miércoles 15 de enero de 2025
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Los aportes al estudio de la democracia republicana en la obra de Carlos Strasser

In memoriam de Carlos Strasser (1936-2025), por su invaluable contribución al conocimiento y desarrollo de la Ciencia Política.                                                                                                                                                                                        *Javier Etchart

El reciente fallecimiento del profesor Strasser dejó a la Ciencia Política sin uno de los intelectuales que más contribuyó a su desarrollo y profesionalización. En estos días, prestigiosos colegas han expresado su pesar por su partida y le han dedicado extensas palabras de reconocimiento por el paso que tuvo por diversas instituciones académicas.

En este caso, y sin pretensión de abarcar toda su obra —que, por cierto, fue extensa y prolífica hasta el final de su carrera— el objetivo es resaltar algunos aspectos relacionados con su gran tema: la Democracia, aunque vinculándola con un adjetivación posible: la República, durante la primera etapa de nuestra democracia contemporánea. Su contribución al tema es doble: por un lado, teórica, al dedicarse a un tema que aún mantiene su vigencia; por otro, política e ideológica, por haber sido un participante activo en la consolidación de la democracia naciente.

Superada la etapa dictatorial, en 1985 Strasser escribió dos artículos centrados en un tema común: “La democratización en la Argentina, hacia 1985” y “La legitimidad y el orden democrático. Apuntes en torno a la ideología argentina. Sus cambios y perspectivas”. En ambos, la atención se enfoca en analizar la joven democracia argentina, con especial énfasis en la cuestión del “orden político”.

Con el objetivo de comprender las razones históricas de nuestra inestabilidad política y, en clave weberiana, sostiene que la principal dificultad de la Argentina radica en la imposibilidad de lograr un régimen político “legítimo”, es decir, uno que sea aceptado, respetado y defendido por la mayoría de la población y no impuesto por la fuerza, tal como había sido la práctica histórica del país. Precisamente, observa disputas por opciones polarizadas, ninguna de las cuales logra consolidarse a largo plazo. En sus palabras: “En el país no hay, desde 1930/1943, período divisorio de las dos grandes etapas de la Argentina moderna, ni legitimidad única, ni poder político legítimo. Lo que hay es un poder severamente recortado”.

En los trabajos mencionados, plantea una serie de ejes dicotómicos sobre la legitimidad que ilustran la experiencia argentina durante las últimas cinco décadas:

-república/dictadura;

-democracia/oligarquía/tecnocracia dirigida;

-ciudadanía/corporativismo;

-pluralismo/movimientismo;

-estatismo/antiestatismo;

-libertad/igualdad, y,

-política internacional occidentalismo/no alineados.

No es el propósito aquí validar su hipótesis, ni analizar cada una de las dialécticas presentadas, sino observar cómo el autor puntualiza el tema de la república, confrontándola directamente con las dictaduras y diferenciándolas de las democracias. Por lo tanto, para comprender este punto, es necesario especificar cuáles son los rasgos distintivos de su concepción sobre la República, tratando de analizar qué elementos de esa tradición lingüística se iluminan a través de sus intervenciones.

Así, en el primero de los artículos mencionados, sostiene: “República y dictadura son regímenes de gobierno. El primero es legalista, consulto, abierto, controlable, tiene y debe responsabilidades. El segundo, todo lo contrario. Pero en cuanto a los títulos de soberanía, y a la representación, ya sabemos que lo mismo el uno que el otro pueden en efecto ser representantes de la voluntad popular y legitimarse por ella”.

La cita permite observar el tema de manera más amplia y compleja. Por una parte, ubica a la dictadura (y a la democracia) a través de un uso restringido, como formas de gobierno, como regímenes políticos; por la otra, reconoce que una dictadura podría ser aceptada –legitimada- por la población. Sin embargo, seguramente, lo más interesante radique en los rasgos distintivos con los que define su concepto de republicanismo.

Así, su concepción de la república se asocia a los siguientes elementos: a) un régimen de gobierno basado en leyes, no en individuos (la idea legalista); b) la apertura pública, en contraste con el secretismo; c) la capacidad de ser controlado y revisado; y, d) dado su carácter público, la obligación de rendir cuentas por sus actos, con responsabilidades ante la ciudadanía. Hoy diríamos que es accountable, y agregaríamos que esta característica lo orienta hacia su capacidad de respuesta (responsiveness).

Con clara conciencia de que el pasado republicano carga con tintes elitistas –“puede haber repúblicas democráticas y repúblicas oligárquicas”-  el autor considera que esos controles estarán, más o menos abiertos a la población en general, y eso le dará la connotación de democrático u oligárquico. Asimismo, y en esa dirección, reconoce que los últimos años de nuestra historia política se ha recortado el derecho a la participación de algunos partidos políticos conformándose, de alguna manera, una forma republicana, aunque con una democraticidad menguada.

Avanzando un poco más en el recorrido de Strasser, hay un punto adicional donde las preocupaciones republicanas del autor se vinculan con aquellos que, por ese entonces, hablaban sobre los riesgos de la concentración del poder, criticando a las formas presidencialistas y abonando las ideas parlamentaristas (como el caso de Santiago Nino y Juan Linz). Concretamente, en su expresión sobre las dictaduras ponía en duda que esta tendencia se encuentre erradicada definitivamente en nuestro país. Con clara conciencia de este riesgo histórico, afirmaba que no se puede estar seguro sobre el entierro definitivo del gusto nacional por “la figura fuerte y la mano dura” y, nuevamente en clave republicana, “la preferencia por el presidencialismo muy acentuado y el consiguiente desequilibrio en la división de poderes vienen a expresar esta proclividad natural de la sociedad política argentina. Es, quizás, un modo débil o latente de expresarse la dictadura entre nosotros…”.

Con la cita anterior, la idea de república que Strasser propone queda más claramente delineada. Su cuadro republicano se completa al introducir la división de poderes como un mecanismo para frenar las tendencias personalistas e (hiper)presidencialistas, asociadas a imágenes dictatoriales. A esto se suma el riesgo del movimientismo, un ideal monocromático y monopartidario, las que se hallan profundamente enraizadas en nuestras tradiciones y hábitos de cultura política. Según Strasser, estas tradiciones “son el hueso más duro de roer” y, en última instancia, constituirán uno de los mayores desafíos que deberá enfrentar el régimen de gobierno iniciado en 1983.

El intelectual comprometido con su tiempo histórico

Sin apartarnos de las cuestiones teóricas y conceptuales, el análisis de Strasser avanza hacia una exposición de la crisis de legitimidad arraigada en nuestro país, caracterizada por la convivencia de alternativas distintas que han marcado nuestra historia en los últimos 50 años. A pesar de estas tensiones, en términos más  históricos observa un avance cultural positivo en esa dirección, el cual se corresponde con el clima de expectativas favorables para instaurar una democracia republicana. Específicamente, y en el segundo de los trabajos mencionados, sostiene que hay elementos alentadores para ello, “se ha establecido un centro de coincidencia básica, aunque algo genérica (…) en torno a las formas republicanas y democráticas”, incluso, en otras polarizaciones (ejemplo, ciudadanía/corporativismo; o pluralismo/movimientismo) se percibe una atenuación de las tendencias centrífugas.

Asimismo, en la opinión pública han disminuido las voces que, de manera recurrente, pedían por la necesidad de un “gobierno fuerte que termine con la anarquía”. Estos avances se presentan desde dos frentes: por un lado, la renovación del campo político, donde el principal partido de oposición de esos momentos, el justicialismo, “ha hecho las paces con las formas democráticas constitucionales”; incluso cuenta con un sector interno comprometido con su reorganización como partido, dispuesto a competir dentro del marco de las reglas democráticas y pluralistas. Por otro lado, se observa una transformación interesante en el campo intelectual, ya que quienes antes menospreciaban determinadas formas políticas  “parecen hoy inclinados a estimar que no hay ninguna utopía a la vez más valiosa y más intrincada y digna de reflexión y construcción que la democrática, como por supuesto no hay ningún orden como el de un régimen democrático para seguir pensando, discutiendo o simplemente viviendo”.

Estos textos reflejan el espíritu intelectual de la época, lo que le permite afirmar que, después de tanto tiempo, no existe tal cosa como una crisis de legitimidad en nuestro país. Por el contrario, observa un amplio consenso en torno a ciertos ejes centrales de la república democrática.  Podríamos afirmar que el optimismo político de entonces lo respaldó con un análisis teórico profundo.

El posterior derrotero del país llevará nuevamente a Strasser a enfrentar nuevos desafíos, que darán lugar a  nuevas intervenciones cuyos aportes siguen siendo fundamentales para entender la realidad nacional. Su obra no solo marcó un hito en el estudio de la democracia en Argentina, sino que también ofreció claves para fortalecerla, proporcionando un marco teórico que sigue siendo relevante para abordar las tensiones y las transformaciones políticas de la nación.

La profundidad de su análisis y su firme compromiso con la democracia continúan siendo una fuente indispensable para el pensamiento político contemporáneo. Su legado intelectual perdurará como guía para futuras generaciones de pensadores y políticos.

Un profundo agradecimiento al profesor Carlos Strasser por su invaluable contribución.

Hasta siempre.

*Nota: existe una versión completa presentada como ponencia propia en las memorias del XV Congreso Nacional VIII Internacional sobre Democracia, Universidad Nacional de Rosario. Noviembre 2022. http://hdl.handle.net/2133/26093 (pp. 952-965).

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