En una entrevista con el diario Página 12, el dirigente radical bonaerense, Miguel Fernández, quien aspira a presidir el partido en su provincia, atribuyó a la corriente alineada con el presidente de la UCR, Martín Losuteau, no aceptar generar acuerdos para una lista de unidad para designar a las futuras autoridades del partido en la Provincia de Buenos Aires y sostuvo que “nosotros veremos de armar la unidad después de las elecciones”, al tiempo que juzgó que “el radicalismo tiene una crisis de identidad pero que no es de ahora”, tras lo cual dijo que desde su sector “queremos un radicalismo con fuerte identidad bonaerense, un posicionamiento claro en lo que significa la relación con el Gobierno provincial y el Gobierno nacional” y consideró además que la llegada al poder de Javier Milei “es la consecuencia de la otra banquina donde la gente votó por decir que el Estado no sirve” y remarcó que “hay que buscar un Estado que haga lo necesario con los recursos necesarios para construir desarrollo”.
Ante una consulta, el ex intendente de Trenque Lauquen argumentó que no se logró una lista de unidad porque “no logramos limar las asperezas para el cierre de listas. El 90 por ciento del partido quería unidad y el 10 no quiso. Por eso hay interna. Esa unidad no se dio porque un sector no quiso y puso excusas y demoró reuniones. Nosotros veremos de armar la unidad después de las elecciones y como primer objetivo apuntamos a tener un bloque único en la Cámara de Diputados de la provincia. Y así, tener un foco de poder que son los intendentes y otro con los legisladores en un bloque único, y con una conducción partidaria para articular a los intendentes y los legisladores para tener posicionamientos firmes. Una vez que resolvamos la Provincia podemos ir articular con los otros comités”.
Ante la pregunta sobre qué sector no quiso esa lista de unidad respondió: Evolución no quiso acordar. No quiso una lista de unidad. Entre otras cosas, pidió que quede claro un posicionamiento firme de que a futuro no se buscará un acuerdo con La Libertad Avanza. Ahí partimos de un supuesto falso que es la superioridad moral de pedirle al otro un posicionamiento público. Para mí un disparate pedirle a Lousteau o (Pablo) Domenichini (diputado provincial que será su rival directo en la elección) que no vaya con el kirchnerismo”.
“De todas maneras, en esas conversaciones, se acordó que se iba a emitir un documento donde estén estos planteos”, apuntó al aludir a que se plantearía ese entendimiento pese a que ambos sectores no lograron alcanzar una lista de unidad. Fernández expresó: “Estoy en desacuerdo porque es una falta de respeto. Si quieren ver lo que pienso de la responsabilidad del Estado en la organización social, que vengan a Trenque Lauquen. Esto de prejuzgar cosas no genera confianza. La unidad, si no se logra ahora, se logra después, pero hay que construir con confianza, hay que perder esa desconfianza en eso de lo que el otro piensa”.
“Uno tiene matices según las responsabilidades que tiene porque no es lo mismo ser gobernador o intendente que no serlo. Cuando sos intendente tenés que sentarte con un ministro para, por ejemplo, acordar obras o con el gobernador tenés un trato más directo. También te reunís con concejales de la oposición y eso no significa que te cambies de partido político. Fui cuatro años presidente del Foro de Intendentes Radicales y tuve muchas reuniones con Axel (Kicillof) y eso no me vuelve kirchnerista. Yo creo en la política desde la racionalidad”, argumentó.
Al preguntársele si existe un problema de identidad en el radicalismo, Fernández respondió. “Claramente, el radicalismo tiene una crisis de identidad pero que no es de ahora. Hoy luce más llamativa y clara. Nosotros queremos un radicalismo con fuerte identidad bonaerense, un posicionamiento claro en lo que significa la relación con el Gobierno provincial y el Gobierno nacional, donde, más allá del trabajo de nuestros representantes, pueda influir sobre las decisiones en Comité Nacional y poder relacionarnos con los comités de otras provincias, así como con nuestros cinco gobernadores. Quiero ser un embajador itinerante en las provincias”, graficó.
Cuando se le preguntó si ello no atenta contra el lugar del Comité Nacional, el dirigente de la UCR bonaerense explicó: “Pasa que hoy habla de cosas que la gente no entiende y le resultan ajenas y por eso aparecen las crisis de liderazgo. Si decís una cosa y la gente va para otro lado, está pasando algo. Entiendo el rol del Comité Nacional. Sucede que tiene serios problemas de liderazgo, por lo que tenemos que ver cómo resolvemos bonaerenses”.
Al ahondar en esa cuestión, Fernández sostuvo que “en el radicalismo siempre convivieron dos visiones. Por un lado, la del radicalismo del interior de la provincia de Buenos Aires respecto al conurbano y, por otro, la del radicalismo del interior del país para con el radicalismo porteño. Representan cosas y visiones distintas, pero lo que tiene el radicalismo del interior que no tuvo el porteño es responsabilidad de gestión. Entonces, hay diferentes miradas entre quienes tienen o tuvieron responsabilidad de gestión respecto a quienes viven de la rosca. Quienes tuvimos responsabilidad de gobierno, relacionándonos con gobiernos provinciales, en mi caso con Kicillof, entonces podemos aportar a la síntesis partidaria, pero para resolver los problemas de la gente. Si nos olvidamos de los problemas de la gente, la gente busca soluciones en otro lado que no es la política. Y nada nos impide que, como representantes del radicalismo bonaerense, pensemos, dialoguemos y articulemos con los otros veintitrés comités provinciales y con los gobernadores que tienen que gestionar”.
Fernández aprovechó otra pregunta para insistir con el argumento de que “el radicalismo tiene que definir una identidad clara y un posicionamiento claro respecto al gobierno provincial y el nacional. Eso no se trata de ver si se está cerca o no, y no pasa por rechazar todo o no. Eso es algo que muchas veces se le pide a la política, como si todo fuera blanco o negro sin grises. Nosotros planteamos un radicalismo cercano a las gestiones. Quizás con más penetración en el interior que en el conurbano, y por eso hay que tener vocación para gobernar en el conurbano y estamos dispuestos a hacerlo” y respondió que para lograrlo “ahí deben conjugarse dos cosas: experiencia en la gestión territorial y tener tiempo. Eso lleva a la pregunta de por qué alguien quiere ser presidente del Comité. Si lo quiere ser para sumar una estampita, para apalancarse y disputar algo en otra instancia, o para transformar. Y para transformar hace falta experiencia y tiempo. No se puede ser diputado, rector de una universidad y recorrer 135 municipios para construir lo que se debe hacer. Yo tengo experiencia en la gestión y el tiempo”.
Al preguntársele si consideraba que Domenichini no podía hacer lo que el planteaba, el ex intendente respondió: “Él manifestó que quiere alinear al Comité Provincia con el Comité Nacional. Lo quiere encolumnar porque circunstancialmente integra Evolución, el espacio de Lousteau, quien a su vez preside el Comité Nacional. Eso es superestructural. ¿De qué les habla a los bonaerenses con eso? Eso es poder por poder. Nosotros le hablamos al radicalismo bonaerense de poner más intendentes y un gobernador. Hay que ir a cada comité de distrito, donde esta cada vecino y preparar ese proyecto. Hay que limar las asperezas entre grupos dispares y hacer un trabajo de hormiga que hay que hacerlo con mucha escucha porque nadie tiene la verdad absoluta”.
Al responder sobre aquellos que señalan que la UCR terminó siendo ‘furgón de cola’ del PRO en las últimas elecciones, Fernández dijo que “lo que hay que definir es que la UCR no tuvo estrategia para ser competitivo. Hay que tener un candidato con estrategia, y eso no es sólo un discurso. No es fácil de lograr. Todos tienen una historia, incluso Lousteau fue ministro de Cristina (Fernández de Kirchner). La discusión central parece que es ver donde te puedo pegar en los talones para sacar un voto en la interna”.
“La discusión en serio es cómo construir una identidad bonaerense del radicalismo y no que se someta al radicalismo porteño que quiere exportar su fracaso a la provincia de Buenos Aires. Nosotros vamos a ir al revés: vamos a aportar, generar un partido vibrante y con ebullición. De ahí, ver cómo para pararnos ante Kicillof y (Javier) Milei. Hay que tener presente una premisa histórica del radicalismo que siempre fue dar gobernabilidad. Se le da gobernabilidad a Milei y en provincia a Kicillof, porque los legisladores votaron leyes como la de presupuesto. A mí, a nivel local, me lo dieron los concejales peronistas en Trenque Lauquen”.
Añadió: “No le sobra nada a la UCR. Hay que generar nuevos liderazgos en el radicalismo para que todos brillen. En vez de desconfiar hay que encontrar cohesión partidaria entre los que tienen la responsabilidad de gobernar con quienes no la tienen. Hay que ver el momento que nos toca vivir y hacer política. Ver por qué perdimos representatividad y cómo recuperarla para también encontrar el punto equilibrio”, dijo y al responder sobre a qué equilibrio se refería, respondió: “Hace cuarenta años que estamos yendo de una banquina a la otra. Pasamos del estadocentrismo donde todo los resuelve el Estado, mal, bien, con plata o sin plata o la inventamos. El ciclo siguiente nos llevó a la otra banquina, donde se habla de un Estado que no sirve y que hay que eliminarlo. Yo digo que tiene que haber un Estado presente que pueda dar respuestas posibles, no las imaginables, y que permitan desarrollar el país. Sino vivimos en una fantasía que nos llevó a un presidente que dice que es un topo que viene a destruir el Estado. Milei es la consecuencia de la otra banquina donde la gente votó por decir que el Estado no sirve. Hay que buscar un Estado que haga lo necesario con los recursos necesarios para construir desarrollo. Algunos dicen que eso es de tibios, pero para mí hay que tener muchos huevos”.