Primero definamos meme, si lo buscamos en google encontramos lo siguiente: imagen, video o texto, por lo general distorsionado con fines caricaturescos, que se difunde principalmente a través de internet.
El presidente hizo de la caricatura su principal herramienta de campaña, solo tres ejemplos alcanzan para entenderlo, usó una motosierra como imagen de la reforma del estado, se dejó crecer las patillas para homenajear a Menem y utilizó un león como metáfora de fuerza y fiereza.
Todas ellas imágenes alegóricas y definiciones caricaturescas de sus ideas, fáciles de trasmitir sin palabras y hermosas para postear en tiktok o reenviarlas a los contactos de WhatsApp.
Brillante estrategia, ganó la elección y los memes fueron protagonistas, siempre jugando al fleje, fuerte y potente.
Hasta aquí podríamos decir que entendió la preponderancia de la imagen sobre la palabra en la comunicación política. Pero la campaña terminó y entonces surge el siguiente interrogante.
¿Se puede gobernar con la misma lógica que en la campaña?
Otro ejemplo del meme: la campera camuflada en su visita a Bahía Blanca ¿qué sumaba? Otro meme, en el que se enganchó su Ministro de Defensa para completar la imagen border, pero esto no es casual, como siempre ocurre en política el ejemplo cunde rápido si se trata de imitar al jefe. Así fue que hoy nos despertamos con un meme de un asesor presidencial mostrando una pila de papeles que simbolizan la derogación o reforma de cientos de leyes. ¿Cómo puede considerarse la imagen de Federico Sturzenegger sino como una provocación hacia otro poder le la república? No se comprende la necesidad de su manifestación y la demostración simbólica de esa pila de hojas mas allá de la denostación del rol del congreso.
El presidente de los memes contagia los memes.
Un ex ministro fracasado, un ex presidente del Banco Central fracasado, se mofa del congreso y la democracia, floreando una pila de hojas y sonriendo, tal vez sea una revancha hacia el congreso del que formó parte sin ningún lustre. Sturzenegger es claramente un meme de la degradación de la calidad democrática y un aporte significativo a la inseguridad jurídica de la que somos símbolo mundial.
El presidente asumió hace 9 días, es obvio que no ha podido analizar y mucho menos consultar con su gabinete un decreto de necesidad y urgencia de tamaña magnitud, por supuesto también se duda de la calidad de “urgencia” de muchas de esas derogaciones y reformas.
¿Es esta la mejor forma de comenzar un gobierno para un presidente con enorme debilidad parlamentaria? ¿O tal vez es una necesidad de seguir comunicando con imágenes fuertes ante una debilidad estructural inédita para la historia política argentina? Estas preguntas la responderá el tiempo, pero queda claro que la caricaturización no se ha abandonado en términos de comunicación y esto profundiza una grieta que comenzó el día de la asunción con un presidente dándole la espalda al congreso, que decidió no mostrar la asunción de su gabinete y la gala del teatro Colon. No sea cosa que la imagen del poder se compartiera con otros dirigentes, los de la casta, los que no deberían estar, o mejor dicho no deberían verse cerca el presidente. La grieta entre la clase política y Milei debe sostenerse, aunque sea en forma de meme, porque en realidad la casta está presente en su gabinete, en sus asesores y en muchas de sus decisiones.
Sería agradable abandonar los memes, entregarse al diálogo, reconocer que el 56% fue producto de un balotaje y no de un fenómeno de construcción de absolutismo cesarista. Todos queremos que Milei sea un gran presidente y que no se quede en un meme, porque además esta vez elijo terminar con una pregunta
¿Quién es el fusible de Milei? …