Desde sus distintos roles aunque unidos en sus tareas profesionales dirigidas a la enseñanza y a la investigación, los especialistas Agustín Campero, Erica Hynes y Roy Hora expusieron durante un encuentro virtual, convocado por el Centro de Estudios Municipales y Provinciales (CEMUPRO), al que adhirió y del que participó la Fundación Alem, en el que coincidieron sobre el descrecimiento y hasta cierto desprecio del Presidente, Javier Milei, respecto de alentar políticas públicas para la ciencia, la tecnología y la investigación que se evidencian en las políticas de desfinanciamiento de las universidades y también de instituciones dedicadas a esas temáticas pero, de todos modos, alentaron promover una conversación pública sobre esta cuestión que exceda al entramado científico y tecnológico.
Campero, presidente de la Fundación Alem y, a la vez, economista y especialista ciencia tanto como en tecnología e innovación, juzgó que la ciencia en la Argentina atraviesa “la peor situación desde la vuelta a la democracia no sólo por la cuestión presupuestaria sino también por los efectos (que producen) las políticas en otras áreas” que despliega el gobierno libertario y que tienen injerencia en el campo de las políticas públicas para desarrollar la tarea de investigación científica, por lo cual expresó su convicción de que Milei “es un Presidente anti-ciencia”, y dijo, además, que “Él (por Milei) piensa básicamente que las instituciones científicas no sirven para nada, que la ciencia la tiene que hacer el mercado y que, en todo caso, la tienen que contratar, financiar o hacer las empresas; descree de las necesidades y los avances que puede tener un país y la calidad de vida de la sociedad que puede surgir del avance de la ciencia. Piensa que no es necesario que la Argentina produzca ciencia”, dijo.
Por su parte, Hynes, Secretaria de Ciencia, Tecnología e Innovación de la provincia de Santa Fe y miembro del Comité central del Partido Socialista, recogió en el inicio de su alocución lo que había planteado Campero que había aludido a la opinión que tiene el Presidente Milei sobre los científicos cuando “nos reprocha a los científicos que nos la creemos mucho porque tenemos un titulo y lo peor que podemos hacer es ponernos en ese lugar y desde ese lugar explicarle a todo el mundo lo importante que es la ciencia. Lo que tenemos que lograr es que la ciencia sea vista por la sociedad como un bien común, como algo que nos sirve, a la que se le pueden pedir cosas porque nos podemos servir de la ciencia para crecer como país y ello es una obligación que no sólo tenemos que tener los científicos sino también los dirigentes políticos”, juzgó.
En tanto, Hora, manifestó sus coincidencias con las definiciones tanto de Campero como de Hynes; sostuvo que “la manera en que hay que pensar la política científica, tiene que estar abierta a una conversación mucho más amplia” y planteó la necesidad de conectar mejor la investigación con la universidad, así como vincular la investigación con el mundo de la empresa y también estimular las vocaciones científicas desde los niveles de educación primaria y secundaria.
Durante el encuentro virtual, coordinado por Ana Catelén, miembro de CEMUPRO y que tuvo a su presidente, José Luis Felice, como anfitrión, los panelistas expusieron en el marco de la reunión que fue convocada bajo el lema ‘La Ciencia en Peligro. Diálogos para impulsar un resurgimiento del entramado científico tecnológico argentino’. Campero, el primero en exponer, sostuvo que Milei “descree de los hallazgos científicos y en ese sentido los efectos más fuertes van a ser sobre la cuestión ambiental (ya que) descree que exista un efecto de calentamiento global y que la Argentina, en el concierto mundial, tenga posiciones, para revertir ese calentamiento global y desarrollar aportes para el cuidado del medioambiente.
Por otra parte, advirtió también sobre la gravedad de las políticas que lleva adelante el gobierno de Milei en torno a la cuestión del presupuesto para las instituciones científicas tanto como para aquellos que se dedican a la investigación lo cual- adelantó- se refleja en las pautas previstas en el proyecto de Presupuesto 2025 que fue enviado al Congreso y que presentó recientemente en el discurso que el Presidente pronunció en el Parlamento. “Es muy fuerte que suspenda las propuestas y los lineamientos de financiamiento” en leyes muy como la de financiamiento a la ciencia y a la tecnología “que la suspende en lo que se refiere al financiamiento”.
Campero alertó también sobre una de las peores cuestiones que acechan al campo de la ciencia como “la destrucción del capital científico tanto en lo que hace al envejecimiento de equipamiento o en lo que hace al eventualmente envejecimiento de los equipos de investigación porque uno de los efectos que se empiezan a ver en las instituciones científicas es que los investigadores jóvenes empiezan a buscar otros rumbos y también en el plano del capital científico en cuanto al peligro de desconexión de corrientes internacionales y equipos internacionales, de internacionalización, así que creo que una de las cosas que lamentablemente van a suceder en estos años y nosotros tenemos que hacer cosas para que no sucedan”, planteó el presidente de la Fundación Alem.
A la par de la preocupación por la situación que se plantea en el país para el área de la ciencia, la investigación y la innovación, Campero reseño otras circunstancias que se plantean, entre los que mencionó, la pobreza, la inflación, el déficit fiscal, el endeudamiento externo, la descapitalización y la incertidumbre económica “constante” en el plano macroeconómico y la inseguridad jurídica que juzgó como factores que ubican al país en el “peor marco” para que se generen inversiones que tengan un impacto en la ciencia.
“Hay que reconocer que todo esto sucede y sucedió en un momento en que se revalorizó mucho las actividades científicas que se realizaron desde las instituciones científicas y el prestigio de los científicos argentinos”, destacó, pero planteó que paralelamente la Argentina sufrió un proceso que la llevó a su actual “decadencia”. Campero puntualizó: “Ha ocurrido que en la Argentina que es un país en el que se había revalorizado la ciencia ganó las elecciones un Presidente anti-ciencia”, insistió y que “tiene ideas más relacionadas con la fe o que no tienen tanto basamento científico sino en supuestos basados en creencias” de otra naturaleza.
Por su parte, Hynes sumó su preocupación por el escenario descripto por Campero y habló de la necesidad que existe en numerosos ámbitos de “hablar de ciencia, tecnología e innovación en este momento tan crítico” del país pero alentó “el desafío de que haya una conversación nueva”, dijo en torno a esta temática. “Que no sea una repetición de otras conversiones”, propició y sostuvo que “para tener esa nueva conversación sobre ciencia, tecnología e innovación nos tenemos que preguntar primero quiénes la vamos a tener y si hay alguien que quiera tenerla con nosotros más allá de los propios actores que hacen ciencia, tecnología e innovación”, planteó.
“Creo que tenemos una mirada muy solemne del trabajo de hacer ciencia”, apuntó y sostuvo que “es necesario tener otra mirada; es decir hablar con otros. Los científicos y las científicas es algo que lo tenemos que hacer. No podemos adoptar una posición moralizante porque es justamente lo que nos achacan”, dijo cuando aludió a expresiones descalificatorias a las que ha apelados el Presidente para referirse a la labor que desarrollan los científicos.
Graficó: “La política y la ciencia fueron puestas en el mismo costado del ring por Milei. A la política se la acusó de ‘casta’, al socialismo se nos acusa de ladrones” y a quienes ejercer la labor en el campo de la ciencia “de inútiles, ñoquis, ratas al igual que a los diputados. Estamos (para Milei) en el mismo lugar”, refirió Hynes, quien consideró luego que “las estrategias (frente a ello) no sé si van a ser comunes pero tenemos que reaccionar pero no seguir haciendo lo mismo. Hay muchos que creen que el CONICET no sirve para nada o que cree que la Argentina puede salir adelante sin conocimiento local y comprando tecnología en otro lado. Tenemos que hacernos cargo, de alguna manera, de eso y demostrar que podemos estar mejor como país con conocimiento local y que eso forma parte de un proyecto de desarrollo del país que sin conocimiento local va a ser imposible”, subrayó la funcionaria del gobierno santafesino y, a la vez, dirigente del socialismo.
Insistió: “Tenemos que conseguir interlocutores; no hablar solamente nosotros y, además, tenemos que decidir de qué vamos a hablar porque hace mucho tiempo que en el ambiente científico argentino de lo único que se habla es que hay que aumentar el presupuesto para llegar primero al 1%, para llegar luego al 3% y que hay que aumentar el número de investigadores e investigadoras porque los países desarrollados tienen tantos investigadores cada cien mil habitantes”, reflexionó Hynes, quien planteó que “no discutimos para qué queremos alcanzar esos indicadores ni decimos dónde tienen que estar trabajando estos científicos y científicas. Tampoco discutimos cómo hacemos para que el conocimiento de buena calidad que se produce se traduzca en mayor bienestar para los argentinos y argentinas. Y eso no es algo que solamente tiene que realizar la ciencia”.
“No le podemos pedir a los científicos y a las científicas que cambien la realidad con sus investigaciones”, dijo la funcionaria, tras lo cual remarcó: “La realidad se cambia con un proyecto político” y ejemplificó: “Uno puede tener la mejor innovación del mundo pero si está en un país donde no puede ingresar a un mercado con esa molécula, por ejemplo, que desarrolló va a estar condenado a que ese emprendimiento se tenga que vender o que directamente no se pueda patentar o que fracase en el camino para convertirse en una empresa y eso no tiene que ver con la ciencia sino con la macroeconomía, la microeconomía y también tiene que ver con un escenario de cierta razonabilidad para todos nuestros procesos productivos y para que la innovación pueda ser una opción mejor que especular o evadir”, subrayó Hynes.
A su turno, Hora, en su exposición dijo coincidir con el estilo que debe plantearse la conversación en torno a la ciencia. “Esa conversación tiene que empezar por entender que los académicos como los científicos somos dueños del tema porque en una sociedad democrática la definición de las prioridades, la manera en que hay que pensar la política científica, tiene que estar abierta a una conversación mucho más amplia porque lo que estamos tratando de construir son, eso espero y confío, bienes públicos para todos”, subrayó en sus primeras reflexiones que, a la vez, expresó su plena coincidencia con las definiciones sobre la situación en que se halla la ciencia, la tecnología y la innovación que había expuesto Campero en su intervención
En ese marco, el docente universitario e investigador del CONICET planteó introducir algunas “ideas” o “desafíos” –dijo- respecto a “hacia dónde tenemos que ir una vez que pase la tormenta o mientras navegamos la tormenta si es posible”, graficó y planteó “la necesidad de conectar mejor la investigación con la universidad. Hoy el centro del sistema, para muchos, está en el CONICET. Fue pensado como centro del sistema en las últimas décadas y, de hecho, ocurrió en dos momentos de la historia. Primero en la última dictadura que puso al CONICET en el centro mucho más que las universidades porque la universidad estaba muy politizada”, rememoró.
“Y después (ocurrió una situación similar) en los gobiernos del kirchnerismo que planteó ‘quiero ciencia llave en mano y voy a invertir en la institución científica más potente que tenemos para ahorrase los problemas de lidiar con la universidad que es una institución políticamente plural y también difícil de domesticar”, explicó Hora, quien insistió en generar una mayor articulación entre la universidad con la investigación y fundamentó esa idea en que “en el mundo en general son las instituciones universitarias aquellas que están en el centro del proyecto científico”, dijo.
Planteó luego que “tenemos que conectar mejor la investigación con el mundo de la empresa”, tras lo cual sostuvo, en ese sentido, que “hay deudas”, tras lo cual remarcó: “Aquellos que defienden o que defendemos a la universidad sacamos a relucir algunos ejemplos brillantes que, sin embargo, no son tantos. Y cuándo nos preguntamos por qué pasa esto se suele plantear que hay un problema de oferta. Tenemos que refinar o reformular las políticas públicas al sector empresario”, puntualizó.
Añadió: “Se parte muchas veces de la premisa de que la llave que abre el cofre de la sinergia entre las empresas y el conocimiento es la política pública y que la vía para profundizar el trabajo en esta línea depende fundamentalmente de más recursos”, tras lo cual juzgó que “Miramos poco la otra parte del problema que es lo que está del otro lado del mostrador, es decir la demanda de innovación y conocimiento científico en el mundo de la empresa”, precisó. Hora enfatizó luego: “Las bases de un sistema de ciencia y técnica más potente hay que empezar a construirlas mucho antes de la universidad. Para forjar una ciencia más vigorosa y más dinámica tenemos que estimular las vocaciones científicas en la escuela primaria y secundaria”, subrayó.