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Opinión 17 03 2023

¡Luche y vuelve! A los golpes con la historia…


Autor: Pablo Zubiaurre









Hace algunos días, el sector kirchnerista del Frente de Todos emitió un comunicado que lleva por título “Luche y vuelve”, haciendo referencia a un episodio relevante de la historia argentina contemporánea como fue el retorno del General Perón al país, en 1973.

Inseguros de que todos supieran de qué se trataba, en el texto hacen una referencia directa al sentido del título y también al paralelismo histórico. Como ambientando al suceso, puede respirarse un clima setentista en el lenguaje, que nos remite a interpretaciones y teorías expresadas en un léxico propio de aquella década con una realidad tan diferente a la de hoy.

La proclama reúne condiciones literarias interesantes. Como en una novela policial, abundan las conspiraciones de todo tipo en perjuicio del campo popular, y como en una novela romántica, abundan también las afirmaciones de pareceres y sentimientos como verdades innegables y definitivas. Hay sentimientos puros y mucha maldad, sin grises. Como en un cuento infantil, aparece Magnetto como el más malo, incluso por encima de Macri, y Cristina como la más buena de las hadas del bosque. En fin, un relato entretenido y cargado de atracciones, si no fuera porque se trata de una proclama política con el peor de sus defectos: el divorcio con la realidad, la falta de toda autocrítica y el color particular que le brinda el desconocimiento de la historia.

Es natural que las fuerzas políticas y sociales o las instituciones hagan referencia a páginas gloriosas de su historia, con el fin de enaltecer su lugar en la sociedad. Es natural que el Ejército rememore recurrentemente al Cruce de los Andes o las batallas de Salta y Tucumán. No destacan a Vilcapugio y Ayohuma. Es habitual que los sindicatos peronistas hablen del 17 de octubre o de los derechos obtenidos a través de sus luchas, y no de su actuación durante la dictadura.

“Hace 50 años, se logró romper esa proscripción por la heroica resistencia de la clase trabajadora y de una juventud que supo tomar la posta con persistente militancia hasta doblegar las imposiciones de aquel período de tiranía oligárquica”, dice el manifiesto. ¿Qué posta? Efectivamente se concretó entonces el inicio del retorno del general Perón; un Perón que los sindicatos conocían muy bien, y la juventud revolucionaria imaginaba muy mal. Ya su llegada a Ezeiza anunció lo que vendría.

Perón asumió la Presidencia por tercera vez el 12 de octubre de 1973, y siete meses más tarde, el 1° de mayo del 74, echó a los sectores juveniles de la Plaza dejando claro dónde estaba su pensamiento político. Ninguna posta tomó la juventud con el regreso de Perón. Ese Gobierno para el que “lucharon heroicamente”, no logró que ninguno de los sectores del peronismo terminara con la lucha armada, a pesar que el Presidente era el que ellos habían elegido. “Ayer nada sin Perón”, subtitula el comunicado.

La conducción en manos del líder generó una Argentina en guerra, que dejó como saldo unos mil ochocientos muertos por violencia política en tres años, que figura en los registros de Madres de Plaza de Mayo como el tiempo de los primeros desaparecidos, y en la página de las Abuelas de Plaza de Mayo como el momento de las primeras apropiaciones ilegales de bebés. Es el gobierno que decretó “la aniquilación de la subversión” otorgando un marco legal a una serie de asesinatos políticos; tiempo en que, al adversario político, lo mejor era matarlo. La posterior dictadura y sus aberraciones sirvieron para que se invisibilizara la violencia desatada en este gobierno, pero la historia lentamente alcanza a todos. “La Cámpora”, desde su pretendido progresismo, evoca como un logro el inicio de este período nefasto de la historia argentina, seguramente el peor de los gobiernos de la democracia argentina. “Ayer nada sin Perón”, hoy “Nada sin Cristina”. La evocación de ese tiempo violento en el que se asesinaron a muchos de sus compañeros –antes de la Dictadura- aparece propuesto como una experiencia a repetir. El peronismo tiene una historia rica como para que sea inentendible la decisión de traer al presente, como propuesta a futuro, el peor de sus momentos.

Por otra parte, usar la frase no esconde la historia. No hay paralelismo histórico entre las trayectorias de Perón y Cristina: Perón estaba realmente proscripto. Cristina es Vicepresidente en ejercicio de un Presidente que puso ella. Sus dirigentes ocupan la mitad de los ministerios, aunque solo sea para obstaculizar la acción del Presidente, los bloques oficialistas están compuestos mayoritariamente por sus legisladores y todas las “cajas” del Estado están bajo su control.

El tiempo ha pasado y afortunadamente esa concesión de la suma del poder que se hizo en 1973 (Nada sin Perón) hoy ya no es posible, pues nuestra democracia que está en deuda en muchos campos, ha logrado fortalecer aspectos que ya no lo permiten. La gente ya no concede poderes extraordinarios. “Hoy nada sin Cristina” es una frase que resume la negación de las Instituciones como garantía de la vida democrática. Para este grupo, sin embargo, la justicia sirve, pero si la juzga a Cristina ya no sirve. La corrupción está mal, pero si se da en el entorno de Cristina no está tan mal porque su política necesita “caja”. Se me ocurre hacer una analogía con el tiempo en que los conservadores hablaban del “Fraude patriótico”, justificando los medios para lograr su fin.

“Con Cristina vivíamos mejor”, continúa el comunicado. Frase desafortunada por su connotación, y fundamentalmente viniendo de un sector que se presenta como comprometido con los derechos humanos, cosa de la que me permito dudar. Era la frase que utilizaban los partidarios de los militares ante las dificultades que la democracia tenía que vencer en los ochenta: “Con los militares vivíamos mejor”.  Desde 2011 en adelante, la Argentina no ha crecido, ha aumentado exponencialmente los índices de pobreza, y ha tenido una inflación en aumento; el dinero ha perdido valor paulatinamente en relación al dólar, la carga impositiva es cada vez mayor y los sectores que necesitan de un acompañamiento del estado son cada vez más numerosos. Con sus altas y bajas, Estas líneas son un continuo de los últimos doce años, años que involucran a Cristina, en cuyo período la corrupción tuvo un protagonismo estelar. Cuando existe un proceso de declive, el mismo declive profundiza la decadencia, pero quien lo inició es tan responsable como los que lo siguieron. El gobierno de Cristina del 2011 es parte de este tiempo de decadencia.

Y seguimos con la historia: “San Martín nos enseñó que cuando la patria está en peligro todo está permitido, excepto no defenderla.” Claro, San Martín hablaba de un país asediado por ejércitos enemigos y La Cámpora habla de un fallo judicial adverso, que por lo demás resultaba obvio para quien se aparte un segundo del fanatismo. Se habla de conspiración, pero nadie habla de inocencia. La magnitud del patrimonio es injustificable, no hay manera de alcanzarlo con ingresos lícitos. Pero será en todo caso motivo de otra nota para poder desarrollarlo. Un movimiento político que no habla de las necesidades de la gente que gobierna, ni del narcotráfico y la muerte. No habla del sistema educativo ni de la salud pública. Sólo le interesa salvar a Cristina que con sus refinados zapatos está enterrada en el barro hasta las rodillas. La corrupción se mostró, se explicó, se filmó, se comprobó. Pesando billetes o arrojando bolsos en un convento, documentada en un cuaderno, sólo restaría una confesión filmada y certificada, aunque hay una declaración de objetivos en el abrazo a la caja fuerte que le generaba éxtasis al Jefe mayor. Demasiado concreto todo para defender con el relato de “nosotros somos buenos”. Hacen falta argumentos, que no están. La narración es sólo apta para militantes fanatizados y seguidores con intereses determinados. Nadie se defiende de una acusación de corrupción diciendo que lo hizo por su pueblo. Son sólo maniobras para separarse de un fracaso del que son parte.

“La moderación no es nuestro idioma”. Y, la verdad que no. Pero más grave que no ser moderado es creer que se es dueño de una verdad a partir de interpretaciones particulares de los hechos. El Frente de todos, será una opción, y no la única opción. Cristina será, si se anima, candidata, pero no la única candidata. No está ni va a estar proscripta para cuando llegue la elección. Así que tranquilos.

El pueblo que tanto mencionan, se alegrará de que se ocupen más de la inflación, la inseguridad, el narco, la pobreza, la educación y otros mil temas que lo afectan mucho más que el juicio a Cristina.

Publicado en Radicales Org el 17 de marzo de 2023.