“Yo me figuraba que, si me gustaba algo a mí, seguramente les iba a gustar a otros mil quinientos o dos mil locos que tuvieran la misma debilidad que yo” decía Daniel Divinsky cuando lo entrevistaban. Esa era la filosofía del editor que hoy, a los 83 años, falleció.
Por Ediciones de la Flor, la editorial creada en 1967, Divinsky fue el impulsor de la obra de importantes autores nacionales, como Rodolfo Walsh y Fogwil, aunque su mayor aporte al mundo editorial fue la de publicar la obra de Quino, en ediciones que compilaban las tiras ya publicadas, pero también los cuentos de Fontanarrosa o tiras de otros autores.
De Mafalda vendrían después Mafalda inédita y Todo Mafalda, que sumaron decenas de ediciones desde la década del ochenta, cuando el personaje había dejado de publicarse muchos años antes. También difundió el resto de la obra gráfica de Quino, en libros que se agotaban apenas aparecían.
En 1977, junto a su mujer y su hijo de dos años, Divinsky fue secuestrado y pasó casi 200 días en un campo de detención clandestino. La presión de la Asociación Internacional de Editores logró que fuese liberado y marchó al exilio, a Venezuela, el país que en libertad acogió a muchos exiliados argentinos, como Hipólito Solari Yrigoyen o Luis Aznar. En una gira proselitista del entonces candidato a presidente, conoció a Raúl Alfonsín y se convirtió en un militante de la causa del expresidente.
Recuperada la democracia, quedó a cargo de Radio Belgrano, donde muchos periodistas dieron sus primeros pasos en la naciente democracia, como el recordado Enrique Vázquez, que venía de la Revista Humor, otro oasis democrático durante los años de la dictadura.
Ya había recuperado su editorial, Ediciones de la Flor. EL primer libro que publicó en esa etapa fue Los Pichiciegos, de Fogwill, sobre un batallón de soldados conscriptos que pasan frío y hambre durante la guerra de Malvinas. Divinsky no le temía a los temas que podían generar rechazo por parte de un sector de la sociedad que nunca comprendió el verdadero horror de la guerra.
Una característica de la editorial, era el stand de la Feria del Libro, que armaban en torno a un clásico kiosko de diarios, el punto de venta por excelencia para las producciones masivas de sus libros.
Del rosarino Fontanarrosa no solo editó sus cuentos, sino también sus historietas icónicas: Inodoro Pereyra y Boogie, el aceitoso.
Cercano a los intelectuales que acompañaron a Alfonsín durante y luego de su presidencia, dirigió la revista Plural, revista editada por la Fundación Plural para la Participación Democrática.
También sería integrante de la Cámara Argentina del Libro, como miembro del Consejo Directivo de 1988 a 2008 y como vicepresidente entre 2000 y 2002.
En los últimos años condujo el programa de radio de la Editorial Eudeba, Leer por leer, que se emitía en la radio de la Universidad de Buenos Aires.
Hace algunos años Divisnky vendió su parte de la editorial a su ex mujer, Kuki Miller.
Sería declarado Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires en 2013.
Divinsky no solo mencionaba sus logros, sino también sus fracasos que, como buen editor no eran los libros que publicó y no funcionaron, sino aquellos que dejó pasar y fueron exitosos, como Cuentos para Verónica, de Poldy Bird o El Anatomista, de Federico Andahazi, aunque en ambos casos festejaba que otros sellos editoriales los hicieran exitosos.