martes 8 de julio de 2025
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Con la audacia no alcanza

La audacia, atributo que según habría dicho Menem, a Raúl Alfonsín le faltó, es una cualidad que Milei comparte con su admirado presidente. Se necesita audacia para salir de la encrucijada destructiva que nos legó el largo reinado kirchnerista.

Menem la tuvo para sacarnos del desbarajuste que había heredado, pero nos introdujo en un desbarajuste peor. La historia no se repite, pero enseña. La Argentina de los corsi e ricorsi , mantuvo una tendencia descendente. Acaso la esperanza hoy alcanza para vislumbrar el país “normal” añorado. Acaso saldremos de una encrucijada para entrar en otra, aun más destructiva, ¿o esta vez será diferente? No lo sabemos.

Argentina está mal preparada para enfrentar un mundo en estos tiempos de incertidumbre. Con escasas reservas, reformas estructurales pendientes, elecciones legislativas en ciernes y un sistema partidario deshilachado, su vulnerabilidad está a la vista.

Las inversiones no llegan, las exportaciones decaen, el magro y heterogéneo crecimiento de la economía no alcanza. Los dólares en el colchón siguen guardados, y las clases medias ven con estupor como ascienden los precios y se achican sus bolsillos, aunque la inflación haya bajado a tasas impensables luego del desmadre kirchnerista coronado por el “plan platita” del candidato Massa. Los ingresos aumentaron en dólares, pero como la esperanza, no alcanzan y las clases medias ven descender estrepitosamente su nivel de vida.

Milei emprendió la formidable tarea de cambiar el régimen económico que nos condujo al desastre. La estabilidad macroecnómica y las reformas para generar una Argentina competitiva en el mundo son condición sine qua non para crecer y distribuir riqueza, así lo reconoce la mayor parte de la dirigencia política.

Así lo entiende una gran parte de esta sociedad hastiada de un sindicalismo de negocios coronado por “gordos” ya ancianos que siguen profitando de sus privilegios; cansada de una estructura impositiva regresiva abrumadora; castigada por un sistema de jubilaciones y pensiones en crisis, no sólo por el impacto de variables económicas o demográficas sino por la inclusión, sin aportes, de ingentes cantidades de beneficiarios como parte de una maniobra demagógica iniciada en 2005 cuando Néstor Kirchner era presidente y el entonces joven Sergio Massa, piloteaba la Anses. Una sociedad harta de una estructura burocrática costosa que impone trabas con regulaciones insensatas.

Milei supo convencer a una sociedad descreída de que podía acabar con quienes vivían a su costa, distribuían limosnas entre su clientela y engrosaban sus bolsillos. Hoy son muchos los que aceptan que es necesario este via crucis para salir del pozo en que estamos hundidos. Es una novedad.

Empero, no son pocos los que advierten que la motosierra echa el agua de la bañera con niño y todo. Combatir la corrupción en el Estado no significa denostar a los funcionarios públicos, terminar con los gastos opacos de la política no entraña afirmar que la justicia es una estafa y que cada cual se las arregle como pueda con su caña de pescar que parece ser un artefacto a distribuir por el Estado, no se sabe cómo ni cuándo aun, excepto que se crea que esa caña son las nuevas reglas de juego en cuyo caso ya sabemos que algunos lograrán pescar y otros no y florecerá entonces una sociedad mucho más desigual.

Son los costos de “la destrucción creadora shumpeteriana”, se dirá. Por cierto lo son, pero eso no supone abandonar políticas sociales compensatorias que tiendan a reparar el equilibrio social.

El Milei dogmático y el prágmático conviven: las AUH siguen a un ritmo superior a la inflación. No tendremos ingentes cantidades de condenados a la intemperie como las que arrojó el menemismo y fabricó el kirchnerismo.

La pobreza cae, pero sin educación de calidad, reducida a islotes de excelencia privados; sin salud protegida para los que no acceden a las costosas prepagas; sin estímulos a la ciencia y a la cultura,¿ qué sociedad nos devuelve a la mirada las políticas de déficit cero?

Mientras tanto, el mundo político está en ebullición, no sólo por la inminencia de elecciones, sino porque la llegada de la LLA disparó los realineamientos partidarios y estamos asistiendo a un proceso de reconfiguración del mapa político cuyo perfil aun no avizoramos.

En este contexto de polarización habrá que enhebrar una coalición de moderados que asegure que la alternancia política no será la regresión al pasado sino la continuidad de un nuevo patrón productivo en una sociedad más justa y más libre para todos.

Milei supo interpretar un grito de cambio de una sociedad maltratada por el kirchnerismo y frustrada por el ensayo fallido de Cambiemos. Irrumpió prometiendo terminar con la casta. Sin embargo, la noción de casta es tan vaga que nadie puede decir quiénes lo son o dejan de serlo pero termina incluyendo a todo aquél que no coincide con las ideas o con los modales iracundos del Presidente. Esperemos que las palabras incendiarias no alimenten la violencia física. LLA avanza, pero la libertad de los argentinos, el derecho a disentir, a ser respetados y escuchados, retrocede.

Publicado en Clarín el 7 de julio de 2025.

Link https://www.clarin.com/opinion/audacia-alcanza_0_HpjJMfAci1.html

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