Por Víctor Guillot.
El ataque de EEUU a Irán puede provocar el cierre del Estrecho de Ormuz. Sánchez sabe lo que esto significa. Podían haber enterrado a Suárez en el 77, mientras se lo llevaba por delante la subida imparable del precio del petróleo, en el Estrecho de Ormuz. Es probable que esta situación, a un día de la celebración de la cumbre de la OTAN en La Haya, acelere el anticipo de las elecciones en España ante un clima de mayor tensión e incertidumbre dentro y fuera de España. Apunten en el calendario el verano de 2026.
Sánchez ha reclamado por carta esta semana al secretario general de la OTAN que se le aplique la excepción militar ibérica y Rutte se la ha aceptado. El acuerdo ha sido cerrado con el reconocimiento de la soberanía española para decidir su compromiso en el gasto militar. El ‘Nimitz’ plantado entre el Atlántico y el Mediterráneo se llama Península Ibérica. Es un buen portaaviones si se sabe cuidar bien de él. Si hubiera que tantear los acuerdos que regulan las bases militares estadounidenses en Morón y Rota, se tantearán. No está escrito en ninguna parte pero sospecho que a Sánchez no le va a faltar determinación. El martes, a buen seguro que pueden pasar muchas cosas y parece que el presidente del Gobierno ha vuelto a mudar su piel. Frente a la Cúpula del Trueno Israelí, Sánchez ha levantado la Cúpula Social Impenetrable. El objetivo sigue siendo el mismo, no dejar a nadie atrás, tanto en la guerra como en la paz.
Cuando la crisis financiera, en Davos 2011, se certificó la caída de Zapatero la presión fue insoportable. El propio presidente lo confirmó años después. El próximo martes, no descarten que Trump tenga una conversación con Sánchez similar a la que mantuvo Obama con Zapatero. Pero Sánchez puede resistir. La dinámica de España es otra. El clima que se vive en sus instituciones se deja sentir en el calor que emana del asfalto de Madrid. Es invivible. La Conferencia Episcopal también lo sabe. A Sánchez se le han abierto todos los frentes, incluso el internacional. Una España doblegada frente a la OTAN y obligada a cumplir con el 5% de gasto militar de su PIB habría arrastrado al presidente del Gobierno a un anticipo de las elecciones generales inminente. Con el acuerdo cerrado este domingo, el secretario general del PSOE logra cubrir el flanco de presión que emana de la política exterior y, especialmente, de la Casa Blanca.
El futuro de Irán puede ser en las próximas semanas y meses muy tumultuoso, a la vez que sorprendente y dramático. Si la escalada de violencia y la llamada al uso del ataque nuclear se hace cada vez más frecuente, parece bastante razonable que el orden mundial también mude su piel. El realismo político volverá a desplegar los viejos mapas donde se registran los imperios. Con el Estrecho de Ormuz bloqueado, Europa no tardará mucho tiempo en levantar las sanciones a Rusia. Argelia y Marruecos abrirán el gas por España. Después de la cumbre OTAN, volveremos a ver a Sánchez nadando en el estanque de Xi Jing Ping junto a los peces rojos. El presidente español tiene baraka.
Ha regresado la Conferencia Episcopal por sus viejos fueros. Ha regresado el Cardenal Cisneros. 12 años de pax hispalensis parecen haber sido sellados en el féretro del Papa Francisco. Uno podría abordar este asunto a través de la teoría psicológica de Elías Canetti, búlgaro de nacimiento y laureado con el Premio Nobel, basada en “los símbolos de masas”. Para los ingleses, el símbolo ha sido el mar: “los desastres de los ingleses han tenido lugar en el mar. Su vida en casa es complementaria de su vida en el mar; seguridad y monotonía son sus características esenciales” escribe Canetti. Para los alemanes, su símbolo de masas ha sido el boque en marcha. Para los franceses, su revolución. Para los estadounidenses, su independencia, para los judíos el éxodo de Egipto. Canetti, por desgracia, no analizó a los pueblos de España.
La Conferencia Episcopal vivió una época sombría con Rouco Varela, amparado bajo el paraguas de Benedicto XVI, anteriormente cancerbero del dogma y la fe. Parecía que Francisco había logrado cambiar esa dinámica hasta que esta semana, su presidente, el obispo Argüello, ha pedido que se celebren elecciones anticipadas. La iglesia es resistente y vuelve a ser beligerante, así en el cielo como en la tierra. Como catalanes y madrileños, andaluces y vascos, asturianos y extremeños son étnicamente indistinguibles, el símbolo de masas español es el catolicismo apostólico y romano.
El punto equidistante en el que se situó la Iglesia durante el papado de Francisco se ha roto en España. Hay quien afirma, desde las periferias del PP, que los obispos utilizan la Conferencia Episcopal “para sacar a Feijóo de Génova bajo palio”. Nos queda por saber, todavía, qué piensa León XIV de todo esto y también si Donald Trump ha logrado mantener bajo su control al Vaticano. El cielo y el infierno están realmente sometidos a fuerzas muy conflictivas. Conviene que Sánchez tenga de su lado a León XIV.
La actitud agresiva de Argüello anticipando elecciones se acerca más a los postulados de Marco Rubio que a los de Robert Prevost. Como señaló el brillante periodista italiano Massimo Franco en la conversación que mantuvo para ‘Agenda Pública’ con Enric Juliana en vísperas del último cónclave, nombrar obispos y hacer cardenales a exponentes del episcopado liberal estadounidense, que es minoritario, no ha dado resultados; paradójicamente, ha radicalizado a la parte más conservadora.
La diversidad sin unidad es el caos. En el caos institucional, la Iglesia Española se ha mostrado también dividida. El arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, ha rechazado las opiniones de Argüello. “No comparto las declaraciones del presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, y del secretario general y portavoz, Francisco García Magán, en las que reclaman al Gobierno español la convocatoria anticipada de elecciones generales”, declaró al Diari de Tarragona.
La Iglesia no debe inmiscuirse en asuntos propios de la política partidista. Las palabras de Planellas, de un modo perspicaz, se compadecían de la constitución pastoral Gaudium et spes del Concilio Vaticano II. Gaudium et spes (Alegría y esperanza) es el título de la única constitución pastoral del Concilio Vaticano II. Trata sobre “la Iglesia en el mundo contemporáneo”. Fue aprobada por los padres conciliares el 7 de diciembre de 1965 y solemnemente promulgada por el papa Pablo VI ese mismo día. Aunque no aborda directamente las disputas partidistas, sí llama a la construcción de una sociedad justa y pacífica, lo que implica un diálogo y una búsqueda de soluciones compartidas que podrían entrar en conflicto con las dinámicas partidistas.
La Conferencia Episcopal ha vuelto a recordarnos la sombra del cardenal Rouco Varela, en un momento de caos institucional. El caos es la materia prima de la que se alimenta la ultraderecha. Fue Rouco quien señaló que tras el 11-M hubo una escalofriante premeditación y que tras el atentado se escondían “oscuros objetivos de poder”. También fue el que afirmó que tras la reforma del aborto, “estaba en juego el derecho a la vida de muchos inocentes”. Rouco fue el mismo que amenazó con detraer los recursos de Cáritas si el Gobierno obligaba a la Iglesia a pagar el IBI.
A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. La semana más oscura de los siete años de legislatura socialista han culminado con un bombardeo a tres plantas nucleares en Irán, agentes de la UCO requiriendo en Ferraz las cuentas de correo de Santos Cerdá y la intromisión de la Conferencia Episcopal en los asuntos mundanos de la política nacional.
Publicado en Agenda Pública el 22 de junio de 2025.
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