jueves 17 de julio de 2025
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El cambio cultural que impulsa Milei

Los estoicos caracterizaron a la persona humana como el único ser poseedor de razón, lenguaje y capacidad para distinguir lo justo de lo injusto.

Es una manera simple de sintetizar el significado de la cultura: la facultad de entender, de valorar y transmitir. La acumulación de conceptos, datos e información no alcanza. Hacen falta, además, la valoración y el comportamiento. La forma de tratar al semejante es la manera más sencilla de demostrar cultura. El desprecio por el otro es el modo más grosero de negarla.

La democracia, interpretada como método de organización de la convivencia, es una expresión cultural de primer orden. Adjudica a cada persona la facultad de conocer la realidad, autogobernarse y decidir. Incluye los tres elementos que la convierten en operativa: fines, medios y procedimientos.

Los fines: asegurar la libertad, concebida como autonomía de decisión individual y colectiva y la equidad distributiva como forma de promover el equilibrio social. Los medios: el consenso expresado formalmente por el voto y la posibilidad de ejercer el disenso y competir por el poder. Los procedimientos: normas públicas estables que aseguren el acceso universal al sistema y la participación abierta para quienes decidan sumarse como actores.

Milei llegó a la política por otro camino. Interpretó los sentimientos de una sociedad decepcionada y asumió el papel de representante y difusor de ese estado de ánimo. Pero está a años luz de la democracia. Identifica la libertad solo con el mercado, no tolera el disenso –ni entre los propios- y sostiene que la decadencia argentina comenzó cuando el pueblo eligió por primera vez a sus gobernantes. Desprecia la justicia social y piensa que el sistema de garantías constitucionales es un obstáculo a superar.

Tampoco es el más indicado para hablar de cultura. Dicen que sabe de macroeconomía, pero no conoce la historia ni tiene criterio para analizarla. A menudo opina en base a versiones de segunda mano cuya exactitud ni siquiera verifica. Invierte demasiado tiempo en las redes sociales y adaptado a ellas, elige el insulto antes que el argumento. Su lenguaje lo pone en evidencia.

El sólido nivel de apoyo que aun hoy recibe, se fundamenta en una política destinada a reducir el ritmo inflacionario en base al ancla cambiaria de un peso sobrevaluado y a la eliminación del déficit fiscal, apoyada en el recurso de no presupuestar los intereses como gasto del año, sino diferirlos sumándolos a la deuda.

El ajuste lo pagan los jubilados, los trabajadores no registrados, los empleados públicos, los salarios de convenio al 1% mensual y la insostenible desaparición de la inversión en salud, educación e infraestructura. El ajuste así diseñado es definitivamente injusto porque exime al 6% más s rico, condena a la clase media y sacrifica al 50% más pobre.

Cuando Milei comenzó a invocar el cambio cultural como su propuesta de máxima, supusimos que el propósito consistía en convertir la estabilidad monetaria y el superávit fiscal en objetivos aceptados por todos como necesarios para impulsar el crecimiento. Pero lo que vino después demostró que en realidad, el cambio que propicia es absolutamente compatible con su identificación con la ultraderecha y consiste en aprovechar el desprestigio del sistema político para sustituir la democracia por un modelo autoritario de poder concentrado que desconozca los límites legales.

De esa manera, el cambio cultural podría convertirse en una reforma constitucional destructora de derechos, a partir de una sociedad jerarquizada en base al dinero, en la que los más ricos monopolicen el derecho de gobernar.

El decreto 383/2025 con su anexo complementario, dictado el 16 de junio último, es un hito importante en ese camino. Viola el art. 99 inciso 3 de la Constitución, que impide de manera específica modificar por decreto la legislación penal.

Otorga a la Policía Federal las facultades de perfilamiento en base a características personales y la autoriza a ejecutar requisas sin orden judicial, a disponer detenciones por averiguación de identidad, patrullar las redes y registrar y calificar a las personas.

Las “nuevas definiciones” de los roles centrales y secundarios de las fuerzas de seguridad federales que se publicaron días atrás, forman parte principal de este aparato de control social en elaboración.

La política económica profundiza la demolición de la clase media y consolida la fractura social. El resultado será una sociedad desigual, represiva y violenta, características típicas de todo régimen de ultraderecha. El deliberado propósito de polarizar entre el mileismo y el kirchnerismo las elecciones de renovación parlamentaria, particularmente en la Provincia de Buenos Aires encubre nada más que una lucha por el poder, porque en el campo político institucional ambos comparten una visión autoritaria, concentrada e hiperpersonalizada y en materia económica, Milei repudia el concepto de justicia social y el kirchnerismo la sustituyó por una práctica clientelar que utilizó los planes sociales como cantera de voto cautivo.

La solución consiste en construir una alternativa progresista que defienda, en un mismo nivel jerárquico la libertad, la equidad distributiva y los valores morales.

Publicado en Clarín el 15 de julio de 2025.

Link https://www.clarin.com/opinion/cambio-cultural-impulsa-milei_0_ExYtJ7Bo74.html

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