martes 1 de abril de 2025
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País sin adultos

La noticia fue replicada en varios medios. Inofensiva, casi de color: “Cada vez menos cines programan películas subtituladas”. Un problema tal vez menor en un país con casi 40% de pobreza, un presidente con aires cesaristas, una oposición fragmentada, rutas destruidas, déficit de la balanza comercial y varios etcéteras.

Sin embargo, es un tiempo y un reflejo de los tiempos que corren.

No es solo la homologación del doblaje como signo cultural (nada nuevo bajo el sol, parte de las políticas culturales del franquismo en España tuvieron que ver con la imposición de este en el cine de ese país) sino la confirmación de un mercado que se adapta cada día más no solo a una demanda sino a una vara cada vez más baja.

Entiéndase bien, soy promercado y creo que hay que satisfacer la demanda del consumidor, incluso en temas culturales. Pero el consumidor tiene cada día más baja la demanda.

¿Me quejo de viejo? Puede ser, estoy llegando a ese segmento etario que las generaciones libertarias llamarían “un viejo meado”. Nada novedoso, los tiempos kirchneristas también tuvieron su propia guerra del cerdo.

No creo, sin embargo, que solo sea un fenómeno local ni cultural. En otras latitudes también se vive este desprecio por lo adulto. En otro post señalábamos los peligros de los nuevos predicadores de las finanzas que desprecian la idea de los fondos de pensión o jubilaciones, de la prevención de salud en torno a seguros médicos (trato de utilizar términos genéricos, con la secreta esperanza que no solo me estén leyendo locales).

Hace unos años me sorprendía gratamente que las librerías crearan espacios para lectores infantiles o juveniles. Buenísimo, estaban creando futuros lectores. Sin embargo, esa segmentación se volvió un boomerang. Esos nuevos lectores, que no se formaron ni con Salgari, ni con Dumas, ni con Verne, fueron segmentados de tal forma que pasaron de Mafalda a la saga de Valeria (o cualquier otro/a) sin escalas, a la proliferación de novelas góticas/naif (¿cuántas historias de amor de vampiros pueden escribirse sin caer en el plagio puro y duro?). De nuevo, bienvenida la lectura, bienvenidos a la industria del entretenimiento cultural, pero hagamos un esfuerzo.

Últimamente descubrí el mundo de Tic Toc y con ello muchos jóvenes que presentan muy bien y muy producidos videos sobre libros, cine, entretenimiento y ¡hasta puzles! (cuando era adolescente me encantaba armarlos en mi escritorio y pensaba “qué lástima que esto no pueda ser un trabajo para adultos”, bueno, ahora parece que hay gente que vive de ello). Esto es positivo cien por ciento.

Entonces, ¿de qué me quejo?

Me quejo de lleno, diría mi Esteban adolescente. Probablemente. Si a mis quince años hubiese existido Netflix y no los cuatro canales de televisión para los que, dado que vivíamos en Parque Chas y la señal era nula, teníamos que tener dos antenas a la vez, creo que no hubiese pasado a cuarto año.

Pero no, no es de lleno. Jamás, a mis quince años se me hubiese ocurrido ir a ver Los cazadores del arca perdida a una función doblada.

Sintetizando, pasar de Mafalda a Valeria está ok, pero si previamente hiciste escala en Caídos de mapa o Asterix. No tiren tanto la soga, que en un mundo donde la mayoría de los jóvenes se van de sus casas recién a los treintaymuchos, los adultos somos los que seguimos pagando las cuentas.

Publicado en el newsletter del autor.

Link https://estebanlopresti.substack.com/p/pais-sin-adultos

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