viernes 29 de marzo de 2024
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Miasmas de Miami

La ciudad de la península sureña alberga, entre otros, a una gran cantidad de jubilados norteamericanos por su clima benigno y otra cantidad de exiliados latinoamericanos muy activos para influir sobre el destino político de sus países de origen.

El norteamericano Estado de Florida está gobernado por el republicano Ron De Santis, quien la semana pasada dijo que castigaría con quita de fondos a las escuelas que obligaran a sus alumnos a utilizar tapabocas, justo en momentos en que el Estado registra 20.000 casos de promedio en los últimos 7 días.

Cuna de libertarios a ultranza, Miami se ha caracterizado por ser una suerte de refugio y base de operaciones de exiliados cubanos, venezolanos, nicaragüense, haitianos y, ahora, peruanos.

El periodista José Carlos Cueto publicó una nota en el portal de la BBC en donde se enumeran las acciones de estos grupos que cuentan con todo el apoyo de los republicanos, los que a su vez, traducen esa colaboración en votos para su partido. De hecho George Bush Jr. y Donald Trump les deben a los electores de Florida sus respectivas entradas a la Casa Blanca. Si bien Trump perdió las últimas elecciones ante Joe Biden, ganó en Florida por un margen de 3,4 por ciento de los votos, el mayor desde 2004.

Ese particular papel de Miami en la política latinoamericana se inició en 1961 con la invasión de Cuba, en la difícil Bahía de los Cochinos, cuando los exiliados cubanos pretendieron retomar la isla – con ayuda de la CIA – en manos de la revolución encabezada por Fidel Castro. Desde la batalla de Playa Girón, Miami se convirtió en el corazón de la oposición cubana, liderada por el político y empresario Jorge Mas Canosa, quien en 1981 creó la Fundación Nacional Cubano Americana.

Uno de los personajes salientes de esa fundación fue Luis Posada Carriles – recientemente fallecido a los 90 años en Miami – agente de la CIA entre 1967 y 1974, además de director de contrainteligencia de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) de Venezuela, responsable de varios atentados en Cuba y del derribo de un avión de Cubana de Aviación donde murieron todos sus ocupantes.

Ante las protestas recientes contra el gobierno en Cuba, el alcalde de Miami, Francis Suárez, abogó por una intervención militar directa del gobierno estadounidense, “lo que debería contemplarse ahora es una coalición de acción militar potencial en Cuba, similar a las intervenciones en Panamá y Yugoslavia”, sostuvo este hijo de exiliado cubano y del partido republicano.

Los venezolanos que huyeron del chavismo también conspiran desde Miami. En mayo de 2020 fracasó la llamada Operación Gedeón, un plan que preveía secuestrar a Nicolás Maduro en Venezuela y entregarlo a las autoridades de EE.UU., quienes han establecido una recompensa de 15 millones de dólares por el presidente.

La operación, según expresó el fiscal (colombiano) del caso Francisco Barbosala se planeó en la ciudad de Bogotá, pero  fue comandado por la compañía de seguridad Silvercorp, con sede en Miami, que embarcó una cincuentena de mercenarios desde Colombia con la misión final de ocupar el palacio presidencial de Miraflores en Caracas, sacar a Maduro y llevarlo al país del norte. Un plan endeble y burdo que fue rápidamente desbaratado.

El último episodio es el de Haití, país devastado que no tiene una oposición en el exilio tan fuerte como la cubana y la venezolana. Sin embrago, existe una correlación entre la larga comunidad asentada en Miami y los vínculos de la élite con empresas de seguridad privada debido a que la élite haitiana, buena parte residente habitual en Miami, utiliza esos servicios de seguridad privada que ha estado creciendo en Florida, para protegerse. En Haití, la policía tiene preso y acusa al médico haitiano-estadounidense Christian Emmanuel Sanon, residente de Florida, de contratar a mercenarios colombianos para derrocar y reemplazar al presidente Jovenel Moïse, asesinado en su casa el pasado 7 de julio. Un operativo coordinado por la empresa de seguridad privada de Miami CTU quien contrató a los 20 colombianos involucrados en el ataque, según concluyen las pesquisas.

Tanto CTU como Silvercorp, son empresas gestionadas en su mayoría por militares norteamericanos veteranos de las guerras en Irak, Afganistán y Oriente Medio que abren sus compañías y se convierten en consultores de seguridad.

Así despliega Miami esta faceta de semillero de conspiradores, ciudad que ha albergado a exiliados sólo interesados en tener una vida tranquila, o de turistas que ven en sus playas y sus paseos de compras la meca de sus vidas pequeño burguesas.

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