jueves 26 de diciembre de 2024
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Otro gobierno antiliberal

El liberalismo es antes que nada, una doctrina que defiende la legitimidad del Estado frente al anarquismo.

Corresponde aclarar un malentendido alimentado por el propio presidente Milei, que se presenta como un liberal. Según Milei, hay variedades de liberalismo, siendo el que él integraría un anarco-liberalismo. En realidad anarquismo y liberalismo son conceptos irreconciliables. El liberalismo es antes que nada, una doctrina que defiende la legitimidad del estado frente al anarquismo.
Esta supuesta afiliación al liberalismo también se da de patadas con otra convicción de Milei: su rechazo a la existencia de fallas de mercado, concepto central en el pensamiento económico liberal y que es la otra cara de la moneda de la defensa del estado liberal: el mercado no provee bienes públicos, ni evita efectos negativos de transacciones particulares sobre terceros, etc, lo que impone la necesidad de regulaciones y políticas públicas para por ejemplo, proteger el ambiente, proveer educación y salud pública, seguridad y defensa.
Si la defensa del anarquismo coloca al Presidente en los extremos más excéntricos del pensamiento político, su descalificación de las fallas de mercado lo sitúa en los márgenes menos respetados de la ciencia económica. Recordemos que estamos frente a un negacionista del cambio climático y alguien que considera al aborto como un homicidio agravado por el vínculo. El liberalismo está en las antípodas del extremismo conservador abrazado por LLA.

Por último, su adhesión a las formas populistas y al lenguaje mesiánico es ajeno a la práctica democrática del liberalismo. La división entre quienes “la ven” y “los enemigos de la sociedad”, sus insultos a quienes disienten de su perspectiva, su constante apelación “a las fuerzas del cielo”, son incompatibles con la tradición tolerante, dialoguista y abierta del liberalismo.
Los jubilados, la clase media y los más desfavorecidos están experimentando en carne propia los efectos de un estado desertor, un gobierno intolerante y un presidente extremista. Al menos merecemos que no se manipule la historia y la tradición democrática: que no se nos empuje al abismo en nombre del liberalismo.

Publicado en Clarín el 21 de marzo de 2024.

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