El gobierno nacional arrancó el año a contramano. Contraria a la cintura política que demostró tener durante el 2024, en el actual evidenció un conjunto de errores no forzados que afectaron su imagen. La luna de miel de la gestión entrante ya pasó. Echar la culpa al gobierno anterior pierde peso. Se observa un modelo libertario dormido en los laureles y demasiado soberbio.
Con un diciembre tranquilo, el balance del primer año de gobierno marcaba que a pesar del fuerte ajuste – política anti popular si las hay – la gestión libertaria terminaba el año con mejor imagen que cuando empezado. Esto que parecía un impulso terminó en una profundización de su soberbia discursiva, obviando que tanto la legitimidad como el apoyo popular son bienes intangibles, que se construyen a diario y, por ende, no son eternos. Y comenzó una llamativa seguidilla de errores no forzados que expusieron más debilidades que fortalezas.
Comenzó con la profundización de su “batalla cultural” en sintonía con el triunfo de Donald Tump y su liturgia ultra conservadora. Con la excusa de la agenda “woke”, atacó a las minorías sexuales y luego negó el cambió climático. A su vez, manifestó la idea de retirarse de la Organización Mundial de la Salud. En febrero solo se tiró un tiro al pie con el escándalo de la criptomoneda (área que ya registra un antecedente sospechoso y que se supone que Milei es experto), las valijas con dinero que pasaron sin control por la Aduana y la reciente muestra de falta de empatía con una fuerte represión de la protesta.
El problema actual es novedoso para la opinión pública porque lo que se percibe es que la gestión libertaria mostró debilidad. Durante todo el 2024 Milei logró exitosamente posicionar las posturas en torno a su figura. Esto le permitió elegir los contendientes, subirlos al ring. Y con buen criterio lo puso al kirchnerismo así poder retener a los votantes prestados en el balotaje. Por eso es llamativa la declaración de “ñoños” republicanos por parte del Jefe de Estado a quienes lo critican por su falta de institucionalidad, porque ataca directamente a parte de su electorado que está cansando y que es probable que en los próximos comicios legislativos vote otra opción.
Es llamativo este conjunto de errores cuando la misma gestión había superado con creces algo que advertíamos como peligroso desde la Ciencia Política: gobernar vía decretos con extrema minoría parlamentaria. Aquí encontró un remedio muy efectivo que son los gobernadores, con una ecuación muy simple: me apoyás (pidiendo a tus legisladores que voten conmigo) entonces te envío fondos (ayuda discrecional). Al principio de la relación parecía que no se cumplía pero luego Francos (casta política si lo hay) lo garantizó y así el Congreso no resultó ser el gran escollo.
Excesos
Con respecto a la represión, al gobierno toma el guante con firmeza de “ganar” y “ordenar” la calle. Si bien es cierto su ejecución permitió que Patricia Bullrich sea de las dirigentes con mejor imagen, el momento de zozobra les puede jugar en contra. El miércoles se vio un costado excesivo, un periodista que lucha por su vida y ministra que decidió, erróneamente, no investigar el hecho.
El otro baluarte, el orden macroeconómico, hace rato que no está trayendo buenas noticias. Ya el dato que la inflación ronda el 2% o el 3% pierde vigorosidad. La gente pide más. Los servicios siguen subiendo y cada vez más sectores tienen dificultades económicas. Algo que el gobierno trató de esquivar es el real motivo de la última protesta: la jubilación no alcanza. La pérdida de salario real es un cada vez más agobiante. Y el temor por el desempleo (dato que vienen registrando varias consultoras en primer lugar) está latente.
El año comenzó esquivó para un gobierno que viene cometiendo varios errores, incluso aquellos que se jactaba de no cometer. Puede recular y así buscar tener una buena elección legislativa o continuar por el camino de la soberbia que lo deje más solo y débil para gobernar lo que queda de mandato.
Publicado en www.MDZol.com el 16 de marzo de 2025.
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