domingo 22 de diciembre de 2024
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¿Qué quedó de la tercera ola?

Hace 50 años se iniciaba en la Europa mediterránea lo que dio en llamarse “la tercera ola de la democratización”, la que se extendería luego por América latina, con sucesivas crecidas y bajantes. Samuel Huntington, que sobre ello escribió y dejó su huella, situaba el arranque de dicha ola en una fecha específica: el 25 de abril de 1974, con la “Revolución de los Claveles” en Portugal que terminó con 48 años de dictadura.

Luego le seguirían Grecia y España, para continuar con los procesos de democratización en los países latinoamericanos en los ‘80’s. Entre 1974 y 1990, más de 30 países en el sur de Europa, América latina, el este de Asia y Europa del este pasaron de un régimen autoritario a un sistema democrático de gobierno, todo ello en el contexto de una revolución global que puede ser catalogada como uno de los acontecimientos políticos más significativos de finales del siglo XX.

La “primera ola” sucede en el siglo XIX y hunde sus raíces en las revoluciones norteamericana y francesa. Le seguirá una contraola autoritaria, entre los años 20 y 40 del siglo XX. La “segunda ola” más breve, entre los ’40 y los ‘60, se revierte con otra contraola autoritaria en los años ‘60 y ‘70.

Cuando se hablaba de transiciones en los ‘80’s se refería al pasaje de regímenes autoritarios a regímenes democráticos. Consolidados estos, las transiciones pasaron a formar parte de los avances y retrocesos que suceden al interior de las democracias. Y empezó entonces a hablarse de “regímenes híbridos”. Gobiernos y actores más o menos democráticos dentro de un sistema institucional que los contiene, con mayor o menor resiliencia.

El foco se desplazó entonces a la evaluación de la “calidad de las democracias”, referencia que permite evaluar los avances y retrocesos de la democracia en los ranking internacionales sobre su rendimiento y evaluación social. En el camino, algunos países, traspasaron el límite y dejaron de cumplir con los requisitos mínimos de un régimen democrático , tal el caso de Venezuela o Nicaragua.

Mientras tanto, el crecimiento de fuerzas “anti-sistema”, ascenso de líderes con sesgo autocrático, retóricas iracundas y políticas extremistas al interior de las democracias, así como su acceso al gobierno -reacciones o síntomas, según se vea, del malestar, la insatisfacción, desafección o desconfianza hacia las instituciones representativas y la política tradicional, en el marco de los cambios socioculturales que trae la revolución digital-, representa un nuevo desafío a las mismas.

¿Son, éstas, excepciones o indicadores de una tendencia? ¿Muestran una “muerte lenta” de las democracias liberales o un nuevo escalón en su evolución histórica? Se cumplen 30 años de la publicación en español de aquel libro de Huntington. Allí escribía el politólogo estadounidense: “La tercera ola, la ‘revolución democrática mundial’ de fines del siglo XX, no durará siempre. Podría sucederla un nuevo rebrote del autoritarismo que constituyera una tercera contraola. Esto, sin embargo, no cerraría la posibilidad de que alguna vez en el siglo XXI se desarrollara una cuarta ola de democratización”.

Publicado en Clarín el 18 de mayo de 2024.

Link https://www.clarin.com/opinion/quedo-tercera-ola_0_1eARWz29jd.html

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