jueves 5 de junio de 2025
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Platense Campeón del Apertura 2025: La pasión no se explica…, se siente

La pasión no se explica…, se siente. Probablemente los argentinos futboleros seamos quienes con más pasión vivimos ese deporte bautizado ‘pasión de multitudes’, por un legendario relator radial de fútbol, José María Muñoz. Y por eso desatamos nuestra pasión cuando la selección, como hace sólo un par de años ganó el Mundial o bien, en los últimos tiempo, dos veces, la Copa América.

Pero en el fútbol nuestro, el de todos los días, porque son tantos los campeonatos que se juegan que hay todos los días un partido y siendo hincha de Platense desde la cuna la pasión me envolvió hasta hacerme saltar las lágrimas frente al televisor mientras veía a los “calamares” enfrentando a Huracán en la final del Torneo Apertura 2025 en el estadio de Santiago del Estero.

Y cuando Guido Mainero, a los 18 minutos del segundo tiempo sacó un zurdazo de media vuelta que fue inatajable para el arquero de Huracán y la red se inflo, sólo atiné a gritar el gol y a abrazarme a mi yerno, Víctor, mendocino, hincha de San Lorenzo, devenido en “calamar” como yo. Nos abrazamos. Enseguida se me llenaron los ojos de lágrimas. Pensé en Horacio, mi papá, que me hizo hincha de Platense y también en mi hermano, Marcelo.”En el cielo deben estar gritando el gol”, dijo sollozando.

Platense se puso 1 a 0. Había que aguantar. La pasión, no se explica…, se siente. Y a uno lo lleva a creer que porque se sienta frente a la tele en el mismo lugar en el que se ubicó en el partido anterior y el equipo de sus amores ganó, eso hará que vuelva a ganar. Eso no es cierto. Racionalmente es imposible.

Y entonces, como había sucedido desde el primer minuto, como si los jugadores pudieran escucharme, pedía a voz en cuello un pase para ver si Platense podía llegar a otro gol, celebraba una atajada del arquero calamar. Miraba el reloj. Los minutos parecían eternos y volvía a lagrimear. Pensaba en Horacio y Marcelo. Huracán avanzaba y Platense se defendía. Y yo saltaba cada vez que un jugador de Platense lo hacía en la cancha para rechazar una pelota que “quemaba”.

La imagen del tiempo adicionado que marcaba el cartel en manos del cuarto árbitro dolía. Había que aguantar cinco minutos más. Y Platense aguantaba pero sin desesperar. Bueno, eso creo yo. Los jugadores marcaban a los del “globo”. Un full, tiro libre. Platense salía de un asedio y los once calamares a punto de convertirse en “héroes” manejaban el tramo final del partido. Llegó el “pitazo” final del árbitro. Y la pasión fue un grito: “mi Platense campeón”. Otra vez pensé llorando en mi papá y mi hermano. “Platense en una victoria histórica”, decían en la televisión y en la radio. Claro. Platense logra un título en la primera división del futbol por primera vez en su historia.

Y me vino a la memoria las tantas veces que Platense sufrió para salvarse del descenso; recordé que en el 2023 llegó también a la final, como con Huracán, pero perdió con Rosario Central y se le escapó el sueño de campeón. Y, claro, yo no lo vi porque nací en 1964 y era muy pibe pero miles de veces oí hablar de la semifinal del 1967 en la que Platense ganaba 3 a 1 y terminó perdiendo 4 a 3 con Estudiantes. Pero la frase era “nos quedamos con las manos vacías”.

¡Esta vez no! Platense, jugó, ganó y salió Campeón de Torneo Apertura 2025 de la AFA. La pasión va dejando con las horas lugar a la razón. Y uno escucha decir que el equipo “calamar” es un digno campeón. Dejó en el camino a “grandes” como Racing, River, San Lorenzo y Huracán.

Mi pasión está intacta. Calamar de cuna y hasta que muera. Gracias Platense…, mi pasión futbolera. Esa pasión suele muchos arrancarnos, de tanto en tanto, una sonrisa en medio de las obligaciones que impone la realidad del país.

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