Nuevas cuevas encontradas, nuevas hazañas de los exploradores y arquéologos siguen mostrándonos al hombre primitivo, los animales que lo rodeaban, las escenas de caza, la lucha por la alimentación. Y, en la misma dirección, la presencia del poder político indiscutible en la sociedades. El jefe máximo a quien obedecían.
Sin dudas es la curiosidad innata del ser humano la cualidad que lo lleva a remontarse a las vivencias del pasado desde el presente motorizando la investigación científica en distintos rincones del mundo.
Recientemente un grupo de 133 docentes de la Universidad Nacional de la La Plata, la Universidad de Buenos Aires, la Universidad Nacional de Córdoba y el CONICET viajaron hasta Egipto, financiados por un proyecto internacional, para conocer las tumbas que tienen más de 3.500 años.
Fueron a la ciudad de Luxor para visitar sitios específicos ya marcados por el Ministerio de Antigüedades. Se hicieron presentes en la Tumba Tebana 318 que corresponde a un noble egipcio, llamado Amenmose, que vivió un millar y medio de años antes del nacimiento de Cristo. Por lo que se sabe, era cantero, conocía el oficio de labrar la piedra.
En ese mismo rincón de la geografía egipcia hay lugares especiales donde fueron sepultados reyes y nobles, integrantes de una sociedad muy estructurada y rígida.
Los profesores argentinos conocieron distintos pasadizos donde se encuentran dibujos y pinturas que muestran actividades rurales, elaboración de la comida cotidiana y productos de la caza y la pesca.
Bien se sabe que no es difícil encontrar en Medio Oriente, Europa y en el Pacífico cuevas con ilustraciones expresivas con escenas de caza.
Por ejemplo, en un acantilado de la isla de Célebes, en Indonesia, hay pinturas muy bien conservadas que representan al hombre, la naturaleza y la vida que los rodeaba. Los humanos parecían tener hocicos o picos.
Hay en ese mismo lugar, más de 200 cuevas que fueron habitadas, sitios para resguardarse de las inclemencias y para graficar todo lo que veían o ansiaban. Más el miedo que padecían ante lo desconocido.
También hay escenas humanas que enseñaban cómo acechaban a las fieras, con lanzas o cuerdas. Se estima que esos testimonios datan de hace casi 44.000 años.
¿Quiénes eran los artistas? Los estudiosos confirman que esos hombres vivían cuando el Homo Sapiens llegó a esas islas del inmenso océano Pacífico. Es el arte figurativo más antiguo que existe.
Hace más de un año, arqueólogos australianos investigaron obras de animales ensartados de hace 40.000 años.
En el mundo científico se afirmaba que la muestra pictórica más antigua era la del “Hombre pájaro”, pintada en la cueva de la localidad de Lascaux, en Francia. Se trata de un figura humana con cabeza de ave que se enfrenta a un bisonte. O la del “Hombre león”. Sí, leones en lo que luego se dio en llamar Europa. Se habrían hecho unos 20.000 años después de Célebes.
La pregunta que se hicieron los especialistas en las universidades es si los humanos desarrollaron la capacidad artística cuando dejaron Afríca atrás, hace 70.000 años.
En 2018 se comunicó la existencia de la pintura más antigua, una especie de escalera en la cueva de La Pasiega, en la Cantabria española, que estuvo a cargo de los Neandertales.
Es razonable asegurar que los artistas no solo retrataban asuntos que se restringían a lo natural y cotidiano. También tenían algo de religioso, mágico o supersticioso.
Publicado en El Auditor el 8 de marzo de 2020.
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