidad y su energía humana y literaria, hasta constituirse casi en su biografía.  

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