Soplan vientos de cambio en el sector energético. La productividad de Vaca Muerta le sacó a la macroeconomía la mochila de importaciones y subsidios crecientes y revirtió la crónica decadencia en la producción de petróleo y gas.
El Gobierno apuesta a reforzar estas tendencias mediante la Ley Bases, el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), la liberación de precios y del comercio exterior.
El sector energético perdió una gran oportunidad las últimas dos décadas. La destrucción del sector pisando los precios internos demandó USD 150.000 millones en subsidios los últimos 20 años.
Además, el colapso de la producción local obligó a importar energía por USD 120.000 millones. Mientras Argentina descubría Vaca Muerta, también perdía el autoabastecimiento energético al espantar inversiones. El déficit comercial energético sumó USD 36.000 millones desde 2011 al 2023.
El nuevo escenario ha generado expectativas, reflejadas en el aumento de la acción de YPF, que pasó desde un mínimo de USD 3 en los años 2021/2022, a USD 40 en la actualidad, multiplicándose por 3 en poco más de un año.
La acción de YPF voló en noviembre (de USD 23 a US D40), impulsada por el anuncio de una inversión de USD 2.500 millones en el marco del RIGI, junto con otras seis empresas que ya operan en Vaca Muerta. El objetivo es la construcción de un oleoducto que conecte Vaca Muerta con Punta Colorada y permita la exportación de petróleo a gran escala para mediados de 2026.
Expectativas por producto
A continuación, se presenta el panorama actual del sector y las expectativas que se abren en el nuevo escenario.
Petróleo: La extracción de crudo no convencional comenzó en 2013, lo que frenó la caída de la producción causada por la maduración y falta de inversiones en los pozos convencionales.
En la actualidad el shale oil ya representa el 53% de la producción total del país y sólo en los últimos doce meses creció 35% respecto al año anterior.
Gracias a las inversiones en el nuevo escenario, el BCRA estima que las exportaciones de petróleo aumentarán más de USD 26.000 millones los próximos cinco años, pasando de los USD 10.400 millones en 2024, a cerca de USD 36.700 millones en 2030.
Gas: La extracción no convencional de Vaca Muerta ya representa 64% de la producción total del país. La finalización del primer tramo del gasoducto Vaca Muerta entre Tratayén – Salliqueló junto con la reversión del gasoducto del norte, elimina cuellos de botella en el transporte. sto no sólo permite sustituir importaciones, sino que mejora la competitividad sistémica de la economía vía la reducción del costo de generación eléctrica que depende en un 60% de la disponibilidad del gas natural.
El negocio de exportar gas a mayor escala requiere de inversiones de infraestructura. La deserción de Petronas pone en el centro de la agenda la necesidad de un off taker que permita el financiamiento del proyecto a través de un contrato firme y de largo plazo.
Mientras tanto, avanzan proyectos modulares y escalables que permitirán que el GNL comience a penetrar en el mercado spot, lo que implica que la velocidad de desarrollo de producción de gas, por ahora será distinta a la que observará la producción de petróleo.
El 2024 finalizará con un balance comercial energético superavitario cercano a USD 5.600 millones y es probable que el año próximo pueda duplicarse de la mano de mayores exportaciones de petróleo y menores importaciones del GNL.
El sector del petróleo y gas ya representa un nuevo motor para la economía nacional, dejó de ser una pesada hipoteca y comienza a mostrar un círculo virtuoso de producción, inversión y financiamiento, dejando de mirar sólo el mercado interno, despertando su perfil exportador.