Considerable revuelo provocaron las declaraciones del economista Mario Blejer, quien expresó en una nota que la riqueza de Argentina es “una fábula”. Por supuesto, colegas de Blejer callaron, mientras otros lo respaldaron y algunos lo llamaron exagerado.
Los dichos del ex presidente del Banco Central, antes funcionario de organismos financieros, directivo de varias compañías y en la actualidad vinculado a un grupo inversor inmobiliario importante, de 70 años de edad, guste a quien le guste, son de un tajante realismo. Tal vez sea su canto de despedida, porque ya comunicó su deseo de ir a vivir a Israel, donde en su momento asesoró al Banco Central. Tal vez lo hizo movilizado por la realidad y la falta de orientación que nota en el gobierno y en los partidos políticos, lo más probable.
Gente como Bléjer está preocupada por el futuro del país, por las fantasías erróneas de su población y por los delirios del cual se aferran los que se postulan a cargos públicos.
Jorge Todesca, sobrio actual titular del INDEC y segundo de Jorge Remes Lenicov, acompañando a Eduardo Duhalde en un momento de ira, desaliento y default (lo hizo por dos meses) en el 2002 escribió hace 13 años un libro de interesante dimensión y proyección en iguales términos. Lo tituló “El mito del país rico” ( Editorial Emecé). Señalaba entonces Todesca: “Sobre la renovada riqueza del sector agropecuario, se yergue una estructura industrial débil, una infraestructura poco sólida, un descuidado capital humano y una gran población en estado de pobreza. La inserción internacional definitiva de la Argentina constituye, una vez más, una gran incògnita. Con cifras de 2oo6 cada tonelada que exportamos vale 350 dólares y cada tonelada importada no cuesta 950 dólares”.
Quizás las raíces del mito del país rico se remontan a las dos décadas del siglo XIX y la primera del siglo XX en que la Argentina, convertida en gran proveedor de alimentos y destino de cuantiosas inversiones extranjeras, receptor de inmigrantes, parecía verdaderamene una nación rica, con un futuro inconmensurable por delante. Hasta que todo se fue al demonio.
El debate sobre las fuentes de riqueza de la Argentina pocas veces han estado explícitamente en la discusión pública y los políticos no se han hecho cargo de ello. Desde mediados de la década de 1970, cuando la Argentina ingresó en una etapa de persistente declinación, las políticas oscilaron entre la restricción o apertura al capital externo, liberalización o protección comercial, orientación estatal crédito o libertad extrema para el sector financiero, propiedad estatal o privada de los servicios públicos e innumerables sistema de tipos de cambio.
En definitiva, para Todesca , lo que une la línea del tiempo es que la Argentina carece de un proyecto como nación. La crisis de 1930, la del primer golpe militar produjeron una gran desesperanza en la sociedad. Con el advenimiento del peronismo, en 1946, aparece un nuevo modelo de producción y distribución del ingreso pero carece de integralidad, se suman contradicciones. Después, en 1958, Frondizi despliega una visión renovadora sobre los mismos temas para convertir a la Argentina en un país desarrollado pero la intolerancia lo desaloja -33 planteos militares de por medio- del poder. Y después no vuelve a discutirse el rumbo global del país.
El gobierno radical nacido en 1983 procura administrar los desequilibrios de la economía. Confronta con una muy pesada deuda externa gestada desde 1976 durante la Dictadura Militar. Trastabilla frente a las demanda sociales y políticas contenidos en los años de la Dictadura, se ve paralizado.
Después vino el invento de la Convertibilidad, más parecido a un producto de laboratorio donde un peso era igual a un dólar. Los argentinos aprovecharon la ficción, compraron todo, viajaron por el mundo, gastaron lo inimaginable.
Ahora Bléjer dice claramente: ” Los países ricos son los que pueden ofrecer un nivel de vida alto a sus ciudadanos. Porque si ser rico significa tener sólo recursos naturales, entonces Suiza sería pobre. Hay recursos naturales que hay que saber explotarlos, pero no es lo único”
La Argentina tiene grandes recursos naturales, pero ¿qué hacemos con ello si no los explotamos de la manera que hay que hacerlo? ¿ Que hacemos con Vaca Muerta si el Estado no colabora impositivamente con los productores y si se requieran 13.000 millones de dólares anuales de inversión para conseguir resultados reales.¿ Cuántos años necesitaremos ?
Reconocer nuestros defectos es doloroso, pero es necesario entender que la fantasía no sirve, nos hunde en un mundo idílico pero inexistente.
Pubicado en Infobae el 3 de febrero de 2019.
Link https://www.infobae.com/opinion/2019/02/03/el-dano-que-el-mito-del-pais-rico-le-ha-hecho-a-la-argentina/