viernes 4 de julio de 2025
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¿Primero la patria?

I. YPF: empresa fundada en 1922 durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen, empresa que contó como director con un militar e ingeniero considerado un símbolo de eficiencia, lucidez y patriotismo: Enrique Mosconi. Durante años YPF fue evaluada como una de las empresas petroleras más importantes del mundo y su gravitación llegó a ser tal que para más de un historiador el golpe de estado del 6 de septiembre de 1930 “tuvo olor a petróleo”. Después vinieron tiempos de zozobras en un mundo cambiante donde se puso en discusión que las empresas petroleras sean controladas en todos sus tramos por el estado. Frondizi algo supo, algo intuyó y en algo se equivocó al respecto. A todo esto YPF ya estaba constituida como un símbolo nacional, tan importante como San Martín,  Carlos Gardel o Diego Maradona. No obstante ello, en los años noventa Menem y Cavallo se animaron a privatizarla. Lo hicieron por tramos pero lo hicieron. Todos los pasos legales se cumplieron, es decir, el peronismo mayoritario en el Congreso votó jubiloso la privatización. Hay crónicas que registran que los legisladores por Santa Cruz fueron los que con más entusiasmo levantaron la mano  

II. Retórica nacionalista del siglo XX para un chanchullo político y corrupto en el siglo XXI. Así más o menos fue la cosa con el actual escándalo de YPF, escándalo provocado como consecuencia del fallo de la jueza norteamericana Loretta Presska, gracias al cual Argentina debe entregar el 51 por ciento de las acciones de YPF. Los protagonistas de este culebrón son titulares y funcionarios de los gobiernos peronistas de Menem y Kirchner. Unos hicieron negocios privatizando; otros lo hicieron estatizando. Populismo en estado de virginal pureza. El pasaje de YPF privada a YPF estatal fue escabroso, pero estuvo acompañado de cánticos nacionalistas y antiimperialistas.  Mientras se vivaban esas consignas bizarras, Néstor y Eskenazi preparaban lo que alguien calificó como el primer gran negociado del siglo XXI. Hay que decir también que los Kirchner agitaron banderines a favor de la estatización pero fueron promotores y beneficiarios privilegiados de la privatización, los famosos, ostentosos e invisibles fondos de Santa Cruz. Preguntar acerca de qué hizo Kirchner con esa plata es una iniciativa frustrante, porque desde hace años nos venimos haciendo esa pregunta que nunca tuvo respuesta, tal vez porque lo evidente nunca merece respuesta. Eskenazi, Enrique y Sebastián, no sé si son kirchneristas pero hay serias sospechas de que son o fueron testaferros de Néstor a través del banco Santa Cruz. Después el pase mágico gracias al cual los Eskenazi compran un paquete accionario sin poner un peso. Eso sí: a los caballeros se les reconoció un mérito para entrar en el negocio. Ni expertos en petróleo, ni expertos en recursos energéticos, ni expertos en pases de baile con ritmo de cumbia santafesina. A los Eskenazi se los calificó como “expertos en mercados regulados”. ¿Qué tal Pascual? Luego, estatización mediante, venden las acciones y el derecho a litigar a un fondo buitre. Buenos muchachos. En otros tiempos los hubieran calificado de alevosos traidores a la patria, pero en tiempos de globalización su pecado y virtud es el que dije: “Expertos en mercados regulados”. En la tramoya kirchnerista no faltó nadie: Néstor, Cristina, Máximo, De Vido, Zannini y el compañero Kicillof, el mismo que anda recorriendo la provincia de Buenos Aires amenazando con proclamarse candidato a presidente de la nación.

III. Daría la impresión que la estatización de YPF fue un objetivo apoyado por la mayoría de la nación argentina. Las votaciones en el Congreso así lo expresan. Y apuesto doble contra sencillo que si por casualidad se convocara a una consulta popular la estatización de YPF contaría con  el apoyo mayoritario de la gente. Ocurre que el problema singular no es si YPF privada o YPF estatal. El problema real es cómo se gestionan estos procesos Y allí es donde el peronismo empieza a hacer agua. O, según se mire, empiezan a hacer plata. Eskenazi es el villano de la película. Pero Eskenazi no está solo. Detrás de él, al costado, al frente o en diagonal están los Kirchner. Néstor y Cristina. Y tal vez Máximo. No me queda claro si Kicillof se equivocó, porque entre otras cosas los Eskenazi ya eran beneficiarios antes de que él entrara en escena. ¿Había que pagarle a los Eskenazi para evitar problemas en el futuro? No lo sé. Pero me imagino lo que estaríamos diciendo si nos enteráramos que, además de facilitarle el ingreso sin poner un mango, YPF luego los hubiera indemnizado. Veremos cómo salimos de este embrollo. Se me ocurre que de alguna manera vamos a zafar. Por lo pronto, el gobierno nacional ha pedido la suspensión del fallo con consideraciones que Guillermo Moreno hubiera aprobado. Sorprendente y encantador. Milei defendiendo YPF, defendiendo el rol del Congreso y recordándole a EEUU el principio de autodeterminación nacional. Un Milei nacionalista, antiimperilista y republicano. Para no creer. Consejo discreto para el compañero presidente: deje de imputar a Kicillof torpeza, ignorancia y tontería, no porque Kicillof no se lo merezca, sino porque se hace complicado criticar el fallo de la jueza admitiendo que el ministro de Argentina (no olvidar la continuidad jurídica) es un izquierdista impresentable.

IV. Podría iniciar este capítulo diciendo que el domingo 29 de junio los santafesinos votaron, pero no bien se observa que la mitad de los ciudadanos habilitados para votar no lo hicieron, me veo obligado a no ser tan enfático con mi afirmación. De todos modos el sistema sigue funcionando, los candidatos se eligen y los cargos se ocupan. Es un mal síntoma para la democracia un porcentaje alto de ausencias, pero hasta que cambien ciertas condiciones deberemos resignarnos a convivir con esa omisión. A la hora de los números, el oficialismo habló de una victoria arrolladora y no creo que sea para tanto, aunque el hecho de imponerse en el ochenta por ciento de los distritos y ganar 17 de las 19 intendencias a renovar autoridades, habilita el optimismo, un optimismo sin euforia pero optimismo al fin. Pullaro o sus candidatos perdieron en ciudades como Rosario, Rafaela, Reconquista y Santo Tomé, pero ganaron en Santa Fe, Avellaneda, Venado Tuerto y Esperanza. Los números de Rosario lo instalan al peronista Monteverde como un candidato promisorio para 2027, pero todos sabemos que en dos años pueden pasar muchas cosas, por lo que sería imprudente festejar de antemano sobre todo cuando la diferencia de votos es estrecha. Como se dice en estos casos: todo depende del cristal con que se mire. Pullaro de todos modos tiene con qué agrandarse. Gobierna, trabaja duro y sabe ejercer la autoridad; su relación con Milei es correcta; negocia, aprieta y concede. Del presidente libertario se diferencia en los hechos o dando a conocer opiniones que están en las antípodas del neoliberalismo, opiniones que expresa sin mencionarlo a Milei, sin polemizar ideológicamente con él. Digamos que Pullaro no necesita declamar a cada rato sus diferencias con Hayek y sus simpatías con Keynes porque por lo general la gente sabe cómo está posicionado este joven dirigente radical fogueado en las filas del alfonsinismo y que se perfila como una promesa nacional para el centenario partido de Alem e Yrigoyen. A La Libertad Avanza lo más importante que le ocurrió es que lentamente se está instalando como partido en Santa Fe. Esa lentitud es valorable, pero está muy lejos de las aspiraciones hegemónicas de Javier y Karina. Segundos en Rosario y terceros en Santa Fe. Y en muchas comunas e intendencias casi no existieron.

V. Gildo Insfran obtuvo más del sesenta por ciento de los votos y le sacó cuarenta puntos de ventaja al segundo. Y esto sucede después de casi cuarenta años de gobierno. Aunque no me guste decirlo hay que decirlo: no hay con qué darle. Gana de punta a punta y ahora dispondrá de la mayoría necesaria para reformar la constitución, limitar la reelección a dos períodos en los cuales salvo que Dios o el Diablo decidan convocarlo a su diestra, seguirá gobernando con el apoyo de la mayoría de los formoseños que pareciera que se han resignado a convivir con Insfran gobernador, como los santafesinos nos hemos resignado a convivir con los mosquitos y la humedad. A modo de boutade admito que con la Formosa de Insfran y la Misiones de Rovira los argentinos padecemos la maldición de Francisco Solano López, quien pareciera que nunca nos perdonó que nos hayamos quedado con esos territorios como botín de guerra luego de nuestra díscola sociedad conocida como Triple Alianza.

Publicado en El Litoral el 2 de julio de 2025.

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