La elección no estuvo ni cerca de estar disputada. El gobierno se llevó todo y lo que no se llevó parece ser que fue porque no quiso, para no mostrarse como el nuevo PRI. Ganaron 6 de las 8 gobernaciones en juego y ya gobiernan en la gran mayoría de los Estados, 25 de 32. Esto es diferente a 2018 donde apenas tenían seis gobernaciones. Vuelven a tener dos tercios en las Cámaras, lo que les permite nuevamente hacer modificaciones a la Constitución, que es flexible y no rígida. Esto AMLO lo tuvo solo desde el 2018 al 2021 y con negociación los otros tres años. También retuvo la Ciudad de México que es un bastión de la izquierda mexicana de donde salieron todos sus líderes: Cuauhtémoc Cárdenas, AMLO y ahora Claudia Scheinbaum.
Sin duda la política mexicana tiene una tendencia al partido único y con esta victoria queda confirmada. La alianza opositora no ha logrado articular una propuesta de país y solamente ha atinado el reflejo de que todos los partidos tradicionales se unieran en una alianza, pero no han generado una renovación de dirigentes, ni de estilo, ni de propuesta, sólo alcanzaron a una mujer como candidata para que el contraste no fuera tal. El tercer partido es el Movimiento Ciudadano, que solo se jugaba el estado Jalisco, que logró retener y que presentó candidato a presidente solamente para no perder el registro (que logró con creces), pero obtuvo malos resultados en Nuevo León donde estban depositadas sus esperanzas presidenciales.
El gobierno de AMLO no ha sido más que un reformismo práctico sin grandes cambios, donde solo se enfocó en tres o cuatro temas claves y un permanente manejo de la agenda pública a través de las mañaneras del presidente. Esos temas son: fortalecer a PEMEX para volver a tener autoabastecimiento, aumentar los planes sociales y las jubilaciones, achicar los gastos innecesarios del Estado a través de la austeridad del gobierno y dos obras: una refinería en Tabasco (su estado de nacimiento) y el Tren Maya. El objetivo no era achicar el Estado sino mostrar un gobierno menos opulento simbólicamente y más cercano a la gente, y para ello vendió el avión presidencial y Los Pinos la residencia presidencial.
Ha habido algunos temas institucionales con el Instituto Electoral (INE) y con la Corte Suprema. Con el INE, ha tenido sus batallas, ya que busca achicarlo dado que tiene una estructura muy grande con una delegación por Estado. El presidente ha intentado una reforma electoral que no ha prosperado, pero pudo negociar que lo dejaran hacer las mañaneras y que no sean consideradas actos de campaña. En el caso de la Corte Suprema logró imponer a candidatos afines a él, tan es así, que una de las principales asesoras presidenciales se convirtió en Ministra de la Corte. Es importante mencionar que dada la historia de fraude del país, el INE es una institución que ha sido fundamental para la democracia mexicana y es considerado una garantía de democracia, pero justo por esta importancia que tiene es que tiene una estructura un poco sobredimensionada. Es importante que las pocas marchas opositoras han sido desde el feminismo y en defensa del INE. El feminismo es otro tema que le trajo dolores de cabeza, y que presidente no ha sabido llevar bien, por eso gran parte del discurso de asunción fue enfocado a que es el tiempo de las mujeres. Si bien el presidente ha sacado varias leyes en favor de la equidad de género, como paridad horizontal en todos los niveles del Estado, el movimiento feminista se ha mostrado en contra del presidente y le ha generado varios conflictos. Entre ellos, la interrupción legal del embarazo y la violencia contra las mujeres, que el presidente desacredito en varias ocasiones.
La nueva presidenta, Claudia Scheinbaum, quien viene de ser jefa de gobierno de la Ciudad de México, no ha demostrado una gestión disruptiva pero que sin duda tiene una agenda más actual que el actual presidente. El rumbo general del gobierno sin duda no va a cambiar, lo social no se va a tocar y seguramente se va a ampliar, pero tal vez pueda ser un poco más moderna la gestión. Ella es bióloga y sin duda tenga más interés en temas de medio ambiente, AMLO tenía una concepción muy antigua en la mayoría de los temas y eso se premiaba sin duda a la gestión que era más bien tradicional, de volver al pasado y sin buscar innovar. Por ejemplo, en temas de energía no sólo no hizo nada por promover la energía renovable, sino que eliminó ciertos beneficios para este sector y apostó por lo tradicional y por eso compró una refinería y construyó otra. En cambio, Scheinbaum en su gestión ha mostrado otras inquietudes y cierto interés por innovar, como por ejemplo la promoción del transporte público eléctrico y la construcción de corredores verdes y el polémico, pero sin duda innovador acuerdo con Airbnb para promover el turismo. Un tema que hay que estar atento es que poder seguirá teniendo el Ejército, institución a la que el presidente le confió temas sensibles de su administración, como ser obras importantes o el control de los puertos y aeropuertos y la creación de la Guardia Nacional, principal política de seguridad de su administración.
En México ayer hubo una elección sin sorpresas, donde ocurrió lo esperado y donde lo que quedó claro es que la gente quiere una continuidad y que la oposición está lejos de ser una alternativa real de poder, a nivel nacional como subnacional. Sin duda quedan abiertos varios interrogantes del devenir del futuro del país. La primera duda es saber cómo MORENA hará avanzar la cuarta transformación, si seguirá con el mismo ritmo o acelerará a causa del abultado resultado electoral. Por otro lado, el sistema político mexicano sin dudas entra en crisis, ya que la solidez del oficialismo enciende todas las alertas y despiertan los fantasmas del prolongado pasado del partido único. Sin duda en la capacidad de la oposición de construir una alternancia y la del oficialismo de no dividirse pasará el futuro del país, que por el momento no parece que vaya a cambiar mucho.