sábado 21 de diciembre de 2024
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Un nuevo amanecer tras las montañas

Asumió en Chile Gabriel Boric. Lo que ayer fue incertidumbre hoy es esperanza. Boric supo encarnar los deseos de igualdad, progreso y cambio reclamados en las calles y las plazas de Chile. Les dio cuerpo, organización política y estrategia de coalición. Y también una cohesión y un sentido en su equipo ministerial inicial que traza líneas con las mejores tradiciones progresistas de Chile y con los aciertos del nuevo ciclo democrático que surgió tras el fin de la dictadura.

Nuestro país hermano cuenta, entre sus muchas virtudes, con una estabilidad económica y una previsibilidad envidiables, lo que va a ser cuidado -según la conformación de su equipo y las declaraciones de Boric- por la gestión que se inicia. Pero también tiene deudas: una sociedad dual, muy jerarquizada, con divisiones sociales marcadas y duramente estratificadas.

Es cierto, y es un gran logro chileno, que en este siglo bajaron la pobreza y mejoró la calidad de vida, y que la inercia económica es hacia el crecimiento. Pero también es cierto que se convive con una constitución que tiene todavía algunas duras marcas de una de las dictaduras más salvajes y despiadadas que tuvo América Latina, que fue la de Augusto Pinochet. En las reformas constitucionales de 1989 y 2005 (esta última bajo el gobierno del gran presidente Ricardo Lagos) ya se habían quitado los enclaves más autoritarios de la constitución pinochetista, y sin embargo todavía permanecían rigideces para hacer cambios y la ausencia de derechos sociales.

En Chile miles de estudiantes quedan endeudados, el acceso a la Universidad es muy dificultoso y no es habitual ni esperable que los pobres puedan acceder a ella. El acceso a la salud, para quienes no tienen dinero, también es deficiente. Estos fueron algunos de los elementos que desataron la crisis de octubre de 2019 – impensada un mes antes en un país como Chile, que tuvo algunos picos marginales de violencia, muchísima presencia de gente en las calles, y que trajo entre otras consecuencias un proceso de reforma constitucional y un cambio en la dinámica política.

Las artes del presidente y de la coalición gobernante estarán puestas en gobernar teniendo un parlamento tan equilibrado, y que pone como marco necesario para la gestión el diálogo y la búsqueda de acuerdos. Además Boric será el presidente bajo cuyo mando se va a finalizar el proceso de reforma constitucional y que deberá encarnar, y administrar, la combinación a la vez de: ser un presidente nuevo y novedoso, dar inicio a un nuevo ciclo político, y dar inicio también a un nuevo ciclo constitucional.

Boric, y todos quienes asumen hoy, tienen por delante el desafío de atender las mayores demandas chilenas: pobreza, desigualdad, salud, educación, la posibilidad de acceder a bienes públicos de calidad, el reconocimiento a la multiculturalidad sin que se debilite el sentido de nacionalidad chilena, y sobre todo superar la desesperanza y la apatía. Es muchísimo. La evolución de su gobierno será vista con atención y expectativas por toda la región: estos cambios suelen tener odas expansivas a los otros países de la región.

Ya en su declaración más importante antes de asumir, Boric condenó la invasión de Rusia a Ucrania. En un tuit escribió: “Rusia ha optado por la guerra como medio para resolver conflictos. Desde Chile condenamos la invasión a Ucrania, la violación de su soberanía y el uso ilegitimo de la fuerza. Nuestra solidaridad estará con las víctimas y nuestros humildes esfuerzos con la paz.” Esa declaración ratificó un sendero de posicionamiento de su visión del mundo y de qué piensa respecto al principal problema de política mundial de hoy en día, lo que lo pone del lado de unos y no del lado de otros.

Además de las características conocidas del propio Boric, vale recordar que le ganó a candidato de extrema derecha José Antonio Kast. Esta victoria es un avance en el marco regional: frente a los retrocesos de la democracia liberal y las tendencias autoritarias, autocráticas, de exaltación nacionalista, anti inmigración, de desconfianza frente a lo distinto y de híper fragmentación, la victoria de Boric le dio un nuevo envión al progresismo sudamericano, y pone en primer plano el responder a las necesidades de igualdad, progreso social, y acceso a bienes y servicios de calidad sin que importe el origen social de quien lo necesita.

Saludo con mucha alegría y optimismo la asunción de Gabriel Boric y de la nueva coalición que hoy inicia su ciclo el gobierno en Chile.

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