Remover con una topadora el monumento a un escritor puede ser calificado como un acto de vandalismo. Si lo hace un gobierno, un acto de “vandalismo de Estado”. Una muestra de lo que entienden sus mentores por “batalla cultural”.
Parece que no se trata de confrontar ideas, ahondar en el conocimiento del pasado, enfrentar las narrativas del pensamiento único y las políticas de la cancelación, defender la libertad de expresión y el pluralismo ideológico. Sino de barrer del mapa al adversario, arrasar con las expresiones divergentes y críticas, contraponer a una visión estereotipada y caricaturesca del pasado otra de sentido inverso o antagónico.
Se derribaron monumentos de tiranos y dictadores, hay innumerables ejemplos de ello, en Oriente y Occidente, en el Norte y en el Sur, de Stalin a Somoza, de Ceausescu a Saddam Hussein. Fue la expresión de sociedades civiles activas y movilizadas tras la caída de regímenes represivos e idolátricos. Como contracara, esos regímenes proscribiendo, persiguiendo y eliminando expresiones divergentes, disidentes o contestatarias del poder establecido.
Unas y otras fueron formas simbólicas de reflejar lo que se quería expresar: la libertad contra la opresión, por un lado; la imposición de un orden autoritario o totalitarismo, por el otro. No estamos ni de lejos en situaciones parecidas. Pero hay quienes actúan y viven como si de eso se tratara.
La Derecha Diario, vocero extraoficial del Gobierno, justificó la remoción del monumento a Osvaldo Bayer, que se había emplazado en la ruta de acceso a Río Gallegos, en la provincia de Santa Cruz, en que “Bayer fue un izquierdista que demonizó al Ejército Argentino y glorificó a los anarquistas que sembraron el caos en la Patagonia”. Y se explayó, al respecto: “Bayer jamás ocultó su simpatía por el comunismo y dedicó su vida a denigrar a las fuerzas armadas y a los valores que construyeron la Argentina. No es casualidad que terminara exiliado en Alemania, desde donde siguió con su tarea de desprestigiar a nuestra nación” (https://derechadiario.com.ar/politica/vialidad-nacional-demolio-monumento-al-militante-ultra-izquierda-osvaldo-bayer).
Señala (¿informa? ¿opina?) que como “la estatua de Bayer no era más que otro monumento a la tergiversación histórica, impulsado por el kirchnerismo en su intento de convertir a la Argentina en un templo del relato zurdo, su demolición fue un paso necesario para librar el espacio público de la basura ideológica que la izquierda instaló durante años”.
La memoria histórica insepulta: transcurridos tres días de la remoción del monumento a Bayer por parte de Vialidad Nacional, el gobierno de Santa Cruz anunció la decisión de reacondicionar la obra y reubicarla en otra zona de la ciudad. De manera vergonzante, el gobierno nacional no dio más explicaciones sobre el tema, reconociendo por omisión el paso en falso.
Hace dos años, cuando se discutía sobre el monumento al general Roca en el Centro Cívico de Bariloche, el historiador Diego Barovero escribió en estas páginas una columna que mantiene una tremenda actualidad: “Argentina parece haberse acostumbrado a la desmesura. Desde el poder se propagan mensajes irreductibles ‘vamos por todo´, ‘todo o nada’ (…) lo pendular domina la escena sociopolítica desde hace años (…). Y en ese camino se procura hacer uso de la historia como escenario de batallas político partidistas de la actualidad. Como si no hiciera falta analizar y debatir en torno a políticas sobre el presente y el futuro se traen al presente discusiones pretéritas ya perimidas. Ahora se impone la ´cancelación’ sobre personalidades y situaciones de nuestro pasado. Aunque se imponga la prepotencia del retiro de monumentos y estatuas o el cambio de denominaciones de avenidas, calles o plazas, seremos lo que fuimos. Dijo Ricardo Rojas, uno de los doctrinarios de la argentinidad, ‘Los pueblos tienen una misteriosa manera de saber la verdad, no se defrauda la historia con decretos de honores, porque la historia rasga siempre las sombras del error, del interés y del odio contemporáneo para decir a la posteridad: ¡Esto fue así!´” (Clarín, El monumento a Roca y la política de la cancelación” 31/07/2023).
Lo que vale para Roca, vale para Bayer, dos figuras reconocidas de nuestro pasado sin las cuáles la Argentina no sería lo que es, con sus luces y sus sombras.
Publicado en Clarín el 29 de marzo de 2025.
Link https://www.clarin.com/opinion/removiendo-monumentos_0_g8ZnzYqG7c.html