La agenda pública está marcada por el debate educativo, el primer tema es el conflicto entre el gobierno de la ciudad y el gobierno nacional, en referencia a la suspensión de la presencialidad de clases, firmada el día 15 de abril. El gobierno de la provincia de Buenos Aires no entra en ese conflicto, ya que adhirió a la medida, la presentó como una media focalizada que sólo afectaba a 35 municipios. Ahora bien, allí se concentra el 70% de la matrícula, el 67% de las aulas de divisiones, y el 57% de las escuelas, un gran problema, un enorme impacto, por lo tanto, digamos que está medida intempestiva no le permite a las escuelas prepararse para el cierre y pasar a la modalidad virtual. Esto requiere un tiempo, a las escuelas les costó abrir, y por supuesto les cuesta cerrar.
Además, los padres lo han vivido con mucha angustia, y han presentado amparos judiciales, no como una rebelión a la decisión del gobierno, sino fundamentalmente por la preocupación del episodio vivido en el 2020, un cierre generalizado a lo largo de un año en todos los niveles, en todas las modalidades del sistema, por lo tanto, el gobierno de la provincia de Buenos Aires enfrenta varios desafíos.
El primero sería intentar abrir el Ministerio de Educación que sigue funcionando de manera remota, esto tiene un impacto sobre cuestiones administrativas y pedagógicas, por ejemplo, hay muchas dificultades para la cobertura de cargos suplentes, especialmente en pocos días, que es lo que caracteriza la situación laboral en el contexto de la pandemia del COVID-19.
Además sobre cuestiones pedagógicas, la bimodalidad llegó para quedarse, entonces trabajar los equipos para este desafío, mejorar la conectividad de las escuelas, es un eje central de esa política pública. Al mismo tiempo, podría transparentar la información pública sobre los contagios en las aulas burbujas, para que los cierres se sustenten sobre datos educativos y no sólo sobre cuestiones sanitarias.
Es evidente que el gobierno tiene que tomar una decisión, la evidencia internacional demuestra que las escuelas es lo primero que hay que abrir, y lo último que hay que cerrar, hasta acá el gobierno de la provincia de Buenos Aires ha funcionado claramente en contra de esa vía.