La condena a Cristina puede ser entendida desde dos dimensiones: la judicial y la política. La primera centralmente gira en torno al debate procesal (al no ser especialista prefiero no ahondar) y de legitimidad, esto es, el desafío para la justicia de investigar a todas las personas sospechadas de corrupción en tiempo y forma, con la misma celebridad. La política tiene que ver con los posibles escenarios que se abran. De esto voy a profundizar a continuación.
Los desafíos están en las dos veredas. Para el peronismo puede marcar el principio de unidad, abonado por la teoría de la proscripción. Algunos buscarán ganar escalones en la carrera por los nuevos liderazgos, que con Cristina al frente estaban tapados. No hay que olvidar que la ex presidenta, si bien es la dirigente opositora que mejor mide, también registra un techo difícil de superar de 35% que no le permitía por sí misma ganar elecciones – el 2019 fue un ejemplo –.
La cuestión aquí es que salvo Grabois, el resto de los dirigentes tienen un perfil más moderado. Además, sectores postergados por La Cámpora van a exigir más protagonismo. Y con esto me introduzco a la vereda de en frente.
Milei hizo todo lo que tuvo a su alcance para sostener a Cristina en el ring electoral. Era una relación simbiótica, donde ambos se mantenían en el podio de la opinión pública con las peleas y clavos de ataúdes. Eso cambia ahora. ¿La estrategia libertaria continuará siendo de polarización? En caso de una respuesta positiva, ¿contra que/quién?
Hasta el momento tanto Milei como Bullrich se sostienen en el podio de la imagen positiva, pero ya en la mayoría de los informes (salvo Giacobbe) lo muestran con diferencial negativo. Al construir imagen bajo el slogan “muerte al kirchnerismo” ahora es hora de mostrar pergaminos propios. El índice de inflación de 1,5% le da un punto muy importante, fundamentalmente porque sigue sosteniendo algo que dijo hacer en campaña (gran parte del electorado perdió respeto hacia los dirigentes justamente por no cumplir las expectativas que generaron en campaña previa a llegar al poder).
Las consultoras también marcan que si bien alrededor de un 65% dice estar mal económicamente, entre 40 y 45% (promedio) ve con optimismo que su situación económica mejorará. Este es otro dato que sin duda el gobierno nacional debe festejar.
Pero en relato discursivo legitimante de una batalla cultura a base del desprecio hacia toda crítica que se le haga, puede que le juegue en contra. Milei y su entorno cercano deben ser sometidos con mayor celeridad a la investigación por posible estafa con el caso Libra, hecho que curiosamente avanza mucho más rápido en EEUU que aquí, donde encuentran también complicidad de aliados políticos. Pero ojo que hay un sector de la sociedad que de la misma manera que vio una buena señal la detención de Cristina, también espera respuestas de la justicia en estas causas. Por lo tanto, habrá que ver cómo maneja la efervescencia con el clima de la opinión pública.
Con una dirigente como CFK presa y habiendo despertado cierto mal humor social, el llamar a odiar a periodistas y a toda persona que piense distinto puede encender una mecha peligrosa. La paz social es fundamental para la estabilidad de cualquier gobierno.
Por último, el mapa político cierra con una incógnita: ¿la oposición buscará reemplazo de Cristina y seguirá el juego como hasta ahora o podrá generar más opciones, en alianzas, que tengan como eje una postura más moderada a los dos extremos dominantes?
Eso estará por verse en las siguientes semanas.