En el origen y en la raíz de Occidente, existe la ira…. Canta, oh diosa, la ira funesta del pélida Aquiles”, dice el primer verso de la Ilíada … Se encolerizan los héroes y los dioses griegos, pero también el Señor muestra a menudo un rostro enfurecido en la Biblia, su cólera(…) es inseparable de la justicia y se vuelve necesaria para la salvación del mundo” (Claudio Magris, La Nación 22/12/ 2002)
Giuliano da Empoli, en El mago del Kremlin y Los ingenieros del caos, dos libros que conmovieron al mundo de la política, describe cómo se fabrican los nuevos liderazgos subversivos. La ira es el combustible que los nutre, los nuevos patrones de interacción social en las redes, el motor que los potencia.
El algoritmo hoy permite explotar la ira de manera diferente. “Es como si se hiciera frackingde petróleo, pero sobre la ira. Antes hacías el pozo y la ira salía como el petróleo: era el mismo mensaje para todos y había que converger en el centro, con un mensaje en el que la mayoría de las personas pudiera reconocerse. Con el surgimiento de las redes sociales, se puede ir a buscar ira en diferentes pozos y hay movimientos centrífugos; con estos, finalmente, se pueden constituir nuevas mayorías” (La Nación, 19/5/2024).
El Pingüin o El Joker pertenecen desde hace tiempo a la industria del entretenimiento. “Quizás ahora estamos viviendo el ‘villanismo’, un modo de ser en muchos órdenes” dice Carlos Pérez. Está de moda el villano, el pendenciero, “ya sea un político, una celebridad, una institución, es mucho más atractivo y funciona mucho mejor en esta era. Bajo la lógica de la confrontación es muy atractivo, muy sexy” (La Nación 28/9/2024).
En la Italia del fenómeno Berlusconi, Claudio Magris ya nos advertía que “el liberalismo salvaje, esta especie de anarquismo de derechas, parece tener por ideal no a la ley romana, sino el pistolero del Lejano Oeste. Es como si esperase que llegara siempre el pistolero bueno a defender a la chica (…) pura voluntad de potencia emancipada de toda idea de política y jerarquía de valores” (Reportaje a Claudio Magris. Soledad Gallego Días. El País. España.8/6/2002).
Churchill , Roosevelt, Adenauer, fueron liderazgos de reconstrucción que pertenecieron al siglo XX. Milei es un presidente del siglo XXI, un siglo en el que la destrucción es una forma de progreso en sociedades polarizadas de tribus identitarias librando batallas virtuales en las redes.
No nos imaginábamos un presidente que se proclamase “Soy Terminator”, como lo hace Milei , tampoco que Trump dijera “Quiero ser un dictador” en la democracia emblemática de Occidente ni que no se multiplicaran las réplicas indignadas ante semejantes dichos.
Nos sorprendió, una nueva especie de bárbaros “descivilizados”, de guerreros virtuales no domesticados – acaso como los identifica Gastón Burucúa en su libro Civilización. Historia de un Concepto, haciéndose eco de ese gran pensador del silgo XX que fue Norbert Elias.
Administradores del caos y la violencia, ¿serán liderazgos efímeros? Carlos Escolari cree que Milei reemplazó a Zelensky, el presidente de Ucrania. “Durante dos años todo el mundo quería la foto con Zelensky(…) de un momento al otro, la guerra se volvió vieja y apareció este otro ornitorrinco (…)” ¿Pasará lo mismo con Milei?
Tulio Halperín Donghi reflexionaba en 2013 y esto decía en una entrevista a La Voz del Interior: “Si se nos es concedido el tiempo suficiente, habremos logrado ver todo y lo contrario de todo”. Y sin embargo, creo que también él estaría sorprendido como lo está la sociedad argentina. Javier Milei es un cisne negro como lo fue Donald Trump en la sociedad americana. La velocidad de los cambios tecnológicos y sociales ha transformado los patrones de organización social y aun no terminamos de adaptarnos a este “nuevo mundo”.
La política ha dejado de monopolizar el espacio público, está sometida al escrutinio inmediato de las nuevas generaciones digitales, horizontales y globales para las que el respeto ya no es un valor y la autoridad es discutida. Cuando Milei critica la casta dice “son analógicos…”
No más villanos, por favor, es el clamor de quienes creemos que bajo el imperio de la lógica de la confrontación sólo se alimentan tiempos oscuros de violencia, tiempos que evocan la Europa de la década del 30. Tiempos que nos retrotraen en Argentina a la sangrienta década del 70.
No más villanos, por favor, porque la bandera de la libertad puede pavimentar el camino del autoritarismo; porque en nombre de la libertad se puede censurar la libertad de expresión, limitar la independencia de la Justicia, asfixiar a la ciencia y a la cultura.
Orban lo hizo en Hungría y las nuevas derechas fraternizan con él. En nuestro país, “no hay plata”, lo sabemos, tras saqueos continuos y cuantiosos hechos por una cleptocracia kirchnerista aun impune. Hay que atreverse a cambiar.
El Presidente se atrevió, pero la sociedad argentina tendrá que activar sus defensas ante un liderazgo que hace gala de intolerancia y cuyos maestros ven en la democracia liberal la partera de los males del socialismo, el enemigo que Milei vino a combatir…Seguimos sorprendidos.
La revista Financial Times alabó sus logros. Su Ministro de Economía fue consagrado “el economista del año”. Peligros y logros, Así estamos, colgados de un hilito muy finito…. entre la esperanza que no llega y que no alcanza, como cantaba Edmundo Rivero en el tango Fuimos y el deseo de que este ajuste fenomenal finalmente nos saque del pantano en que estamos hundidos.
Publicado en Clarín el 29 de octubre de 2024.
Link https://www.clarin.com/opinion/villanos-favor_0_GqnutR6H3v.html