Todo está encaminado para que el próximo martes la Cámara de Diputados le dé sanción definitiva a la Boleta Única de Papel (BUP), luego de la aprobación del proyecto dos semanas atrás en el Senado. No hay margen para más demoras. Para que en las elecciones de medio término del próximo año votemos con este sistema, el Ejecutivo y la Justicia Electoral deben comenzar a trabajar ya en su aplicación y en la adaptación de los procedimientos correspondientes.
Que el trámite parlamentario de la BUP se haya extendido más de dos años -principalmente por la resistencia del gobierno anterior- permitió, por otro lado, que el debate trascendiera las fronteras políticas e involucrara a la sociedad civil, con el aporte invaluable de organizaciones vinculadas a la defensa de los derechos cívicos y la transparencia de los actos de gobierno. Es una regla que no falla: la democracia mejora cuando la gente participa en los asuntos públicos.
En 2025, los electores de todo el país encontrarán en el cuarto oscuro una sola boleta, en la que marcarán sus preferencias por los candidatos y frentes electorales en cada categoría. Es un modelo más transparente, equitativo, sencillo, económico y ambientalmente sustentable, que protege el derecho constitucional de elegir y ser elegido, con igualdad de oportunidades para las fuerzas políticas.
No es ninguna novedad la crisis de representatividad que atraviesan las democracias en el mundo. Argentina no es la excepción; especialmente los jóvenes -la generación de donde saldrán los líderes de los próximos años- miran de reojo a las instituciones. En este contexto, la implementación de la Boleta Única es un aporte a la regeneración de confianza entre la ciudadanía y el sistema político. Para que el desarrollo económico sea una realidad, necesitamos reglas de juego claras y estabilidad.
Allí está una de las claves de este debate. Que las elecciones en nuestro país sean limpias y justas no implica que haya que dejar todo como está. Esa posición denota conservadurismo y desidia. En el campo electoral no existe tal cosa como “equipo que gana no se toca”. Nuestro sistema es perfectible: podemos y debemos mejorar la representación, el acceso a la oferta electoral, la competitividad de las fuerzas políticas y la seguridad de todo el proceso. Por eso la Boleta Única es un avance institucional muy importante.