Sin duda uno de los temas pendientes para después de la elección será la determinación del precio de los combustibles, en línea con el congelamiento vigente de su principal insumo, que es el precio del petróleo.
Desde fin del 2017, la Argentina fija el precio de sus combustibles en línea con el precio internacional y toma como referencia el precio del crudo producido en el Mar del Norte, denominado Brent.
A partir de la devaluación del peso, hoy el precio del petróleo interno en la Argentina está por lo menos 13% por debajo del Brent. Por lo tanto, aumentos en los surtidores parecerían inevitables.
Sin embargo, los los anuncios realizados recientemente en relación al aumento de la producción en Vaca Muerta de petróleo no convencional y la creación de excedentes de exportación son quizás la mejor noticia que puede darnos Vaca Muerta en el corto plazo, no sólo porque generará dólares que necesita la economía sino porque modificará el precio actual de referencia de los combustibles, que pasará del precio Brent de importación al WTI de exportación, que hoy es por lo menos 10 por ciento inferior al Brent.
Eso tendrá dos implicancias importantes: la primera, que hará que los aumentos en los combustibles sean sustancialmente menores, y la segunda, que aumentará la productividad de la economía nacional a partir del acceso a una energía más barata.