jueves 5 de junio de 2025
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Salir de Venezuela, en primera persona

Operaciones encubiertas argentinas en Venezuela

Quisiera compartir una perspectiva sobre la reciente y valiente operación secreta que permitió llevar a la Argentina a la esposa e hijo del gendarme Nahuel Gallo, injustamente detenido en Venezuela.

Episodios como este no son nuevos. En 2018, logré escapar de Venezuela con el apoyo clave del gobierno argentino —entonces presidido por Mauricio Macri— y de los diplomáticos acreditados en Caracas y Bogotá. Muy especialmente tengo que mencionar a los Diputados Cornelia Schmidt Liermann, Fernando Iglesias, Eduardo Amadeo, Waldo Wolff, Karina Banfi, Lucila Lehman, Pablo Torello, Paula Urroz y Marcelo Wechsler y al Canciller Dr. Jorge Faurie, quienes brindaron un decidido respaldo a la operación que facilitó mi salida del país.

Además de las gestiones diplomáticas para exigir mi liberación, hubo una operación silenciosa para apoyarme en la fuga:
– En Caracas, el personal diplomático argentino me brindó información clave y documentación. Mi pasaporte estaba vencido, y me entregaron un pasaporte provisional para poder viajar.
– Durante días me orientaron, indicándome que no podían trasladarme en un vehículo diplomático, porque estaban fuertemente vigilados y hacerlo era una garantía de fracaso, pero que en colombia nos esperarías nuestros diplomáticos para ayudarnos. Finalmente me indicaron que debía salir esa misma semana. No podían dar detalles, pero el mensaje era claro: no había más tiempo que perder.
– Mi esposa y mis dos hijos salieron primero hacia Cúcuta,. Una vez confirmada su fuga, yo también crucé la frontera.
– En Cúcuta, ya reunidos como familia, nos recibió una persona enviada desde Bogotá. .Nos acompañó a inmigración colombiana, gestionó nuestro ingreso —a pesar de no tener sellos de salida de Venezuela ni cumplir con los requerimientos del gobierno colombiano para permitir el ingreso— informado que el Gobierno Argentino se haría cargo de nosotros, y nos trasladaría en el transcurso de pocos días a Buenos Aires, por lo que no necesitaban pedirnos los boletos de viaje para la salida de Colombia. Luego nos envió en avión a Bogotá. La zona fronteriza era extremadamente peligrosa y él tenía prisa por sacarnos de allí.
– En Bogotá nos esperaba otro equipo diplomático argentino, que nos brindó alojamiento seguro y cubrió todos los gastos.
– Dos días después, nos llevaron al aeropuerto, para enviarnos en un vuelo de Aerolíneas Argentinas rumbo a Buenos Aires.
– En Ezeiza fuimos recibidos oficialmente por una comisión de la Cámara de Diputados que había sido muy activa en mi causa.

Lo ocurrido en Colombia, merece ser contado con más detalle. La persona que coordinó toda la operación desde el lado fronterizo se hacía llamar Jorge. No estoy completamente seguro de si ese era realmente su nombre ni de cuál era su cargo exacto, aunque por el contexto supuse que era un diplomático argentino acreditado en Bogotá. Sin embargo, por su actitud y capacidades, era evidente que no se trataba simplemente de un funcionario consular: era alguien preparado para la acción.

Jorge había organizado no solo la recepción tras el cruce de frontera, sino también un plan alternativo para entrar a Venezuela si hubiese sido necesario rescatarme por los llamados “caminos verdes”. Además, había previsto múltiples rutas de escape hacia Bogotá, ya que sabía que el SEBIN —el temido Servicio Bolivariano de Inteligencia— tenía incluso más personal desplegado en Colombia que en Venezuela, lo cual hacía peligrosa cualquier ruta directa. Había recibido información precisa sobre las zonas con fuerte presencia guerrillera y las vías que debíamos evitar. Si no lográbamos tomar un vuelo rápidamente, estaba preparado para trasladarnos por tierra durante casi dos días, esquivando rutas comprometidas.

El nivel de sigilo con el que se movía y su comportamiento operativo lo confirmaban: no era un improvisado. Cuando llegó a la casa de seguridad donde nos refugiábamos, no perdió tiempo: nos hizo subir rápidamente a su vehículo sin mayores explicaciones. Su prioridad era sacarnos de allí cuanto antes, lo que reforzó mi impresión de que nos encontrábamos en medio de una operación mucho más compleja de lo que se podía ver en la superficie.

Al ver lo ocurrido esta semana con la familia de Nahuel Gallo, quise contar esto. No como anécdota personal, sino como testimonio de una política exterior activa, comprometida y valiente de la República Argentina, que en silencio ha rescatado a perseguidos del régimen criminal de Nicolás Maduro.

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