lunes 27 de enero de 2025
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Vucetich, arquetipo del individuo en libertad

A menudo individuos modestos e ignotos son capaces de dejar huellas profundas en la historia de sus naciones e, incluso, de la humanidad, como es el caso del antropólogo y policía argentino de origen croata, Juan Vucetich, de quien hoy se cumple exactamente un siglo de su fallecimiento.

Nacido en 1858 en la bella e histórica isla de Hvar, en la paradisíaca región de Dalmacia, entonces parte del Imperio austro-húngaro, actual Croacia, emigró a los 23 años a la Argentina, donde se naturalizó, ingresó a la Policía de la Provincia de Buenos Aires, desde la cual desarrolló y puso por primera vez en práctica en el mundo un sistema eficaz para la identificación de personas por sus huellas dactilares.

Su sistema dactiloscópico fue adoptado internacionalmente, al punto que la fecha en que Vucetich elaboró sus primeras fichas dactilares, el 1° de noviembre de 1891, está considerado el Día Mundial de la Criminalística. En sus últimos años, se estableció en un campo de la familia de su esposa, en Dolores, donde contrajo matrimonio y falleció, y donde actualmente se aguarda la decisión política para que finalmente esa magnífica casona pueda ser transformada en una casa-museo que lo recuerde como se merece, aunque no es un héroe olvidado, pues las instituciones especializadas de ambos países ya lo han distinguido otorgándole su nombre a la Escuela de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y al Centro Policial de Estudios Forenses de Zagreb. Asimismo, acaba de publicarse muy oportunamente una estupenda y única biografía existente de Vucetich, escrita por el historiador y escritor platense Juan Pablo Caparra.

Durante mis años como embajador argentino ante Croacia (2017-2020), habiendo identificado a Vucetich como el ícono de las relaciones entre ambos países, es decir, como un símbolo de lo que ambas naciones pueden hacer en conjunto, instauré el “Premio Juan Vucetich” que concede anualmente la Embajada Argentina para distinguir a aquellas personas que han realizado una contribución sustancial a la relación bilateral. Así, en 2017 se lo entregué a Davor Ivo Stier,  argentino-croata, nacido en la Argentina, graduado de mi misma carrera y universidad (Ciencias Políticas con especialización en Relaciones Internacionales de la UCA), en ese momento Canciller de Croacia y actualmente prestigioso político y eurodiputado de ese país. En 2018 se lo concedí a Kolinda Grabar-Kitarovic, entonces Presidenta de Croacia, por sus decisivos aportes a la relación entre ambos países, en particular, su productiva visita oficial a la Argentina, y con quien mantuve un estupendo vínculo. En 2019 distinguí al Dr. Damir Boras, entonces rector de la antigua y prestigiosa Universidad de Zagreb, por haberme apoyado para concretar la firma de un acuerdo de cooperación con la UBA.

En este año simbólico en el que se conmemora un siglo de su desaparición, y más allá de su aporte a los estrechos lazos de migrantes, idiosincrasia e historia de la extraordinaria colectividad croata en la Argentina –una de las más grandes del mundo- que comparten nuestros dos países y de su extraordinaria contribución científica al progreso de la humanidad, el legado espiritual más trascendente del genio de Vucetich acaso consista en que su vida y su obra constituyen una insuperable metáfora del valor del esfuerzo y del mérito individual, de que cada uno pueda desenvolverse en libertad, y de la irrepetible identidad de todo ser humano.

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