La vuelta a las clases se impuso en la agenda política como el tema más relevante del inicio de este 2021. En esta oportunidad reproducimos esta entrevista realizada a Mónica Marquina en Radio Parque FM89.3 de Formosa, el 18 de enero de 2021.
La sociedad está discutiendo hoy sobre la apertura de las escuelas. ¿Por qué es tan importante volver a las clases presenciales?
Al principio, la pandemia nos encontró de manera imprevista y hubo que tomar decisiones rápidas en todos los ámbitos. Se resolvió la cuarentena que se renovaba cada quince días. La educación remota fue el primer recurso cuando no se sabía cuánto iba a durar la cuarentena. Con el transcurso del tiempo fue quedando demostrado que esa modalidad no era suficiente para cumplir con los objetivos educativos. La educación remota ya había mostrado sus límites a partir de las vacaciones de invierno. Muchos chicos hasta ese momento no se habían conectado por las condiciones de desigualdad preexistentes. La conectividad no llegó por igual a las provincias, las localidades y las familias, siendo los más vulnerables los más perjudicados.
Pero después de julio, ni siquiera los que estaban conectados tenían la voluntad de conectarse. Y esto es porque la educación involucra muchísimas cosas. Hay un componente, el más visible, de adquisición de sabres, pero hay otros componentes de aprendizaje de lo social que se adquieren en el vínculo con los pares y con otros adultos que no son los padres. La escuela es un ámbito social de aprendizaje. Es fundamental que la escuela pueda seguir cumpliendo ese rol porque es la institución en la que durante más de un siglo se construye la ciudadanía, en todos los aspectos y no solo los intelectuales. Por eso la educación es fundamental para una sociedad y que no haya educación durante el tiempo que no hubo es una tragedia para la sociedad. Remontar esto, a medida que pasa el tiempo, es cada vez más difícil.
En algún momento el gobierno planteó la disyuntiva “vida o economía” ¿Esto se traspoló al ámbito educativo? ¿Es una dicotomía “Educación o vida”?
Forma parte de la misma actitud frente a la imprevisibilidad. Quienes han sido elegidos para gobernar y gestionar tienen una responsabilidad enorme y se supone que son capaces de rodearse de la gente experta para poder llevar adelante la política educativa. Hay momentos en los que esas capacidades de gestionar tienen que hacerse más notables. Evidentemente el gobierno no puede gestionar las dos cosas. No puede asegurar la salud y el desarrollo económico, la salud y la educación. No puede anticiparse a los problemas; corre detrás todo el tiempo aun cuando desde la sociedad se va mostrando qué cosas se pueden ir haciendo. El documento de la Fundación Alem es de agosto de 2020. En esos quince puntos mostrábamos, con la mejor voluntad de colaborar -otra señal de la limitación de gobernar es la incapacidad de escuchar los aportes de otros-, cuáles eran los pasos que necesariamente teníamos que tomar para el momento de empezar las clases. Decíamos que las escuelas tenían que estar abiertas. El inicio de las clases dependía de cada lugar, pero las escuelas debían estar abiertas porque tantos meses de estar cerradas requería realizar ajustes, acondicionamientos, además de adaptarlas sanitaria y tecnológicamente para la situación de regreso. Tuvieron más de ocho meses para pensar estos diseños a nivel nacional, de las provincias, de los municipios y de las propias escuelas. Ellas mismas podían armar sus pequeños planes de contingencia, porque no se trataba de que, de un día para el otro, los chicos volvían todos a la escuela. Requería previsión, requería gestionar, y evidentemente el gobierno nacional, que creo que es el principal responsable dado que las provincias generalmente acompañan sus decisiones y directivas a través del Consejo Federal, no lo pudo hacer. Se sometió a la influencia de los distintos sectores que presionan, lo cual forma parte de la política. Lo que nunca hemos visto es que uno de esos sectores, las cúpulas sindicales, tiene una incidencia que es inédita, tanto que a partir de cualquier presión de otros sectores, el gobierno da señales de apertura e inmediatamente ante la mayor presión de ese sector, vuelve atrás. Esto muestra limitación en la capacidad de gobernar. Por eso digo, mucha gente tiene la aspiración, con total legitimidad, de ocupar lugares tan importantes. Una vez que se llega allí, es para morir con las botas puestas. Es para decidir, liderar, ponerse la educación al hombro. Que esto no sea así lo vamos a sufrir por muchos años si no se encara como tiene que encararse.
Mucho se ha hablado, para no comenzar las clases, de que los chicos son contagiadores seriales, que las escuelas no están preparadas. La pregunta es ¿Es cierto esto? ¿Hay evidencia que lo refuta? ¿Qué ocurrió en otros países?
Es verdad que al comienzo no sabíamos nada, y la idea de que los chicos eran supercontagiadores empezó a circular en el mundo. Pero rápidamente, así como la ciencia empezó a desarrollar la vacuna, comenzaron a hacerse investigaciones sobre la evidencia para ver lo que realmente pasaba en las escuelas. Lo que está absolutamente demostrado es que la escuela no es un lugar en donde hay una transmisión significativa del virus, si la comparamos con los bares, los cines, los casinos, los supermercados, etc. Esto tiene un fundamente muy simple: aun cuando la letalidad del virus en lo más chicos es casi nula, no es que el cuerpo de los más chicos contagie menos que el de los adultos -cosa que está en estudio aun-, sino porque los chicos, sobre todo los más chicos, circulan menos, van de la casa a la escuela y de la escuela a la casa. Las posibilidades de que se contagien son menores, y si las escuelas a la vez están preparadas y tienen previsión en base a protocolos (ventilación, sanitización, etc.), éstas no son un lugar en donde se originen los contagios. Es más, son lugares muy valorados en muchos países para detectar casos que vienen de afuera, para trazar a partir de ahí el camino de la circulación del virus. No es que por este motivo haya que hacer como si nada sucediera. Lo que hay que hacer es ser creativos y ver de qué manera en las escuelas generamos condiciones para que los chicos puedan estar. Pero de nuevo, todo esto que ya empezó a demostrarse en el mundo fue la base para tomar decisiones, incluso en esta segunda ola, en donde en algunos países se volvió a la cuarentena estricta e incluso con toque de queda: las escuelas no se volvieron a cerrar. De allí la frase ya tan conocida de Angela Merkel sobre que la escuelas son lo último en cerrar y lo primero en abrir. Y esto es tan sabio, porque sobre esta base es que tantos sectores, destaco a los padres y madres, no están diciendo que hay que abrir las escuelas a cualquier costo. Incluso podría suceder que en algún momento haya que cerrar por unos días y luego abrir, en esta idea de contingencia. Pero esto implica planificar, gestionar, definir escenarios, hojas de ruta, y ante eso saber en cada caso cómo actuar. Esto lo hacen la mayoría de los países desarrollados. Y nosotros tenemos además la ventaja de estar unos dos meses por atrás de lo que pasa en Europa y otros países donde la pandemia comenzó primero.
Los organismos como UNICEF, la UNESCO, etcétera se han pronunciado al respecto sobre el impacto que genera la no presencialidad en los chicos, y esos resultados son devastadores. Estos organismos son ámbitos muy reconocidos que le están diciendo a las sociedades que ya no se puede seguir con las escuelas cerradas. Este efecto devastador tiene un impacto mucho más negativo en las clases populares. Los más golpeados son los más humildes.
Es así, en las sociedades como las nuestras, en Latinoamérica. Ya desde el momento en que se plantea la educación remota estamos asumiendo que hay un 30% de la población escolar que no tienen acceso a conectividad y que quedaron relegados del sistema. Esta es la razón por la cual no podemos dejar que el Estado se desentienda de la educación. Y esta es una bandera que tenemos que abrazar todos, más allá de los sectores, partidos, etcétera. La Argentina siempre tuvo un Estado docente, un Estado que se hizo cargo de la educación, y ahora no lo hace porque resulta más fácil dejar todo como está y seguir esperando la vacuna. Esto afecta a la población de manera diferencial. Los sectores más acomodados buscan otros recursos. Ya hay padres que se están organizando en escuelas blue, o en escuelas en los hogares, para asegurar la educación de sus hijos. Estos son recursos individuales de un “sálvese quien pueda” que suceden cuando no hay un Estado presente, y esto afecta mucho más a los sectores más vulnerables, quienes por estar más afectados les va a costar muchísimo más poder volver a integrarse al sistema educativo. Ya acá estamos hablando de un Estado que se desentiende de la educación, tanto de la pública como de la privada, pensando en el AMBA en donde este último sector está más desarrollado y ya muestra signos de no poder sostenerse. Entonces, por cualquier lado que se lo mire, esto es gravísimo.
A esto se le suma la droga, delincuencia, a la que estos sectores están más expuestos.
La escuela, además de la función de educar, que es la principal, cumple otras funciones porque en la mayoría de los lugares la escuela es la presencia del Estado en ese lugar. Es allí donde se detectan situaciones de violencia familiar, se articulan alimentación y salud, la escuela tiene un lugar clave dentro de cada comunidad. Por eso es injustificable que las escuelas hayan estado cerradas. No digo las clases, porque más allá de que hasta junio la circulación estuvo limitada solo al AMBA, luego se extendió al interior y se hizo imposible. Pero las escuelas no debieron haber cerrado. Debieron estar siempre abiertas con guardias, atendiendo casos particulares, manteniendo el vínculo. Esto sucedió en muy pocos lugares. Las escuelas se cerraron de un día para el otro sin importar lo que pasaba con el virus. Como si el país hubiese sido una región homogénea, cuando en el interior la circulación fuerte fue después de las vacaciones. Hubo medio año en donde en algunos lugares pudo haber habido clases, pero la decisión general fue cerrar el sistema educativo por completo.
En Formosa empezamos una cuarentena muy temprana cuando por casi todo el año no hubo contagios. Los chicos podrían haber cursado todo el año el ciclo lectivo y no pasó. Y ahora, pese a que el Ministro Nacional anuncia el inicio de las clases las escuelas en Formosa están siendo usadas para centros de aislamiento. También fue muy ambiguo como se manejó el tema de cómo se iba a evaluar. Durante el año no se pidió nada, incluso diciendo que los chicos iban a pasar de año y compensar los aprendizajes no adquiridos, y en este último tiempo se comenzó a pedir todos los trabajos exigiendo un 80% para que puedan aprobar la materia. En esta situación en vez de colaborar fue un retroceso para los chicos. Esto fue un trabajo inabordable para los padres y madres.
La indefinición, las marchas y retrocesos sobre como evaluar, o qué enseñar, agravaron la situación. Pasó en todos los lugares, y esto fue porque no hubo una cabeza que transmitiera certezas, que es el Ministerio de Educación. Últimamente como forma de afrontar el tema, se comenzó a decir que la responsabilidad es de las jurisdicciones. Pero está claro que acá hay una indefinición del Gobierno Nacional. Entonces cuando el Gobierno Nacional dice no se va a evaluar, y luego dice que se va a evaluar y no promocionar, y luego que cada jurisdicción defina, esto genera incertidumbre, en las familias, en los chicos, en las escuelas, en los directivos, en los ministros. Y lo peor que puede pasar es que nadie se haga cargo. Esto da lugar, en educación pero que puede extenderse a otras áreas, a decisiones locales autoritarias, prohibitivas, de limitación de derechos. Esta base autoritaria que está latente en muchas provincias se exacerba cuando no hay una política nacional con una línea clara. Cuando el Presidente salió a poner el tema en agenda realmente me alegré, porque pensé que eso, aunque tardíamente, comenzaba a suceder. Pero luego los gremios plantearon que van a iniciar paros. Estas idas a vueltas le hacen muy mal al país y, de nuevo, dan lugar a que surjan los peores aspectos que en algunos gobiernos provinciales están latentes y que en estas indefiniciones encuentran lugar, y que son decisiones autoritarias y limitadoras de derechos.
Vos formas parte de la Fundación Alem, un espacio que tempranamente reaccionó a esta situación de tragedia que fue perder un ciclo lectivo. La Fundación presentó una propuesta de quince puntos que hoy son referencia sobre cómo seguir. Hay un punto que es clave, que es declarar a la educación como actividad esencial.
Ese es el punto de partida. Al comienzo de la cuarentena el decreto presidencial limitó todas las actividades excepto las esenciales, que en ese momento eran la salud y los sectores básicos. A partir de allí se fueron abriendo a otras actividades que se las fue incluyendo como esenciales. Allí la educación nunca estuvo, hasta el día de hoy. ¿Por qué es importante que esté? Que se conciba a un sector como esencial permite que sus trabajadores estén en el lugar de trabajo, así como una cajera de supermercado está en el supermercado, o como un enfermero o un médico están en un hospital. Que la educación sea esencial, como lo planteaba el punto primero del documento “Volver a las Aulas”, es el que permitía, en agosto y mucho más ahora, que los docentes estén en el lugar de trabajo. No estábamos diciendo todos. Así como no son todos los otros trabajadores que mencioné. Quien es grupo de riesgo puede hacer la tarea desde su casa. Pero el resto debía estar en su lugar de trabajo como todos los otros trabajadores, que son esenciales. Que haya un dirigente sindical que no quiera que los docentes estén en las escuelas es reconocer en su fuero íntimo que la educación no es esencial, y esto es un punto de partida en el que no estamos de acuerdo. Ese primer punto, que la educación fuera esencial, permitía habilitar al sector, permitir los traslados, abrir las escuelas, acondicionarlas, generar turnos, etcétera.
El segundo punto era declarar la Emergencia Educativa. Porque la Ley Nacional de Educación establece en uno de sus artículos se puede declarar en alguna jurisdicción o en el país entero la emergencia educativa, que implica ante una situación imprevista facilitar recursos para atender a la educación. En aquel momento en que elaboramos ese documento, la Diputada Brenda Austin junto con un gran grupo de diputados y diputadas presentaron un proyecto de Ley de Emergencia Educativa, que nunca se trató, en donde se establecía la priorización de recursos. También planteábamos en ese momento aprovechar el tiempo que faltaba hasta fin de año para planificar, considerando que el país no es una región única, y que se podía ir planteando planes de apertura graduales, priorizando a los sectores más vulnerables y luego a todos; y que en las escuelas estén presentes personal directivo y docente para poder ir trazando el camino de los alumnos desvinculados. Para que tengan una idea de que la política siempre fue atrás, el Ministerio de Educación Nacional recién comenzó a crear una base de datos de estudiantes desvinculados en el mes de noviembre, cuando el problema empezó en marzo. Siempre atrás de los acontecimientos. ¿Qué mejor que las propias escuelas para estar en vinculación, desde donde planificar el regreso y la apertura?
Hablábamos del cumplimiento de la Ley de Cédula Escolar, de los materiales de estudio que cuanto más locales mejor, financiar conectividad, e infraestructura, priorizar la obra pública porque iba a ser fundamental empezar a acondicionar para el momento de la apertura. Nada pasó hasta hoy. Las escuelas estuvieron cerradas. Atender a sectores específicos, como jardines de infantes, en donde en algunos lugares, sobre todo urbanos, son fundamentales. Acá hay algo que no se plantea como problema y es una situación crítica. La mujer ha sido la más afectada dentro de las familias. Las mujeres terminaron haciéndose cargo de las tareas de cuidado, entre ellas el acompañamiento escolar de los hijos e hijas, lo que afectó también su propio trabajo. Finalmente, el documento planteaba el monitoreo y la generación de información. No suspender las pruebas estandarizadas, para poder ver el impacto de los indicadores y definir cómo mejorarlos cuanto esto termine. Estas propuestas estuvieron acompañadas por un buen diagnóstico mundial, regional y nacional, como punto de partida.
Este aporte nunca fue tomado en cuenta por el gobierno nacional, tampoco creemos que es el único. Los movimientos de padres y madres se fueron organizando para la misma época y de a poco. Hoy son una red federal en todas las provincias, y han elaborado un repositorio de estudios vinculados con la pandemia y la educación que creo que no debe existir como tal en ningún lugar. Muchos docentes que compartían estas preocupaciones y fueron viendo la desvinculación creciente de sus estudiantes se agruparon pidiendo también que las escuelas se abran. Trabajaron todo el año, y no estamos diciendo que no quieren ir a trabajar. La mayoría de los docentes trabajó con muchísimo esfuerzo durante 2020, lamentablemente no con el efecto que hubiesen querido, pero no por ellos, sino simplemente porque la educación remota tenía un límite. Y hoy son muchos los que expresan abiertamente que quieren empezar las clases. Lo que falta es el punto en que esto se transforme real y genuinamente en un objetivo nacional para poder empezar todos en marzo.
Este país como el que mostrás, depende de las corporaciones. Dependemos de personas que la sociedad no eligió para que tome decisiones nacionales. La logística depende de Moyano y para volar dependemos de Biró. Y para educar a veces no se depende del ministro de turno, sino de un personaje como Baradel. En este esquema tan mezquino, todavía no se ha dimensionado del tremendo impacto negativo de la educación. ¿Cuál es la actitud que crees que va a tener el gobierno nacional a futuro? Porque, personalmente, dudo de las capacidades del Ministro. Eso va por nuestra cuenta.
Cuando al alguien es elegido Ministro puede estar más o menos capacitado, pero puede tener la gran capacidad de armar un equipo de trabajo de alto nivel. Este ministerio lo tiene. Desde el inicio del gobierno se hablaba del “dream team” con gente muy reconocida, la dirigencia del Ministerio de Educación tiene un altísimo nivel académico. O sea que por eso lado no hay justificación. Por otro lado, creo que el gobierno está en la encrucijada, y que se dio cuenta en estas primeras semanas del año, cuando el tema remontó, en pleno enero cuando toda la gente está de vacaciones. Se empieza a tomar conciencia de la gravedad de que al no empezar a prepararse, se repita el 2020. Entonces el gobierno está en la encrucijada porque por un lado tiene como base política a los sindicatos, pero empiezan a aparecer otros actores a los que no se quiere dejar de lado porque desde su criterio lo capitalizan otros sectores políticos. Empezaron a darse cuenta que el tema educativo había que atenderlo y aquí de nuevo comenzaron las ideas y vueltas. El presidente dice que la educación presencial va a ser prioritaria, el ministro también, pero luego que van a esperar la vacuna. El jefe de Gabinete dice lo propio. Pero el tema educativo está claramente en el tapete y lo que hay que hacer ahora es seguir sosteniéndolo en ese nivel si es que queremos que en marzo empiecen las clases. Ya no es solo un sector el que presiona, sino que hay muchos sectores, variados, que van del sector privado, a grupos de docentes, padres y madres, fundaciones, organizaciones, partidos políticos. Se dan cuenta que hoy el tema educativo es un tema que está definiendo la política del año. Incluso me animo a decir que el tema educativo va a tener un lugar importante en los cálculos electorales. Lamentablemente, porque esto debería ser algo importante más allá de cualquier especulación, para todos.
Pero bueno, bienvenido que así sea. Yo tengo esperanzas de que el gobierno, no importa por qué razones, se ponga al hombro el tema educativo y que pueda surfear por arriba de los intereses corporativos para darle a la sociedad las soluciones que esperamos que debe dar, porque para eso han sido puestos en esos lugares y tienen una responsabilidad enorme. De lo contrario, quedará para la historia el gran fracaso de este equipo de gobierno con el tema educativo habiendo relegado el rol del Estado a un segundo plano. El Estado presente en educación forma parte de sus banderas como de las de todos los partidos y sectores democráticos que confían en que la educación es un aspecto esencial de ciudadanía, de desarrollo, de crecimiento, de ascenso social. Hoy no hay temas más urgentes, la educación es prioridad.