Ante las denuncias, muchos conservadores comenzaron a culpar a Dans y su engendro de perjudicar las posibilidades electorales de Trump, quien afirmó varias veces que ni siquiera había leído el Proyecto 2025 – lo que no es impensable puesto que tiene 900 páginas – y que consta de cuatro pilares: un plan de políticas públicas, una base de datos de 10.000 conservadores dispuestos a formar parte de la administración federal, cursos de capacitación sobre las funciones del gobierno para abordar los posibles nuevos nombramientos y un plan de acción para cada agencia.
Presionado para renunciar a la Fundación, Dans dio las hurras, no sin dolor, a finales de julio de 2024. Hoy vive en Carolina del Sur, y trabaja como abogado y lobista y asegura que está encantado con el grado en que el Proyecto 2025 se ha convertido, de hecho, en el mapa de ruta de la administración Trump. “Supera con creces mis sueños más descabellados”, dijo Dans a POLITICO. “No será un camino fácil de ahora en adelante. El estado profundo va a recuperar el aliento. Pero la forma en que (Trump) ha logrado influir y alterar la ortodoxia, y al mismo tiempo cautivar la imaginación de la gente, creo que augura cuatro años fantásticos”. Según su parecer el Proyecto 2025 no podría ser llevado adelante sin el liderazgo de Donald Trump para unir a la gente y la capacidad técnica de Elon Musk para orientar el trabajo.
Para los conservadores, el Proyecto 2025 ataca las bases de una administración federal “poblada por liberales”, un estado que se deterioró en su esencia, hace más de 100 años, bajo el mandato de Woodrow Wilson y que causó una gran desviación de la perdurable estructura constitucional del gran experimento democrático estadounidense del siglo XIX. En esa línea, desde Wilson y Roosevelt la democracia ha caído en manos de una elite que determina lo que se debe hacer a través de una “artificio” que se llama: gobierno federal.
Recordemos que fue la burocracia de ese gobierno federal – la que ahora Musk está desarmando desde DOGE – la que puso un freno a muchas iniciativas durante el primer mandato de Trump a quien la división de poderes siempre le molestó.
Ese fastidio de Trump crece cuando los tribunales, incluso la Corte Suprema, se oponen hoy al fin de la ayuda exterior a través de USAID y al despido de miles de empleados del gobierno federal, que en muchos casos han tenido que ser recontratados porque desempañaban tareas importantes. Su furia también llega al poder judicial, echando a fiscales que lo acusaron y amenazando a jueces con su destitución.
Según el Proyecto 2025, la clave del estado profundo reside en la “oscura agencia” llamada Oficina de Administración de Personal, de la que Dans fue jefe de gabinete durante la primera gestión de Trump, desde la cual grises burócratas deciden las políticas federales por sobre lo que el presidente prometió llevar a cabo al pueblo estadounidense.
En cumplimiento del plan que ejecuta Musk, Trump también apuntó los cañones hacia el Departamento de Educación al que primero despobló de agentes y luego cerró por decreto, puesto que es considerado un blanco histórico del movimiento conservador desde su creación, acusado de destruir la calidad de la educación, que, a juicio de ellos, debería estar en manos de los estados.
En líneas generales, además de acusar al estado federal de obstruccionista de la voluntad presidencial, los conservadores atacan al estado de la misma manera que lo hacen en países en desarrollo. Lo acusan de elefantiásico, ineficiente y corrupto como excusa para aplicar un ajuste brutal, sobre todo de personal. Su principal e inconfesado objetivo es terminar con regulaciones y frenos razonables que impiden la explotación salvaje de empresarios que, además, se verán beneficiados por otro recorte de impuestos.
Como una excusa, el Proyecto 2025 aboga por una reducción del gasto público para achicar la inflación, algo que se escucha por estos lares.
Cuando se señala que este modelo, destruirá la división de poderes, profundizará la desigualdad y condenará a las nuevas generaciones a peores condiciones de vida, se escucha una frase que retumba en estas costas y repetida por Dans: “Eso es lo que votó la gente en las elecciones.”