sábado 19 de abril de 2025
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La mesa está servida

Los días de mayo de 1813 asomaban el otoño frio de las proximidades del invierno. En esas fechas Simón Bolívar iniciaba la Campaña Admirable, acción que tuvo como objetivo rescatar a Venezuela del imperio español, en Chile la Batalla de san Carlos y José Miguel Carreras, ese entonces Gobernante de Chile, fue nombrado comandante en jefe del ejército patriota, y enfrentó la invasión española. 

En el Rio de la Playa la Revolución de 1810 llevaba ya tres años y el escenario político y militar que se vivía en las Provincias Unidas era de suma intensidad y se encaminaba para lo que sería la declaración de la independencia en 1816. En ese contexto, las ideas de emancipación y de soberanía de la patria eran moneda corriente en las altas esferas de la sociedad y de la política, que atravesaban y se extendían por distintos ámbitos. 

Fue así como surgió la idea de que era necesario crear una canción patriótica que expresara los sentimientos de la época y las convicciones por las que se estaban luchando y la Asamblea Constituyente del año 1813 lanza el 6 de marzo de 1813 una convocatoria que cayó en manos del porteño Vicente López y Planes quien escribió cada uno de los versos y obtuvo la aprobación de la Asamblea. Al mismo tiempo, se le encargó a Blas Parera la composición de la música. Según los testimonios de aquel tiempo, el español creó la partitura en una sola noche.

La presentación tuvo lugar en la casa de María Josepha Petrona de Todos los Santos Sánchez de Velasco y Trillo, más conocida como Mariquita Sánchez, cuyas tertulias en su casa de la calle Unquera, más conocida por todos como “del Empedrado” o “del Correo” (actualmente calle Florida al 200) acogió a las personalidades de su época, atraídas por la hospitalidad graciosa y espiritual de la dueña. Fue la misma Sánchez de Thompson quien entonó por primera vez en la historia los versos del himno nacional reproducido por el famoso óleo de Pedro Subercasseaux (1909) que detalla lo que fue ese día la historia en esa imagen en la sala de su casa llena de invitados que acompañaban la velada.

El museo Saavedra es un testimonio de lo que fue la vida de una de las figuras femeninas más importantes de nuestra historia. Hay recuerdos imborrables de su vida, Sin embargo, en cualquier visita que uno haga al museo Saavedra se dará cuenta que en el montaje original de su sala, hace falta una pieza fundamental: la mesa. Esa mesa donde Mariquita se apoyó para entonar las estrofas de la Marcha  Patriotica no aparece en el mobiliario. ¿Por que falta?, simplemente porque como tantas cosas que pasan en la vida, en el año 1958,  una reconocida casa de anticuarios de la ciudad de Buenos Aires, Casa Pardo, ubicada en la calle Sarmiento entre Florida y San Martin, se la compró a los herederos de una señora Thompson de Ferrari  que había fallecido recientemente y a su vez era parte de la herencia de Martin Jacobo José Thomson, primer esposo de Mariquita.

Mi padre, el Ing Bruno V. Ferrari Bono, sin ningún parentesco con la señora Thompson, pero un obsesivo visitador de las anticuarios, le en sus frecuentes recorridas por la Casa Pardo, descubre  en ese mismo año  la mesa y la adquiere, siendo ella, el  centro de las tertulias que durante muchísimos años se realizaron en mi casa acompañando su   vida diplomática, académica e internacional. En pocas palabras me crie con esa mesa de ébano e incrustaciones de nácar que refleja un paisaje de un canal veneciano,  como centro de la sala de mi casa. Papa en su momento mando a hacer una réplica del juego de sillones originales (que adornan la sala de Mariquita en el Museo Saavedra), y en más de una oportunidad le era solicitada la pieza para exhibir el juego original completo en exposiciones históricas organizadas por la  Secretaria de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, el Museo de Bellas Artes y la Feria de Anticuarios.

A pocos años de haber fallecido mis padres, hoy la “mesa” está transitando hacia un nuevo destino en la generación de sus hijos. ¿Cuánto más tiempo quedará en la familia?, es la pregunta que todos nos hacemos y que quizá también se hagan algunos interesados que se han acercado a preguntar cuál es el precio de esa parte  de la historia de nuestro país y si queremos venderla. Mientras tanto, como en las mejores películas de época, viene muy bien la frase: “la mesa esta servida”.

Publicado en Notiar el 16 de abril de 2025.

Link https://www.notiar.com.ar/index.php/opinion/136030-la-mesa-esta-servida-por-gustavo-ferrari-wolfenson

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