La ciencia política en la Argentina y el aporte del CEDES: una historia de marchas y contramarchas
El pasado 17 de septiembre La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por iniciativa del legislador Juan Manuel Valdés le otorgó al Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES) un reconocimiento por su labor educativa y social al haber cumplido 50 años. Más allá de lo ceremonioso y emotivo del momento, esto nos permitió reflexionar una vez más sobre la historia y desarrollo de la ciencia política en el país, sin perder una visión crítica.
Si bien el CEDES se desarrolló como un centro interdisciplinario donde convergen las diversas ciencias sociales, desde el espacio de la ciencia política fue fundamental para el reconocimiento de la disciplina internacionalmente. Entre los fundadores de la institución estuvieron Guillermo O´Donnell, Oscar Oszlak y Marcelo Cavarozzi, principales referentes del campo. Ahí se concibió el denominado “enfoque histórico-estructural” uno de los aportes más destacado de la ciencia política latinoamericana al resto del mundo (Bulcourf y Cardozo, 2021). El CEDES se convirtió en un faro del país hacia el mundo tratando de dar cuenta de la especificidad de nuestra realidad, pero sin dejar de producir un diálogo crítico y fecundo con los trabajos realizados en los centros más destacados (Bulcourf, 2023).
Durante el pasado siglo XX las ciencias sociales se fueron desarrollando en América Latina. Esto permitió sucesivos procesos de autonomización de los campos disciplinares, principalmente a partir del derecho y la filosofía, lo que fue generando fuertes tensiones dentro de las comunidades académicas. Una primera influencia positivista trató de introducir una posición realista donde el intento de emplear la metodología de las ciencias naturales fue central. En muchos países esta concepción se vio reflejada en las políticas educativas adoptadas por gobiernos que corte conservador pero que valoraban el desarrollo científico como un elemento central en los procesos de construcción estatal, aunque la importancia radicaba en fomentar más que nada las ciencias naturales y su aplicación en cuestiones prácticas.
Los avatares políticos y las diferentes revoluciones, tanto democratizadoras como posteriormente cívico-militares fueron uno de los factores centrales que generaron fuertes discontinuidades en los procesos de desarrollo disciplinar y en los posibles modelos de ciencia política que se fueron gestando. En países como la Argentina esto se puede observar de manera contundente a partir del golpe militar de 1930. La discontinuidad institucional ha constituido uno de los principales factores que condicionamiento al desarrollo de la disciplina; por esta razón es común el empleo de la metáfora de las marchas y contramarchas.
Las reflexiones en torno al Centenario de 1910, con la aparición de la Revista Argentina de Ciencias Políticas que durará hasta 1928 podría señalarse como un modelo disciplinar en el cual no hay claras diferencias con el derecho público, pero cuya producción no está muy distante del institucionalismo norteamericano de principios del siglo pasado. La creación de la licenciatura en Derecho Consular de la Universidad Nacional de Litoral, en su sede de Rosario es un elemento importante en los procesos de institucionalización de las ciencias sociales. Por otro lado, la reforma constitucional de 1949 propondrá un modelo universitario con mayor compromiso político en la construcción de una burocracia estatal más ampliada y formada, dando paso a la creación de la primera carrera de Ciencia Política y Administración Pública en la Universidad Nacional de Cuyo en 1952 (Bulcourf y D´Alessandro, 2003).
Los cambios en la política de ciencia y técnica permitirán la creación del CONICET en 1957 un hito fundamental para el desarrollo científico en el país. En este mismo momento dos hechos van a repercutir en la construcción paulatina de la ciencia política argentina; por un lado, la creación de la licenciatura en Sociología en el marco de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, y por el otro la Asociación Argentina de Ciencia Política en manos de abogados constitucionalistas. El golpe de Estado de 1966 marcará un punto de inflexión negativo en la llamada “década dorada” de la ciencia argentina. El corto regreso a la democracia terminará con la instauración del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, la dictadura cívico-militar más cruenta de la historia argentina. Esto generó no solo despidos, persecuciones y exilios de gran parte de los estudiantes, profesores y científicos argentinos, sino la desaparición forzada de parte de éstos bajo el terrorismo de Estado. Es en esta bisagra histórica en donde se creará el CEDES, el cual se convertirá en un refugio de catacumbas de un pequeño número de personas vinculadas a las ciencias sociales.
En el acto al que hemos hecho mención Roberto Frenkel lo expresaba claramente rememorando las vicisitudes por las que fue atravesando la institución; financiada por la cooperación internacional y brindando programas de formación en investigación para jóvenes becarios a modo de posgrados informales. A pesar de todo esto el CEDES se fue convirtiendo en un espacio de excelencia por el que transitaron parte de los investigadores más destacados del país. Es interesante señalar el papel que han tenido las mujeres desde el inicio de las actividades hasta hoy en día, en donde no solo encontramos su presencia en un mundo principalmente masculino sino también en las temáticas que se fueron desarrollando, siendo un sitio pionero en los estudios sobre feminismo en el país.
El regreso de la democracia y la ciencia política
La pérdida de la guerra de Malvinas y la crisis económica forzaron una transición por “colapso” y a finales de 1983 la Argentina ingresaría en el actual período democrático. No se trataba de una situación aislada, sino que obedecía a la expansión en América Latina de la denominada tercera ola democratizadora (Huntington, 1994). Casi de forma sorpresiva el partido Justicialista era desplazado democráticamente por la Unión Cívica Radical, encabezada por Raúl Alfonsín. Esto permitirá un amplio y paulatino desarrollo de la ciencia política en la Argentina que podemos apreciar utilizando los indicadores más apropiados para “medir” el desarrollo de una disciplina científica. Van a crearse diferentes carreras de grado y posteriormente de posgrado a lo largo de la amplia geografía nacional. Se van a incrementar exponencialmente las publicaciones de libros y especialmente de revistas científicas periódicas. Se van a crear diferentes asociaciones y la realización de eventos científicos relevantes. Aquí es necesario resaltar la aparición de la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP) en contraposición a la ya existente asociación que hemos mencionado. Esto muestra un punto de tensión entre las visiones más jurídicas y aquellas que pregonaban por una ciencia política empírica y autónoma. Aquí también el CEDES cumplió un papel fundamental dado que la mayoría de sus promotores estaban vinculados a la entidad, entre ellos Guillermo O´Donnell y Oscar Oszlak, siendo este último su primer presidente. Años después se realizará en Buenos Aires el Congreso Internacional de Ciencia Política organizado por la International Policial Science Association (IPSA) en 1991; lo que décadas después se repetirá en 2023.
Los primeros años del gobierno de Raúl Alfonsín serán centrales para la disciplina; el propio presidente estaba preocupado por la consolidación democrática y promovió la creación de la carrera en la Universidad de Buenos Aires, dando lugar en 1985 a la constitución de la “Comisión Strasser” para debatir el diseño curricular que tendría esta nueva instancia educativa. También podemos señalar la creación del Consejo para la Consolidación de la Democracia, un espacio de debate y discusión sobre el régimen político y sus instancias institucionales bajo la conducción de Carlos Nino. Esta primavera democrática tuvo su final con la crisis económica y el cambio electoral asumiendo la presidencia Carlos Saúl Menem. Pero esta ciencia política surgida en y para la democracia no puede ser entendida como un monopolio partidario, sino como un compromiso intelectual y político de la mayoría de los intelectuales y académicos provenientes de ámbitos muy diferentes.
Cincuenta años después podemos sostener que la ciencia política ha logrado consolidarse como una disciplina dentro de las ciencias sociales con cierta vitalidad y reconocimiento social.
Construyendo una mirada crítica y reflexiva: entre la Perestroika y la internacionalización exponencial
En plena pandemia del COVID19 Oscar Oszlak publica su libro El Estado en la era exponencial analizando los enormes cambios en materia tecnológica en las últimas décadas, principalmente en el desarrollo informático y su repercusión en el espacio público, generando nuevos desafíos para el Estado remarcando la necesidad del despliegue complejo de diferentes capacidades estatales para hacer frente a las constantes y variadas demandas sociales. Hoy más que nunca la conocida frase de Francis Bacon “conocer es poder” se hace presente en todos los ámbitos sociales, pero también en la propia construcción de subjetividad (Oszlak, 2020; Sadin, 2022).
La actividad científica ya desde el siglo XVIII se encuentra vinculada a la construcción de redes, pero esto se ha incrementado de manera constante en las últimas décadas. La mencionada pandemia actuó como un catalizador de estos procesos, tanto en la vida universitaria como en los ámbitos de investigación. Es aquí donde la interdisciplina juega un rol central. Más que campos autónomos la complejidad de los nuevos desafíos tanto cognitivos como en el propio proceso de toma de decisiones nos lleva al trabajo colaborativo donde las márgenes de las ciencias se transforman en el núcleo más original y creativo (Bulcourf, 2021).
Por razones muy diversas que van desde la política de ciencia y técnica y principalmente la financiación de científica, hasta las propias concepciones ontológicas, metodológicas y éticas dentro de los espacios de saber, nos señalan tiempos de turbulencia en la ciencia política argentina. Podemos sostener comparativamente con otros países de la región que estamos atravesando un proceso de parroquialismo y endogamia que se va traduciendo en un deterioro en la construcción de redes y en la mencionada internacionalización disciplinar. A su vez no debemos dejar de lado que todo campo de conocimiento se traduce en un espacio de confrontación en donde diferentes grupos se disputan tanto, recursos materiales como humanos lo que se expresa en la propia construcción del prestigio.
Posiblemente la ciencia política argentina necesite su propia Perestroika en referencia al movimiento crítico intelectual surgido en 2000 en la disciplina en los EE.UU. donde se cuestionó el predominio de determinadas teorías y estrategias metodológicas. Es indispensable analizar la propia distribución del poder dentro de una disciplina que pretende dar cuenta de lo que los propios poderosos suelen hacer.
Hay que romper el fundamentalismo de la autonomía disciplinar frente a un mundo poliédrico que necesita de la confluencia de diferentes factores para dar cuenta de una realidad social en constante cambio. También se nos presenta el cuestionamiento ético frente al papel instrumental que puede asumir el conocimiento y sus consecuencias en el propio proceso político.
En estos últimos años la continuidad democrática se ha visto fuertemente afectada por la irrupción de movimientos políticos de ultraderecha que en nombre de la supuesta libertad proponen la paradoja de una salida autoritaria, algo que en los ochenta del pasado siglo hubiese sido prácticamente imposible enunciar (Finchelstein, 2025; Forti, 2024; Stefanoni, 2025). Del otro lado regímenes políticos de izquierda con cierto contenido populista también se han convertido en nuevas formas de autoritarismo. La luz amarilla del retroceso democrática nos lleva a preguntarnos si hemos ingresado en una posible tercera ola antidemocrática (Morresi y Vicente, 2023; Ginzberg, 2024; Goldstein, 2024). Tratar de responder estas preguntas nos plantea irremediablemente al trabajo colaborativo entre las diferentes ciencias sociales, en donde no existan monopolios teóricos o metodológicos (Kessler y Vommaro, 2025; Marty, 2025). En ese sentido el CEDES sigue siendo ese faro que puede ayudarnos a iluminar el camino que nosotros mismos construimos.
Referencias
Bulcourf, P. (2021). Las texturas de lo político: construyendo una cartografía compleja de la historia de la ciencia política en América Latina. Complejidad, (39).
Bulcourf, P. (2023). Policy analysis in private research centers: the Center for the Study of State and Society and its production on state and public policies in Argentina. En Cardozo, N y Bulcourf, P. (eds.) Policy Analysis in Argentina, Bristol University Press.
Bulcourf, P. y D´Alessandro, M. (2003). La ciencia política en la Argentina. En Pinto, J. Manual de Ciencia Política. EUDEBA.
Bulcourf, P. y Cardozo, N. (2021). Comprendiendo al Estado en América Latina: una aproximación a su historia y análisis. En Canales Aliende, J.; Delgado Fernández, S. y Romero Tarín, A. (eds.) Tras las huellas del Leviatán. Algunas reflexiones sobre el futuro del Estado y de sus instituciones en el siglo XXI (pp. 101-160). Pomares.
Finchelstein, F. (2025). Aspirantes a fascistas. Una guía para entender la principal amenaza a la democracia. Taurus.
Forti, S. (2024). Democracias en extinción. El espectro de las autocracias electorales. Ediciones Akal.
Ginzberg, S. (2024). Síndrome 1933. Gatopardo ensayo.
Goldstein, A. (2024). La cuarta ola. Líderes fanáticos y oportunistas en la nueva era de la extrema derecha. Marea.
Huntington, S. (1994). La tercera ola. La democratización a finales del siglo XX. Paidós.
Kessler, G. y Vommaro, G. (coord.). (2025). La era del hartazgo. Líderes disruptivos, polarización y antipolítica en América Latina. Siglo XXI.
Marty, A. (2025). La Nueva Derecha. Qué es, qué defiende y por qué representa una amenaza para nuestras democracias. Ariel.
Morresi, S. y Vicente, M. (2023). Rayos en el cielo encapotado: la nueva derecha como constante irregular en la Argentina. En Semán, P. (coord.), Está entre nosotros ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir?. Siglo XXI.
Oszlak, O. (2020). El Estado en la era exponencial. INAP-CEDES-CLAD.
Sadin, E. (2022). La era del individuo tirano: el fin de un mundo común. Caja Negra.
Stefanoni, P. (2025). ¿Libertad sin democracia? Distopías neorreaccionarias que recorren el mundo. Nueva Sociedad, (315).








