martes 11 de noviembre de 2025
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¿Quien es Peter Thiel?

Peter Andreas Thiel tiene en su haber ser el inversor que catapultó tanto a Facebook como a la revolución de la inteligencia artificial; fue cofundador con Elon Musk de PayPal, preside Palantir y lanzó la carrera del vicepresidente estadounidense JD Vance, financiando al movimiento MAGA. Por supuesto que participa del mundo de los fondos de cobertura como presidente de Clarium Capital Management.

Nació en Frankfurt, Alemania, en 1967, su familia emigró a los Estados Unidos cuando tenía apenas un año, pero de 1971 a 1977 se mudaron a la Sudáfrica del apartheid retratada por el Nobel de literatura J.M. Coetzee. Allí el padre ingeniero en minería pudo desarrollar su trabajo, para volver e instalarse finalmente en California.

Sus estudios de Filosofía y Derecho en la Universidad de Stanford, donde fundó la revista conservadora “The Stanford Review” no serían determinantes para amasar su gran fortuna, pero sí lo serían para desarrollar y apoyar su visión del mundo y dar contenido ideológico al mundo MAGA.

Así, una vez rico, se ha dedicado a brindar conferencias que no sólo hablan de las finanzas sino sobre el pensamiento del filósofo francés, profesor en Stanford e Indiana, René Girard.

Según Thiel, el mundo moderno tiene miedo de su propia tecnología y esa hostilidad hacia la innovación es evidente en el pavor al desarrollo de la IA. El temor es causa, entre otras cosas, de la caída brutal de las tasas de fertilidad y el alivio se logra en la alienación que se realiza en una cultura del «interminable Día de la Marmota de la web mundial».

En su desesperación por evitar el Armagedón tecnológico, corporizado en amenazas reales como la renovada guerra nuclear, catástrofes medioambientales e inteligencia artificial desbocada, la civilización moderna se ha vuelto susceptible a algo aún más peligroso: el Anticristo, entendido como una figura que unificará a la humanidad bajo el eslogan de “paz y seguridad” rescatándola del Apocalipsis.

Para Thiel, el Anticristo se refleja en varias propuestas de filósofos y políticos que quieren imponer un sistema de emergencia de gobierno global con restricciones a la tecnología, es decir en alternativas basadas en salvar al mundo del horror de la tecnología – entre otras cosas acaba de decir que la ambientalista Greta Thunberg es el Anticristo. Por razones fundamentadas en la teoría girardiana, Thiel cree que un régimen así solo podría desencadenar una explosión de violencia despiadada que acabará con la civilización.

Pero repasemos algunos aspectos de la filosofía disruptiva de Girard, bien desarrollada en “La violencia de lo sagrado” (1972), cuya idea central es el “deseo mimético” entendido como una relación triangular que se construye al desear uno el deseo del otro por un objeto determinado. “Una vez satisfechas sus necesidades naturales, los humanos desean intensamente”, escribió Girard, “pero no saben exactamente lo que desean de modo que la gente imita las aspiraciones de los demás.” El marketing se ha hecho un festín en base a la antropología girardiana.

En los grupos humanos, todos empiezan a parecerse cuando imitan los mismos deseos y compiten furiosamente por los mismos objetos. Y la única razón por la que esta «rivalidad mimética» nunca llega a estallar en una guerra hobbesiana de todos contra todos es que, en algún momento, tiende a canalizarse en una guerra de todos contra uno, a través de lo que Girard denominó el «mecanismo del chivo expiatorio», mediante el cual todo el mundo se une contra de un objetivo desafortunado al que se hace responsable de los males que aquejan a todos (inmigrantes, islamistas, judíos, etc.). Este mecanismo es tan esencial para la cohesión cultural, escribió Girard, que las narrativas del chivo expiatorio explican los mitos fundacionales de toda cultura humana y sus instituciones.

Sin embrago, la llegada del cristianismo marcó un punto de inflexión en la conciencia humana, dice Girard, porque reveló, de una vez y para siempre, que los chivos expiatorios son en realidad inocentes y que las turbas son depravadas. En el relato de la crucifixión, Jesús es asesinado en un atroz acto de violencia colectiva. Pero, a diferencia de casi todos los demás mitos sacrificiales, este se narra desde la perspectiva del chivo expiatorio, y el público no puede evitar comprender la injusticia.

El lado positivo del relato de la crucifixión es que ofrece a la humanidad una oportunidad de redención moral. Para Girard, la conclusión es que, sea cual sea el final del juego, hay que rechazar por completo la búsqueda de chivos expiatorios. La imitación sigue siendo ineludible, pero podemos elegir nuestros modelos. En su opinión, el camino más sensato consiste en imitar a Jesús llevando una vida de no violencia cristiana.

La inversión en Facebook realizada por Thiel se basó, según declararía años después, en la teoría girardiana: «Aposté por la mímesis». Los intelectuales abonados a la plataforma empezaron a referirse a Girard como “el padrino del botón Me gusta”. Un crítico llegó a especular con que Thiel veía Facebook como «un mecanismo de contención y canalización de la violencia mimética».

Por otro lado, basándose en Girard, Carl Schmidt y Leo Strauss, Thiel se convenció – luego del ataque del 11-S –  que la maquinaria constitucional de Estados Unidos impedía el camino posible: la creación de una red de vigilancia mundial. “En lugar de las Naciones Unidas, llenas de interminables e inconclusos debates parlamentarios que parecen cuentos de Shakespeare contados por idiotas”, expresó Thiel, “deberíamos considerar… la coordinación secreta de los servicios de inteligencia del mundo, como el camino decisivo hacia una pax americana verdaderamente global”. Este supersistema de vigilancia, escribió Thiel, podría actuar como “un marco político que opera fuera de los controles y equilibrios de la democracia representativa tal como se describe en los libros de texto de la escuela secundaria.”

No es casualidad que, entonces, haya fundado Palantir una empresa dedicada a la vigilancia que tiene a la CIA como cliente desde hace 20años.

Thiel continuó amasando fortunas y preocupado por el devenir del mundo. En 2019, subió al escenario para presentar una conferencia magistral inaugural en Estados Unidos de una nueva fuerza política internacional: el movimiento del Conservadurismo Nacional.

Establecidos ese año por el teórico político israelí Yoram Hazony, los Conservadores Nacionales se oponen a las «ideologías universalistas» y quieren «ver un mundo de naciones independientes (cada una persiguiendo sus propios intereses nacionales y defendiendo las tradiciones nacionales que le son propias) como la única alternativa genuina», una visión que Donald Trumo lleva al pie de la letra en sus relaciones con los líderes y naciones del mundo.

A medida que el movimiento del Conservadurismo Nacional cobraba fuerza, sus miembros empezaron a luchar por tener un hombre en la Casa Blanca en 2024. Pusieron sus primeras esperanzas en Ron DeSantis, pero cuando su campaña entró en declive, todas las miradas se volvieron hacia el senador por Ohio J.D. Vance.

No es ningún secreto que Vance es en gran medida un producto de Thiel: el multimillonario ha ayudado a diseñar casi todos los proyectos profesionales de Vance, incluido su meteórico ascenso político. Después de que Vance se convirtiera al catolicismo en 2019, publicó un ensayo en la revista católica The Lamp, atribuyendo en parte su conversión a la influencia de dos hombres: Peter Thiel («era posiblemente la persona más inteligente que había conocido») y el fallecido René Girard. «Su teoría de la rivalidad mimética hablaba directamente de algunas de las presiones que sufrí en Yale», escribió Vance. «Pero fue su teoría relacionada del chivo expiatorio y lo que revelaba sobre el cristianismo lo que me hizo reconsiderar mi fe».

En palabras de Vance, “Cristo es el chivo expiatorio que revela nuestras imperfecciones, y nos obliga a mirar nuestros propios defectos en lugar de culpar a las víctimas elegidas por nuestra sociedad.” Al aplicar esto a su propia vida, Vance se centró principalmente en los mezquinos hábitos online de su generación en la década de 2010. «Sumidos en el pantano de las redes sociales, identificamos un chivo expiatorio y nos abalanzamos digitalmente», escribió. «Éramos guerreros del teclado, descargándonos contra la gente a través de Facebook y Twitter, ciegos a nuestros propios problemas».

Pero muchos girardianos se desilusionaron de Vance, cuando dos meses después de que Donald Trump lo seleccionara como compañero de fórmula, empezó a tuitear que los inmigrantes en Springfield, Ohio, se estaban comiendo a las mascotas domésticas. Y cuando, en la campaña electoral y en los debates televisados, se ocupó de culpar a los inmigrantes de casi todas las crisis estadounidenses. El erudito girardiano Paul Dumouchel declaró: «O no ha entendido a Girard, o es un mentiroso».

Thiel tiene gran influencia sobre la Administración Trump, no cree en la democracia ni en la política según lo dejó en claro en su libro de 2009 “Educación de un libertario”. Tal vez las ideas de Girard sean para Thiel la misma excusa que para Vance: Desmantelar el Estado y liberar a los oligarcas de las regulaciones que frenen no sólo el avance de la tecnología sino que impongan como modelo mimético a los propios millonarios.

Publicado en Relato Mata Dato

Link https://relatomatadato.com.ar/relatos/quien-es-peter-thiel/

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