En el marco de la renegociación de la deuda, el Gobierno presentó una cuarta oferta a los acreedores. La misma continuó mejorando y acercándose a las pretensiones de los acreedores, tanto en lo económico como en la estructura legal de los bonos a emitir.
Desde la primera oferta realizada en abril a esta última presentada hoy en la SEC, el Gobierno mejoró en USD13 dólares la propuesta, al pasar de 40 a 53 dólares para el caso de los bonos Globales (emitidos bajo la presidencia de Macri), y de 48 a 60 dólares para el caso de los Bonos que entraron al canje 2005/2010.
El Gobierno también confirmó que respetará la mayor parte de la actual estructura legal de los bonos. Algo crucial para el caso de los bonos emitidos en el canje de 2005/2010, dado que defiende mucho más al acreedor en caso de default, principalmente por tener cláusulas de acción colectiva (CAC) con porcentajes más elevados, además de aspectos legales que facilitan iniciar acciones judiciales en caso de default.
También se destaca la inclusión de un piso de aceptación para esta oferta, que de no superarlo permita desestimar el resultado y continuar negociando. También sumó cambios en las cláusulas de derechos sobre ofertas futuras.
Detalles de la última propuesta
En lo económico, esta cuarta oferta que realiza el Gobierno a los acreedores tiene tres nuevos aspectos:
1. Deja sin efecto la idea de sumar a la propuesta un bono atado al crecimiento de las exportaciones. Este nuevo warrant corría el serio riesgo de que comprometa pagos futuros al Gobierno, sin sumar mucho valor a la actual oferta, tal como sucedió con el “Bono PBI” en los canjes de 2005/2010.
En efecto, este warrant no sumaba ni 50 centavos a la tercera oferta del Gobierno. Es que Argentina suele tener un modelo anti-exportador, que incluso el actual gobierno lo profundizó: Desdoblamiento cambiario, retenciones, riesgo de que vuelvan cupos a las exportaciones, riesgos de expropiaciones de empresas vinculadas al sector exportador, además de amenazar de irse del Mercosur o no mostrar intenciones de avanzar con el acuerdo UE-Mercosur, no son las señales ideales para vender un bono atado a las exportaciones. No suma valor ofrecer un pago adicional si aumentan las exportaciones, en un país que castiga al que exporta y que todavía toda la política económica gira alrededor de la anacrónica idea de “vivir con lo nuestro”.
2. Reconocer los intereses caídos en 2020. Al extender las negociaciones el gobierno empieza a acumular intereses de la deuda que no está pagando, pero que promete pagarlos con un nuevo bono a quienes ingresen al canje. Dependiendo del bono, en promedio ya suma 2 dólares a la oferta.
3. Subir el pago de intereses. En esta última oferta se elevó la tasa de interés que pagaría el Bono 2038, que es el diseñado para canjear exclusivamente por los Bonos DICY del canje 2005. Este incremento permite que el Bono tenga un valor cercano a USD60 dólares, tal como exigían los acreedores.
Al margen de los detalles, la oferta reduce el corte simbólico sobre el capital adeudado, pero todavía genera una importante quita sobre el flujo de intereses a pagar, por más de USD30.000 millones. Esta quita es por reducir la tasa de interés que devengan los bonos, que bajan desde un promedio cercano a 6% a otro cercano a 3% anual, además de recortar el plazo de pagos.
En definitiva, los distintos acreedores desde el primer momento anunciaron que estaban dispuestos a aceptar una quita en torno al 40%, tal como explícitamente lo comunicaron con contraofertas que ellos mismos acercaron al Gobierno.
Con la segunda, tercera y esta cuarta propuesta, el Gobierno se fue acercando a las intenciones de los acreedores, tanto en el valor económico como en la estructura legal de los nuevos bonos, elevando las posibilidades de lograr un acuerdo.
Ahora bien, queda en duda si llegarán un nivel de aceptación tan elevado como imponen las cláusulas de acción colectiva de los bonos de 2005, lo que aún en un contexto de buena aceptación, se verá obligado a seguir negociando.
Publicado en Econométrica en julio de 2020.
|