El Departamento Técnico del Instituto General Mosconi publicó el “Informe anual de hidrocarburos 2023”; compila datos de producción, de consumo, reservas, pozos perforados, precios, importaciones, exportaciones, que caracterizan la performance productiva y de consumo correspondiente al último año en Argentina. El informe utiliza una metodología sistémica que permite la comparación de la performance productiva entre años y entre décadas; eso permite analizar las tendencias de largo plazo de nuestra principal industria energética. El IAE Mosconi ha utilizado en todos los casos información oficial de la Secretaría de Energía de la Nación.
Los datos del informe compilan los datos mensuales del “Informe de tendencias energéticas” producido por el Instituto, cuyo contenido es de interés periodístico y divulgado por la prensa oral. El informe con datos de 2023 se analiza dentro de la serie 2013-2023, que abarca los períodos de Cristina Fernández, Mauricio Macri y Alberto Fernández.
La producción de crudo en 2023 fue de 36.868 millones de m3; fue la mayor de la década, superó en un 9% a la registrada en 2022 y en un 16,1% a la de 2013. Sin embargo, la producción de 2023 fue un 25% menor que la del año 1998; y menor que la de 1993. Eso muestra una tendencia productiva declinante en los últimos treinta años no imputable a un hecho puntual.
La tasa de crecimiento promedio del último decenio fue del 1,5% anual, un valor inferior al crecimiento de la demanda anual de los combustibles líquidos consumidos en ese período.
Los yacimientos convencionales declinan en forma pronunciada. La producción de petróleo y gas de yacimientos convencionales, 52% y 42% del total producido de cada producto, disminuyó con tasas del 4,6% y 6,6% anual entre 2013 y 2023.
En 2023, las tasas de reducción respecto del año anterior tienen comportamientos diferentes en petróleo y en gas. La producción de petróleo crudo se redujo un 2,9%; la producción de gas cayó un 8,8%. Esto indica que a partir del año 2020 se aceleró la declinación productiva de las cuencas convencionales de gas; las de petróleo continúan declinando, pero a una tasa menor.
Esa declinación no es común y contrasta con los crecimientos de la producción petrolera convencional en la región en los últimos treinta años en Brasil, en Colombia y en Ecuador. También contrasta con el crecimiento de la producción petrolera mundial, del orden del 30% en los últimos treinta años. Esto permite afirmar que en Argentina ha existido un abandono de las políticas clásicas lideradas por la YPF estatal en el siglo XX sin que éstas fueran reemplazadas por otras que redundaran en una producción mayor.
Es probable que este fenómeno de caída productiva irreversible esté asociado a tres factores: a) el abandono de la exploración en la década de 1990 en que se redujo la labor exploratoria de YPF estatal; b) la eliminación del Plan de Exploración a riesgo, Plan Houston, implementado por el presidente Alfonsin sin reemplazarlo por un plan alternativo; c) la desnacionalización de YPF durante el período 1993-2012, que abandonó la exploración de las cuencas continentales y marinas y desactivó los equipos técnicos de alta calificación.
Un posible causal del cambio exploratorio es el cambio del Régimen de Propiedad de los Recursos de Hidrocarburos previsto en el artículo 124 de la CN de 1994. La nueva disposición constitucional fue implementada por la Ley 26.197 (2006). La experiencia prueba que no se han descubierto recursos convencionales –ni de gas ni de petróleo– en territorios provinciales impulsados por las provincias, ni tampoco en la Plataforma Económica Exclusiva del Atlántico Sur impulsados por la Nación. Esto podría indicar una falla sistémica de la política de hidrocarburos en la Argentina desde 1990 hasta el presente.
La declinación productiva convencional es muy pronunciada y no hay ni hubo una explicación causal convincente de esta anomalía por parte de la Secretaría de Energía (Autoridad de Aplicación de la Ley de Hidrocarburos) en el presente siglo.
Es alarmante que la producción de petróleo convencional en 2023 sea el 37,4% inferior a la de 2013, y que la de gas sea el 49,6% menor que la de aquel año, y que ambas declinen con tendencias de larga. Sería procedente que la empresa YPF hiciera una evaluación definitiva y produjera un informe sobre la potencialidad de la Argentina en todas las cuencas continentales y marinas para fijar una política hidrocarburífera de largo plazo.
La declinación gasífera. En cuanto a la producción total de gas natural, es en 2023 similar a la del año 2001, y se encuentra en un nivel de un 7,8% menor a su pico histórico dado en el año 2004, con un volumen de 52.157 millones de m3. Estos datos ponen en evidencia una producción gasífera convencional declinante en los últimos cuatro lustros, que no ha sido revertida hasta ahora por la producción no convencional.
En nuestra opinión, la baja experimentada en la producción nacional de hidrocarburos convencionales se enmarca en un contexto de baja inversión en la exploración de las formaciones y reservorios convencionales de las cuencas terrestres, observándose una reducción drástica de la inversión de riesgo en esas áreas.
La muy baja inversión en exploración respecto a las performances anuales del siglo XX se manifiesta claramente en una disminución de las reservas comprobadas, probables y posibles de petróleo y gas natural en las cuencas convencionales según los datos oficiales de la Secretaría de Energía. En el período 2012-2022, las reservas comprobadas de petróleo y gas se reducen significativamente en términos absolutos en todas las cuencas con excepción de la cuenca neuquina –única cuenca en crecimiento productivo–, que impulsa el crecimiento total a partir de la actividad no convencional.
Finalmente, un tema que no debería ser soslayado es el poco interés de los gobiernos argentinos en la exploración de nuestra muy extensa Zona Económica Exclusiva de nuestra Plataforma Continental y las inmensas oportunidades exploratorias que brinda el Océano Atlántico en las zonas con yacimientos ya descubiertos por la empresa Total en los años 80.
Conclusión. Argentina tiene una política energética ambigua para los próximos años; ello es consecuencia de varios factores de distinta etiología: a) el primero de ellos es la carencia de una política oficial por parte del gobierno del presidente Milei. No se ha explicitado todavía ninguna política ni por parte del Presidente (podría haberlo hecho en el Congreso) ni por el secretario de Energía en funciones; b) el hecho de que el Presidente se haya manifestado como negacionista del cambio climático introduce una incógnita fenomenal sobre las inversiones futuras, y c) existen ciertas señales respecto a las políticas de inversión de YPF que quizá puedan ser mejor explicadas. Un abandono acelerado de la actividad de inversión en cuencas convencionales podría enfrentar a la propia YPF a tener que abocarse a la remediación de pasivos ambientales de envergadura, como mencionó un artículo reciente del diario Jornada de Comodoro Rivadavia.
Publicado en Perfil el 6 de abril de 2024.
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