viernes 19 de abril de 2024
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Martín D’Alessandro: La comunicación presidencial y los riesgos de hablar de más

 

La constitución presidencialista, es decir, con separación de poderes entre el ejecutivo y el legislativo, se inventó en EE.UU. para que el contrapeso entre ellos canalizara la lucha de facciones, y moderara la concentración del poder. En su modelación original, se temía que este despotismo se alojará en el legislativo y no en el presidente, que era un funcionario que implementaba las decisiones del congreso. Sin embargo, con el correr del tiempo, fueron los presidentes los que fueron ganando poder. En América Latina, gobernaron con constituciones que les daban muchos más poderes institucionales, pero en el siglo XX, en EE.UU., sucedió algo que después se trasladó al resto de los países.

Primero con la radio y después con la televisión, los presidentes ampliaron muchísimo su poder, por su capacidad de comunicación directa con el pueblo. Así algunos teóricos hablaron de la presidencia moderna, y otros de la presidencia retórica, sin embargo, este inmenso poder presidencial, podría no ser problemático para la democracia, si en primer lugar, es ejercido con responsabilidad, y en segundo lugar, si es refrenado con una mayoría opositora en el congreso.

El presidente Alberto Fernández, exagera su presencia comunicativa, y toma riesgos altos al multiplicar sus improvisaciones. Queda por verse si la oposición será capaz de aprovechar uno de los recaudos que todavía le provee la separación de poderes.

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