Al hablar en la sesión de la Cámara de Diputados en la que se debate la llamada ‘ley Ómnibus’, el diputado nacional de la UCR, Fabio Quetglas, expresó que “el cambio no es un slogan, es una necesidad” y tras advertir que “el cambio que necesitamos no será resultado de ninguna fuerza sobrenatural”, expreso que “cuando lo construyamos será fruto del aprendizaje, del trabajo, la constancia en la búsqueda de alternativas y la apertura para comprender que ninguna visión del mundo es tan acabada que no pueda reconocer mejoras en la conversación”.
Quetglas sostuvo: “Una clara mayoría social impugnó los manejos irresponsables del anterior oficialismo, pero las fuerzas que expresamos la necesidad de transformaciones en el país tenemos lecturas, agendas y tradiciones políticas muy diversas, también hemos sido votados para ejercer la representación y es una obligación hacerlo bien”.
Planteó: “Interpretar el momento político, defender intereses legítimos, construir herramientas eficaces y contribuir con la gobernabilidad sin menoscabo del control. En cambio, el tratamiento de estos dictámenes incluidos en el orden del día exhibió muchas de nuestras debilidades, urgencia permanente, improvisación, creatividad negativa. El cambio no es un slogan, es una necesidad, nunca olvidemos que la dimensión del fracaso ha sido tal que quizás el principal atractivo del presidente (Javier) Milei haya sido ser una figura que no haya sido parte del pasado”.
Advirtió: “Sin embargo permítanme poner un matiz. El cambio que necesitamos no será resultado de ninguna fuerza sobrenatural, cuando lo construyamos será fruto del aprendizaje, del trabajo, la constancia en la búsqueda de alternativas, y la apertura para comprender que ninguna visión del mundo es tan acabada que no pueda reconocer mejoras en la conversación” y añadió: “El humus de la humildad es más fértil que ninguna fórmula mágica. El cambio que Argentina necesita no es ni puede ser la síntesis de dos vocaciones hegemónicas. Al contrario, será en el espacio de la negociación adulta, del compromiso, de la gestión profesional, de la institucionalidad cuidada y de la sensibilidad humanista” en la que “podremos construir las respuestas que nadie tiene envasadas por más cátedras que quieran dictar”.
“Quienes hacemos observaciones y establecemos prevenciones, aunque suene paradójico somos aún más reformistas que aquellos que yendo a la carga soslayan peligros o sencillamente parecen desconocer la trama institucional de nuestra constitución. A pesar de las subestimaciones muchas veces el verdadero coraje es la prudencia”, remarcó el diputado Quetglas, quien sostuvo: “Argentina se ha cansado de descalificar la moderación política y el sentido planificador y por ese camino nos hemos sometido a la innecesaria tensión de vivir en el presente absoluto carente de visión y de horizonte ese ahogo que sentimos es vivir sin plan y sin diálogos”.
Graficó: “vamos al grano, no rechazamos sencillamente un proyecto de ley fuera de escala que parece más una pieza comunicacional que el pilar de una transformación consistente, porque hay que separar la paja del trigo; todos los poderes del Estado en Argentina debemos dar un mensaje de responsabilidad; si en esta coyuntura de fragilidad social y económica en vez de hacer un esfuerzo constructivo actuamos por sentido oportunista, apostando al quebranto del país, sencillamente no estamos haciendo nuestra tarea”.
“Se trata de reconocer la legitimidad del cambio y al mismo tiempo la necesidad de encausarlo, para no repetir nuestra cíclicamente historia pendular. Algunas prevenciones son justificadas, la necesidad de reconfigurar nuestro estado es ineludible e indisimulable. somos un poder del estado, y somos el poder del estado que expresa la diversidad. Por eso el debate aquí no es un trámite, es un ejercicio esencial. Solo en los momentos oscuros de la humanidad la política se organizó como un juego de justos y de réprobos, es practicas hoy replicadas en redes solo nos traerán más angustia”.
Apuntó: “Por eso es idénticamente negativo bloquear de manera absoluta y maliciosa a un gobierno legítimo por no compartir su programa, como permitirle una mayoría circunstancial imponer un programa que no atienda la complejidad argentina. Los instrumentos los necesita el gobierno, pero las soluciones las necesita la sociedad”, subrayó Quetglas.
“Los actores del pasado estamos todos en medio de este trámite, los que rebolearon dos puntos del PBI en 60 días para ganar elecciones, en una actitud inescrupulosa, están allí, quienes en su oportunidad no fuimos eficaces para llevar adelante las reformas en tiempo oportuno, estamos aquí, los que siempre reclaman una ‘Moncloa’ pero en la práctica privilegian cuidar el perfil, también están. Es público que el extenso proyecto original enviado por el Ejecutivo fue escrito en los estudios de abogados corporativos más importantes del país, un caso de colaboración pública y privada que democracias liberales de avanza cuestionarían, y también inciden. En Argentina somos muy de mirar el corporativismo en el ojo ajeno”.
El diputado radica remarcó: “Hemos recibido un mamotreto y le devolvemos al gobierno un digno instrumento legal. Si la sociedad no recupera la confianza, todos los gobiernos serán frágiles. Tenemos una crisis moral que excede al debate sobre la dimensión del sector público. Es inconducente un cambio de reglas formales y un siga, siga, en las prácticas políticas. La pérdida de sentido de la acción pública erosiono todas las estructuras. Esta ley tan inmensa no avanza sobre una agenda de transparencia ni en materia de legislación antimonopólica, ni en jerarquización de los servicios públicos”
“La política no se reduce a la comunicación, más allá de los ejercicios de distracción masiva que se ensayen. Este esfuerzo de partidos reformistas y democráticos nos salva del inmovilismo y del vértigo. Las grandes palabras que usamos cada día democracia, libertad, justicia, necesitan de nosotros una acción cotidiana y concreta. Este paso que proponemos dar con nuestras disidencias no es una refundación como insinuaba el pretencioso título de la ley, pero honra la vocación de cambio de la sociedad argentina y es mejor que cualquier salto al vacío”, concluyó Quetglas.