sábado 21 de diciembre de 2024
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La doble cara de Milei: de insultos y tensión a invitar al Papa a la Argentina

Durante años y hasta hace un par de meses el libertario acusaba a Francisco de comunista y amigo de dictadores. El Sumo Pontífice estuvo a punto de venir en 2017. Ahora lo haría por primera vez en los 10 años que lleva al frente de la Iglesia.

Cumplido su primer mes de gestión, Javier Milei demostró tener distintas personalidades, modos de pensar y de actuar. En la campaña electoral hablaba de dinamitar el Banco Central, dolarizar sin titubeos y tiraba una y otra vez dardos contra lo que denominaba la casta, ese grupo en el que puede meter y sacar nombres según le parezca conveniente. Como sucedió con Patricia Bullrich, a quien acusó de ser una terrorista que ponía bombas en jardines de infantes para apenas unos días después integrarla en su Gabinete, al frente del ministerio de Seguridad.

Ahora le tocó el turno al Papa Francisco, a quien este jueves le envió una invitación para que visite el país cuando mejor lo considere. “Usted bien sabe que no necesita invitación para venir a su querida Argentina. A riesgo de decir lo innecesario, le invito a visitar nuestra amada Patria”.

En la misiva, dirigida con carácter de oficialidad hacia El Vaticano y que fue compartida en las redes sociales de la Oficina del Presidente, se considera que la presencia del Sumo Pontífice contribuirá a la pacificación y hermanamiento de todos los argentinos para superar divisiones y enfrentamientos.

En 2018, cuando era un economista apenas conocido por sus posteos en redes sociales y alguna aparición en televisión, no tuvo reparos en criticarlo como a alguien de la peor calaña.

“Francisco me parece un personaje nefasto. Creo que no contribuye a mejorar la espiritualidad de los seres humanos, es la máxima expresión de la tarea opuesta”, consideró Milei en una entrevista con Luis Novaresio en A24.

Aunque ahora pueda parecer lejano, al menos en el calendario, esas mismas consideraciones las tuvo públicamente hasta finales de 2023.

“El Papa ha demostrado una gran afinidad con dictadores como [Fidel] Castro y [Nicolás] Maduro, está del lado de dictaduras sangrientas, tiene afinidad por comunistas asesinos a los que no condena”, respondió Milei en septiembre pasado, cuando compartió una entrevista con Tucker Carlson, conocido por entrevistar a dirigentes y referentes de derecha como Donald Trump.

En esa misma charla, grabada en Buenos Aires, el entonces candidato presidencial libertario defendió las ideas del anarcocapitalismo e insistió, sin fuentes, datos ni referencias, en que Argentina acumula 100 años de decadencia socialista, como si todos los presidentes, partidos políticos, movimientos y dirigentes no hubieran tenido ningún legado exitoso ni diferenciación alguna.

En el archivo ya resonaba la ocasión en que Milei había acusado al Papa de ser un “representante del maligno en la Tierra”.

Un viaje frustrado y “distancia” con la política

En 2023 Francisco reveló que en 2017 tuvo prácticamente lista la que hubiera sido su primera visita oficial a la Argentina, la cual no pudo materializarse y sigue como asignatura pendiente tras 10 años como máximo líder de la Iglesia Católica.

A finales de 2017 el Papa haría una gira por Chile, Argentina y Uruguay, pero unos comicios chilenos le harían postergar el viaje para enero, en coincidencia con las vacaciones de verano, que lo hicieron desistir. Y es que no había opción, pues entre sus normas se estipula no viajar a países en año electoral.

“Quería ir, pero en enero en la Argentina uno no encuentra ni al perro en la calle”, reveló Francisco en una entrevista con la agencia de noticias Associated Press.

En esa misma nota inauguró una lectura que después replicó con otros medios de comunicación a lo largo del año.

“En el año 1955, cuando terminé mi escuela secundaria, la pobreza era de 5% y hoy está en 52%. ¿Qué pasó? Mala administración, malas políticas”.

Aquello cayó como un balde de agua fría en el peronismo, con un Alberto Fernández que estaba decidido a postularse en las PASO de agosto para buscar la reelección, mientras el resto de su coalición (Frente de Todos – Unión por la Patria) intentaba desvincularse de la gestión de la que formaban parte, y a su vez anotaban nombres en las listas para candidatearse.

Francisco, así y todo, pidió en abril que “no lo vinculen con la política, por favor”, entre otras cosas porque hacía muchos años que no residía en el país ni seguía, según su versión, la cotidianidad de su tierra.

Pero tendría oportunidad de coquetear con una visita.“ Quiero ir a la Argentina el año próximo”, contó el Papa a La Nación en abril. Y en agosto redobló la apuesta. “Puedo confirmar que está en el programa. Veremos si se puede hacer, después que pase el año electoral”.

Milei, entre Moisés y las “fuerzas del cielo”

Quizá por cálculo electoral, o a sabiendas de que una cosa es ser candidato en campaña y otra ejercer el poder dentro de la gestión pública, Milei tuvo que dar un giro en sus ofensas contra el Papa.

En los debates presidenciales reconoció que envió a emisarios a pedirle “perdón” (sic) a Francisco, y dijo que lo recibiría con honores de jefe de Estado, tal como propuso ahora en su carta.

Con todo, el Presidente, si bien dice creer en Dios, se muestra cercano al judaísmo por sobre el catolicismo. De ahí que apueste por tener a Israel como uno de sus principales socios internacionales. Es más, está decidido a mudar la embajada argentina a Jerusalén y que sea ocupada por su rabino personal, Alex Wahnish. No cuenta con estudios afines a comercio o relaciones internacionales ni experiencia estatal, por lo que el suyo es un nombramiento político.

Milei es un hombre dogmático. Aunque es economista de profesión e intenta, con números y datos no siempre comprobables, demostrar que tiene las recetas para resolver la crisis de la Argentina, hay personas y creencias que le pueden más que a sí mismo.

“Mi máxima referencia es Moisés. Cuando vos entendés los valores, no se negocia”, comentó una vez Milei en una entrevista con La Nación Más en abril de 2023.

Enfrente, Luis Novaresio le insistía en que en la política es condición fundamental dialogar con los demás. Y el líder libertario, lejos de dar su brazo a torcer, le insistía con Moisés y los dogmas.

“Yo hago un planteo moral. Ser liberal no es ser utilitarista. Moisés es el único profeta que pudo hablar con el creador”. De nuevo, el dar como irrebatible un punto de vista personal.

En su línea discursiva, el libertario suele apelar a lo que denomina “fuerzas del cielo”, especialmente cuando habla de la crisis que sufre el país. Se trata de una creencia dogmática que no existe, no está en ninguna ley ni la Constitución, pero a la que busca aferrarse para dar sentido a su narrativa, agrupar a los propios y dividir a los que piensan distinto. Así ha sido, repetitivamente, una y otra vez en su primer mes de gestión al frente de Casa Rosada.

 

 

 

 

 

 

 

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