La elección en Bolivia, pendientes del resultado de la segunda vuelta a celebrarse el próximo 19 de octubre, no confirma el giro a la derecha que según algunos está teniendo lugar en América Latina, con los triunfos de Javier Milei y Daniel Noboa entre otros. De consolidarse el triunfo del binomio Rodrigo Paz y Edman Lara, el centro saldría victorioso, dando un giro copernicano a las polarizadas elecciones latinoamericanas. De todos modos, el resultado de los comicios constata una nueva derrota oficialista, la del gobierno de Luis Arce, lastrado por una pésima gestión que condujo a un preocupante desabastecimiento de combustibles y divisas que le pasó factura. Aún así el Movimiento al Socialismo (MAS), alejado de Morales, superó la barrera del 3% de los votos y mantuvo sus siglas para contiendas futuras.
El domingo se elegía la totalidad de ambas Cámaras (36 senadores y 130 diputados) y si bien el escrutinio definitivo aún no se ha completado es posible constatar la fragmentación del parlamento. Esto augura una gobernabilidad complicada que forzará de forma más o menos obligada la búsqueda de acuerdos e incluso algunos políticos ya hablan de cerrar unos “Pactos de la Moncloa” a escala boliviana. En el Senado habrá al menos representantes de cuatro grupos parlamentarios del centro a la derecha más extrema, pero ninguno del hasta ahora hegemónico MAS. En Diputados se espera que solo haya un diputado oficialista. Si se piensa que en la legislatura que acaba había 96 parlamentarios masistas, entre diputados y senadores, se entiende la magnitud de la debacle.
Se ha argumentado que con el 19% de los votos nulos Morales fue uno de los ganadores de la jornada. En realidad, no ganó nada, solo ha demostrado que tiene un piso de respaldo fuerte, pero nada más. E incluso es incapaz de promover el relevo generacional dentro de su movimiento. Una cosa es que no se pueda dar por muerta a la izquierda boliviana, o incluso al MAS, y otra muy distinta es que el declive de Morales ya ha comenzado. En una reciente entrevista a Clarín, de Buenos Aires, volvió a demostrar su narcisismo y su talante autoritario, que le enajenaron el apoyo de muchos de sus seguidores iniciales, y su cada vez mayor alejamiento de la realidad. Así definió al presidente chileno Gabriel Boric como un político de derechas o afirmó que Cuba y Venezuela son democracias plenas.
Al haber optado por el voto nulo carece del más mínimo respaldo parlamentaria, lo que reduce considerablemente su presencia política y su capacidad de condicionar la agenda. Podría movilizar a sus bases detrás de reivindicaciones concretas, pero no hay que olvidar que buena parte de sus apoyos tradicionales le han dado la espalda o están desmovilizados y que su auto reclusión en su guarida cocalera del Chapare, huyendo de las causas pendientes por estupro y trata de personas que tiene con la justicia no lo ayudan en absoluto. Encima, sus grandes apoyos internacionales del pasado, como Cuba y Venezuela, o incluso Nicaragua, están en horas bajas.
El balotaje lo disputarán Rodrigo Paz y Jorge “Tuto” Quiroga, que según los resultados preliminares obtuvieron el 32,14% y el 26,81% de la votación respectivamente. Será una elección diferente y muy polarizada, donde se pondrán en juego las disparidades regionales y étnicas, las diferencias ideológicas, la distancia entre vieja y nueva política o la capacidad de ambos candidatos de articular consensos sociales.
Más allá de este resultado algo ajustado, todo hace pensar a priori que la posición más centrada de Paz y el atractivo popular de Lara, ex capitán de policía, sumamente conocido por sus denuncias de la corrupción policial, le permitirán atraer a los sectores medios empobrecidos o a aquellos votantes desencantados del masismo que no lo apoyaron en la primera vuelta o a quienes votaron nulo pero podrían inclinarse por frenar al candidato “neoliberal”. Por el contrario, el gran atractivo de Quiroga es su profundo antimasismo, su vivo reclamo para los numerosos descontentos con las dos décadas de gestión de Morales y Arce. Una vez más la guerra sucia jugará un papel importante, aunque lo más decisivo será ver como pesa el rechazo de uno y otro candidato ante el electorado, un terreno donde Quiroga podría verse más afectado.
Publicado en El Periódico de España el 21 de agosto de 2025.
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