Las reglas deben ser claras y previsibles, la constitución de la Ciudad, establece que tiene que haber un plan urbano ambiental, que se actualiza periódicamente, con un modelo territorial, y con un código urbanístico. Se acaba de sancionar hace dos años un código urbanístico, ya se lo modificó en términos generales, el principio que lo regía supuestamente, era que no se iban a hacer más torres, y ahora se acaban de aprobar una serie de modificaciones justamente para hacer torres, o sea que tenemos un código nuevo, que en lugar de actuar como una norma clara, y previsible, que permita proyectar el futuro, ha generado por estas modificaciones una confusión mayor, que beneficia a unos pocos, en un supuesto intercambio de concesiones al espacio público, pero perjudica a todos los que esperan las normas claras y transparentes, y perjudica también, a los que quieren que en la Ciudad haya más espacio verdes, mejores condiciones ambientales, y otro modelo de desarrollo.
Pensamos que este no es el camino, no lo es en los barrios, no lo es en la zona costera, especialmente en un momento, en el que el contacto con el río es particularmente valorado, que se ha expresado las audiencias públicas, que se han expresado a través de las instituciones profesionales, y de organizaciones de vecinos. Reiteramos, necesitamos normas claras, transparentes, previsibles, y no normas a medida cada vez que se trata el proyecto de algún particular que tiene más influencia.