lunes 25 de noviembre de 2024
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Pasado y presente de la connivencia entre el Estado y los empresarios

El gran tema a dilucidar es qué efectos sobre la política y la economía tendrá el acorralamiento de la justicia a la caterva de corruptos privados y públicos puestos en la vitrina del deterioro de todos los códigos morales.

Veamos: ¿en qué quedaron las comisiones que recibió el gobierno de Menem en las privatizaciones? Imaginen las montañas de dinero que del erario público fueron a parar a los bolsillos de funcionarios y empresarios. Se privatizó todo, desde el Jardín Zoológico hasta Aerolíneas Argentinas pasando por caminos, autopistas, ferrocarriles, etcétera. Algo escandaloso y mal planteado con el pretexto del ahogamiento financiero del Estado. Pero entonces la Justicia calló, salvo en alguno que otro caso, como el de la venta de armas a países en conflicto.

Tal vez sea conveniente recordar las tierras públicas (miles y miles de hectáreas) que, como un señor feudal regaló a sus amigos Juan Manuel de Rosas después de la primera Conquista al Desierto.

En la Segunda Conquista al Desierto (porque al sur del Río Negro no había otra cosa que tierra yerma) entre 1878 y 1885 con la bandera de evitar una posible guerra con Chile que consideraba que la Patagonia les pertenecía, Julio Argentino Roca, uno de los padres fundadores de la Argentina integrada y moderna tal como la conocemos, regaló inmensas extensiones de tierras del Estado a los militares que lo acompañaron. Ese fue el origen de muchas familias riquísimas, de esas que construían castillos franceses en medio de la nada. Propietarios que generaron divisas con sus exportaciones de carne de vacunos mejorados, pero que nunca pagaron impuestos. Esas fortunas familiares se fueron esfumando a medida que se cumplía le ley de la herencia por la gran cantidad de hijos y entenados. La Justicia no puso orden entonces, no equilibró lo que era su responsabilidad. Hipólito Yrigoyen fue muy criticado por peculados en su segunda presidencia y los diarios lo atacaron con saña antes del golpe de Estado de 1930. Pero las denuncias quedaron en la nada, no tenían entidad y no se pudieron probar.

El peronismo propuso una corporación donde sacaron ventaja funcionarios y especialmente los sindicatos, que pasaron a manejar fortunas y con el paso de las décadas convirtieron a muchos (no a todos) de sus dirigentes en millonarios. El primer período de Perón forjó la mas alta distribución del ingreso de la población a lo largo de la historia. Pero todo se vino abajo con las pésimas compras de material militar, que las potencias desecharon tras la Segunda Guerra Mundial. A lo que luego se sumó la sequía, desde 1949 hasta 1953 que aniquiló los proyectos. Más los enfrentamientos, la grieta profunda política que se tradujo en su caída.

Arturo Frondizi intentó un proyecto de renovación nunca visto en el país. Pero tuvo sus escándalos, como los del trigo candeal y las acusaciones de los radicales de manejos espurios con las compañías extranjeras que se hicieron cargo de los yacimientos petrolíferos. Tampoco se pudo probar. Entonces se dijo que cierta región sur de la nación estaba montada en un mar de petróleo. Frondizi no pudo soportar los 32 planteos de los militares que lo llevaron al destronamiento. El plan de Frondizi fue increíble. Esencialmente el autoabastecimiento que necesitábamos en industrias básicas (siderurgia y en petróleo, entre tantas). Su discurso, sus sugerencias no tuvieron eco y levantaron presión en numerosos sectores que se oponían.

El Onganiato, otra Dictadura Militar, puso en contacto a generales de alta graduación con empresarios. A tal punto que cuando se retiraron muchos de ellos ingresaron en los Directorios de importantes compañías.

Entre 1969 y 1970 surgió Aluar, a cargo de José Ber Gelbard (que luego sería Ministro de Economía en los años que gobernaba Perón después de su regreso) y Manuel Madanes El gobierno había aprobado el Programa de Desarrollo de la Industria del Aluminio, que dependía de la Fuerza Aérea Argentina. Incluía tres importantes obras: una planta productora de aluminio primario en Puerto Madryn que sería realizada por capitales privados, con una capacidad instalada de 140.000 toneladas anuales del metal. Eso sí: Aluar consiguió que se creara una central hidroeléctrica sobre el río Futaleufú para hacer funcionar la fábrica concretada por Agua y Energía eléctrica a lo que se sumaba un puerto de aguas profundas, dentro del Golfo Nuevo, a cargo del Estado Nacional. El riesgo empresario se suavizó con el respaldo del Estado.

Mucho se habló de la connivencia de Aluar con la Fuerza Aérea y el gobierno en general para llegar a su terminación. Todo quedó en chimentos y chistes.

Desde la década del sesenta y del setenta se puso en evidencia “el club de la obra pública” que dirigía a quien le tocaba determinada obra. A lo que se agregó la cantidad de empresarios y propietarios de bancos amigos del poder que vivían -como entonces se decía- de “las tetas” del Estado. Nombres de relevancia integraban el Club. La señora de Fortabat, Franco Macri, Techint y los petroleros Bulgheroni, entre tantísimos protagonistas.

La justicia se calló y como vimos anteriormente su política fue esa, no mover la estantería donde se asentaba el poder.

Es decir: la corrupción tiene una larga tradición en el país.

Pero las entidades públicas, el Parlamento, la Justicia callaron. Lo mismo fue pasando en Brasil, en Perú, en Colombia y en Centro América.

Es por todo ello que es aplaudible y meritorio el trabajo de jueces y fiscales con el monumento a la exacción por parte de los hombres que rodeaban a Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Esta movida necesitaría el apoyo, en manifestaciones callejeras por parte de la población, que está golpeada por una alta inflación y los valores de los servicios públicos. El juez Claudio Bonadìo y el fiscal Carlos Stornelli merecen un reconocimiento público porque corrieron la cortina y demostraron que junto a pocos más son la excepción en la Justicia argentina.

Pero no se advierten movidas de apoyo que son necesarias.

Han saqueado al país con el pretexto de conseguir dinero para las campañas políticas. En Brasil, víctima de estafas donde estaban involucrados empresarios, financistas, funcionarios de alto nivel y hasta el expresidente Lula sí hubo masivas manifestaciones de apoyo.

La Operación Autolavado o Operación lavado a presión, el Lava Jato, emergió ante la opinión pública escandalosamente. La investigación estuvo a cargo en un comienzo de la policía de Curitiba e inmediatamente de la Justicia, pero especialmente se movilizó el juez Sergio Moro. Y hubo cárcel y castigo para empresarios y hombres del Estado. El pueblo ayudó mucho y repudió los hechos que se develaron. Cayó incluso el responsable de la más importante empresa de Brasil, el titular de la constructora Odebrecht, que también pagó suculentos sobornos, trasladados por lobbistas, en Argentina, Perú, Ecuador donde un presidente debió renunciar y otro ingresó en la cárcel. Pero la economía brasileña apenas levanta cabeza a partir de estos acontecimientos y la política fragmentada

Todas las encuestas están confirmando que mientras crece la disconformidad con el gobierno de Mauricio Macri, Cristina Fernández mantiene su caudal electoral del 18 por ciento. No serán fáciles las elecciones del 2019. Hay varias hipótesis, Una de ellas es la que planteó el colega Joaquín Morales Sola en su columna del domingo pasado en el diario La Nación. Escribió que el peronismo de gobernadores y otros dirigentes no quieren quedar pegados a la corrupción de los últimos años. Ergo se ha planteado una fractura dentro del peronismo. No se sabe si ello ayudará o no en las próximas elecciones donde ese partido quiere volver a gobernar.

Económicamente el Lava Jato argentino con su cadena de “arrepentidos” ha producido, en una economía desequilibrada como la que tenemos ahora en la Argentina, mayores desajustes. Una de ellas: la fuga de inversores (en su mayoría financieros) y la caída en la Bolsa de las acciones de las empresas involucradas.

De ahora en más habrá que manejarse con cuidado. En Brasil, años después del Lava Jato, hay poco entusiasmo que se infiltra en la política y en la economía. A tal punto que hay pocos candidatos para las próximas elecciones presidenciales. Sobresale para el asombro las declaraciones de uno de los candidatos, exmilitar que elogia a la Dictadura Militar que gobernó su país y justifica la tortura para obtener información. Su nombre: Jair Bolsonaro, que tiene a su favor un 17 por ciento de su ciudadanía. Si Lula del PT continúa en la cárcel será representado por un hombre que el elija.

En Italia, la mano pulite, de grandes dimensiones, trajo tormentosos y frívolos dirigentes como el inefable Silvio Berlusconi. Y ahora gobierna, junto a la racista Liga del Norte, el Partido de las Cinco Estrellas, creado por el cómico o buffone Beppe Grillo. La economía de la península anda mal. Y la política está hecha pedazos.

Este sábado el diario Clarín puso en evidencia, en páginas continuadas, que mientras el empresario Carlos Wagner, extitular de la Cámara de Construcción, ya arrepentido, reveló como dirigía Julio De Vido el sistema de las coimas, el exministro, acusado de asociación ilícita o declaró por escrito en Comodoro Py: “Niego total y categóricamente los hechos”.

Publicado en Infobae el 12 de agosto de 2018.

Link https://www.infobae.com/opinion/2018/08/12/breve-historia-de-la-connivencia-entre-el-estado-y-los-empresarios/

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