I. El Partido Justicialista de la provincia de Santa Fe emitió una declaración repudiando a Horacio Rosatti por haber ratificado, en su condición de juez de la Suprema Corte de Justicia, la condena contra la compañera Cristina. Por fin los peronistas santafesinos se pusieron de acuerdo. Años de rencillas internas, de trifulcas, de serruchadas de piso, pero a la hora de la verdad los compañeros cierran fila en defensa de Cristina reclamando un juez de identidad peronista como es Rosatti, debe fallar en sintonía con su filiación partidaria. Moraleja: un juez peronista protege a un reo peronista. Nada nuevo bajo el sol de las veinte verdades. Un dato para los compañeros de la Unidad Básica de calle Crespo. Ricardo Lorenzetti también es peronista. También lo fueron Maqueda y Zaffaroni. Y, ya que estamos recordando, no olvidar que desde 1983 en adelante el peronismo gravitó de manera decisiva en la elección de los jueces. Dicho de un modo frontal, tenemos los jueces que tenemos porque el peronismo así lo ha decidido. Respecto de Rosatti sugiero una consigna a tono con las más limpias gestas de la causa nacional y popular: “Horacio traidor, acordate de Vandor”.
II. Cristina Kirchner exhibirá el honor de ser la primera presidente en la historia en ser condenada por corrupta. Fue un juicio largo como el de Menem. El compañero riojano zafó; Cristina no pudo hacerlo. Solución salomónica, Un ladrón libre, una ladrona presa. Los dos peronistas, claro está. Los compañeros, siempre amigos de alentar y recrear mitologías imaginaban que la detención de Cristina reproduciría un nuevo 17 de octubre. Vaya uno a saberlo. Maldita historia que suele reproducirse como farsa. De todos modos, a la hora de la verdad, el mismo día que los jueces fallaron contra la compañera más de ochenta mil argentinos se juntaban en la cancha de River para palpitar las variantes del partido del seleccionado argentino contra Colombia. Hoy viernes me informan que frente al domicilio de la compañera hay 150 aguerridos militantes vivándola. Los felicito, pero esas multitudes están muy lejos del 17 de octubre. Las tomas de las universidades fueron un fiasco y la toma del colegio Pellegrini un picnic adolescente. La única brigada aguerrida que dio la nota fueron los chicos de La Cámpora asaltando las instalaciones de TN. Muy valientes y leales. Después de todo, quién no sabe que a la Argentina el señor Magnetto la maneja como un jeque árabe. Por último, y un homenaje al realismo, les recuerdo una vez más a los compañeros kirchneristas que Néstor y Cristina están a años luz de la popularidad y las pasiones que despiertan Perón y Evita.
III. No sé qué rebotes políticos tendrá esta condena. Cristina por el momento cuenta con el apoyo de todo el peronismo. Por el momento. Ya se sabe que los compañeros en los funerales acompañan al finado hasta la puerta del cementerio. Después la vida continúa. La lealtad es una consigna fuerte en el peronismo, tan fuerte como la traición. Veremos cómo estas dos pasiones se entreveran en los próximos días. Por lo pronto, el trato de los kirchneristas a Kicillof no ha sido muy amable; el silencio de algunos gobernadores aturde; a intendentes y burócratas de la CGT no los veo muy decididos a jugarse el cuero en esta campaña. En el mejor de los casos la solidaridad se reducirá a algunos comunicados, a algunas declaraciones. Y punto. Cristina -dije- es la primera presidente argentina presa. Ella dice que esta es la suerte que corren los presidentes nacionales y populares. Y pone como ejemplo a Lula, Correa, tal vez Evo Morales y a monseñor Lugo y sus hijos. Les recuerdo que los presidentes de derecha también han ido a la cárcel. Pienso en Noriega, Fujimori, Toledo, Alvaro Uribe, Collor de Mello. Algo en común hay en todos: ninguno fue a la cárcel por sus ideas políticos. La conclusión en estos temas es devastadoramente clara: si sos presidente y no robás no vas preso. Mujica era de izquierda y no lo detuvieron ni para cobrarle una multa de tránsito. Lo mismo puede decirse de Cardoso, de Alfonsín, de Aylwin, de Sanguinetti. La lista es larga pero el consejo de oro es corto: muchachos, no roben.
IV. Se dice que la justicia es ágil para sancionar a los peronistas pero lenta para investigar a los Macri o a los Milei. Algo de razón hay en esos argumentos. Pero esa hipótesis algo probable no libera de responsabilidad a la compañera. Les guste o no a los peronistas, Cristina es también una protagonista del poder. El relato de la victimización pudo haber tenido algo de lugar, solo algo, con Milagros Sala, por ejemplo, pero Cristina es una de las personas más poderosas del país. Por eso su condena es una conquista de la democracia. De aquí en más se sabe que los poderosos corruptos pueden ir presos. Políticos, claro está, pero también empresarios. Dicho sea de paso, les recuerdo que aún están pendientes las causas de Hotesur, los Cuadernos y el Memorándum. La película no terminó. Robaron mucho y durante mucho tiempo. Ahora toca pagar. Ella y sus compinches. En la ocasión la acompañan dos preciosuras de la causa: Lázaro Báez y José López.
V. De acuerdo en los detalles: prisión domiciliaria, nada de tobillera, evitar humillaciones públicas, como sugieren algunos peronistas. Una observación: la mayor humillación no es una tobillera o una celda; la mayor humillación es haber robado. Ricardo Balbín estuvo preso en Olmos y la campaña por su libertad era el rostro de él en la celda, con barrotes incluidos. Claro, había una diferencia: Balbín estaba preso porque el General lo acusó de desacato y al momento en que la corte de alcahuetes levantó la mano para confirmar su condena, dijo que esa prisión lo honraba, que “fusilándome me seguiría saliendo barato”. Cristina está presa por ser corrupta, por eso para ella los barrotes de la celda poseen un realismo devastador. ¿Y las declaraciones de José Luis Espert? Basura pura; canallada y alevosía. Un tipo que a una persona condenada por la justicia la insulta y en el insulto incluye a su hija, es un miserable.
VI. Mientras concluyo esta nota escucho las noticias que llegan de Medio Oriente. Una vuelta de tuerca más en un conflicto considerado regional con cierta ligereza, porque en aquellos lejanos territorios es muy probable que el entrevero entre religiones, disputas de tierras, riquezas naturales y concepciones acerca de lo que debería ser un orden político puede llegar a jugarse el destino de la civilización. Israel atacó a la teocracia de Irán, la misma que perpetró¡ dos atentados terroristas en nuestro pagos y que el gobierno de Cristina intentó atenuar firmando un tratado que recibió el nombre de Memorándum aunque, en honor a la verdad, debería ser calificado como un acto de traición a la patria. El ataque judío eliminó a altos jefes militares y científicos dedicados a la investigación nuclear. Irán respondió, pero sus ataques fueron interceptados por el sistema de defensa de Israel. La teocracia de Irán prometió el infierno para los judíos, amenazas que supongo no les harán perder el sueño porque desde hace más de cuarenta años los ayatolas consideran que el mejor judío es el judío muerto. Ignoro las consecuencias de este flamante frente de guerra. En realidad no habría motivos para asombrarse. Israel e Irán son enemigos declarados. Una diferencia importa: Israel podría convivir con Irán; los ayatolas no pueden convivir con Israel. Son ellos los que financian a las organizaciones terroristas que combaten en la Franja de Gaza, en el Líbano, en Siria y en la mismísima Cisjordania. Sin ese apoyo, el terrorismo islámico sería un problema menor para Israel.
Publicado en El Litoral el 12 de junio de 2025.