miércoles 5 de febrero de 2025
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El voto de los exiliados venezolanos en Argentina

Desde las 6 de la mañana arrancaron los comicios  que pueden marcar el fin de la dictadura chavista tras 25 años en el poder. Hay abrazos, llantos y un ambiente emotivo.

Miles de venezolanos en la Argentina acudieron desde temprano a la sede de la embajada de Venezuela en Buenos Aires para votar en las elecciones presidenciales que se celebran este domingo en su país. Predomina entre ellos un deseo de cambio. “Libertad, libertad, libertad”, corean en grupo  entre banderas.

Los primeros llegaron antes de las 5, cuando no había salido el sol. Cantaron el himno minutos antes de la apertura de mesas. La votación es manual. Consiste en un tarjetón en el que aparecen distintos partidos políticos, cada uno con la cara de su postulante y un óvalo que la persona debe rellenar para manifestar su voto.

El sentimiento es casi unánime: “Vamos con Edmundo”. Se refieren a González, un diplomático de carrera que fue embajador en la Argentina desde fines de la década del 90 hasta 2002. Es el que pudo pasar las trabas que la dictadura colocó para tratar de dejar a la oposición por fuera de la carrera, que lidera María Corina Machado, la líder que delegó en este hombre la futura silla del palacio de Gobierno, si finalmente vencen a Maduro.

Pasadas las 11 de la mañana, fuentes en el lugar dijeron a Nuevos Papeles que más de 700 personas habían votado, en un padrón de 2665 ciudadanos. Son apenas el 1% entre 220.000 que se radicaron en la Argentina. La dictadura exigió requisitos por fuera de la ley para otorgarles el cambio de domicilio al exterior, como tener pasaporte y cédula vigente, además de residencia permanente, cuando según las normas solo se requiere tener 18 años de edad en adelante y cédula venezolana. Otra traba es que solo atendían, en promedio, a 40 personas por día durante un periodo de unas tres semanas. Muchos fueron e intentaron y aún así quedaron por fuera.

“Fuerza, vamos Venezuela, fuera Maduro”, grita una vecina argentina del barrio de Palermo, emocionada. “Nosotros acá sabemos lo que es una dictadura y pudimos salir de eso, ustedes también lo van a lograr”.

Deseos por un futuro mejor

El ambiente, si bien denota ansiedad por las próximas horas, es de alegría. Suena música venezolana, se venden empanadas, tortas y pasteles. La gente sonríe, se abraza, algunos lloran de emoción. Otros miran sus teléfonos. Les llegan videos de sus familiares que votan en Venezuela. O de María Corina Machado y Edmundo González. Corina, antes de votar, recorrió Caracas en una motocicleta entre ovaciones. A Edmundo lo recibieron con aplausos en su escuela de votación. Maduro, por el contrario, votó en soledad, a la madrugada, sin fervor popular.

A un costado se lee la palabra Venezuela con distintos colores y guiños. Al vinotinto de la selección de fútbol, al araguaney que es el árbol nacional, al artista plástico Cruz Diez. Y al celeste y blanco de la Argentina, considerada por varios como su nueva casa, su otro hogar.

En una tela blanca pintan un mural colectivo. Cada uno puede dejar su mensaje con pintura, marcadores. Por la memoria, la verdad, la justicia. El reencuentro familiar. La vuelta a Venezuela. Este cronista, por caso, recordó el preámbulo de la Constitución argentina, que modificó: “Por nosotros, para nuestra posteridad, y para todos aquellos que deseen habitar el suelo venezolano, Venezuela será libre”.

Se espera un final incierto a la noche. La dictadura no da señales de reconocer su posible derrota. En campaña Maduro amenazó con un baño de sangre si pierde. Lo contrario a miles, millones, que en paz y en las urnas claman dar vuelta la página, conseguir un cambio, restituir la democracia y abrir las puertas hacia la libertad.

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