Entre las múltiples facetas de Juan Domingo Perón, antes de ser quien llegaría a ser, está su formación como oficial de inteligencia, un experto en estrategia y geopolítica y un militar con gran conocimiento de los hilos del poder, en todos sus pliegues y expresiones, dentro y fuera del aparato estatal y de los vínculos cívico-militares.
Rogelio García Lupo, en su libro Ultimas noticias de Perón y su tiempo (2008, Vergara), siguió esa pista recorriendo los 15 años anteriores a la fecha icónica de 1945. A partir del 6 de septiembre de 1930, el capitán, mayor y luego coronel Perón participa en todas las grandes maniobras en las que estuvo implicado el Estado Mayor General del Ejército.
Desde ser un jefe de operaciones del golpe militar que derrocó a Hipólito Yrigoyen e impuso una dictadura encabezada por el general Uriburu, pasando por su condición de enlace con el comando militar del Paraguay durante la Guerra del Chaco, su actividad como agregado militar en Chile y observador en la Italia de Mussolini y su rol protagónico en la conformación del GOU, la logia secreta que lidera el golpe de Estado -o “revolución”- del 4 de junio del ’43.
Esto llevó a García Lupo a conjeturar que el propio 17 de Octubre del ’45 podría ser leído como resultado de una operación de inteligencia cuyo autor era el propio Perón. Otras operaciones, años más tarde y ya siendo presidente, irían en su contra: la más brutal de ellas, encabezada por antiguos camaradas de armas de la Marina y la Fuerza Aérea, fue el bombardeo sobre la Plaza de Mayo, aquel fatídico 16 de junio del ’55, del que se cumplen en estos días 70 años.
Tras su derrocamiento semanas más tarde, Perón volvería a sus actividades clandestinas desde el exilio, organizando la resistencia frente a la proscripción a través de un vasto sistema de redes de contactos y comunicaciones personales, cartas y grabaciones magnetofónicas.
En Las claves secretas de Perón (SB, 2025), el historiador Ignacio Cloppet -autor de varios libros y minucioso biógrafo de su figura- describe el sistema de escritura cifrada y mensajes codificados utilizados por Perón para la redacción de parte de su correspondencia desde el exterior, informes, instrucciones secretas y conversaciones reservadas con sus seguidores y referentes, desde sus destinos como exiliado en Caracas, Venezuela, Santo Domingo y, finalmente, Madrid.
El pormenorizado análisis, con el aporte de bibliografía actualizada y documentación inédita, reconstruye el itinerario iniciado por Perón tras el golpe de Estado de 1955 por distintos países sudamericanos, que culmina con su arribo a la España de Franco en 1960.
Los trece años de estadía en la residencia de Puerta de Hierro revisten especial interés en tanto es desde allí que Perón mueve los hilos del movimiento, que se unifica detrás de su figura reclamando su retorno; fallido el primero, en 1964, y accidentado el segundo, en 1973. Resalta el alcance y el valor adquirido por el género epistolar que Perón cultivó en aquellos años como prolífico artífice, alimentando lealtades que tributaban a su liderazgo a distancia.
Dentro del vasto contingente de interlocutores, Perón dio especial trato a dirigentes y referentes situados en los extremos ideológicos, desde la izquierda a la derecha. Dentro de ese espectro lo hará con quienes argumentarán en favor de la lucha armada y la radicalización del proceso político, y con otros que entenderán la lucha ideológica desde el extremo opuesto, enfrentando dicha radicalización.
Se trataba en este caso de actores que tendrían un papel inicialmente menor, periférico o secundario, y a la vez crítico, respecto de otros actores más visibles, más moderados y ubicados en el centro de las actividades del peronismo en el escenario político de la época, en el que el peronismo estaba formalmente proscripto, pero a quienes Perón dispensará una atención especial alentándolos en su accionar.
Puede hablarse, en tal sentido, de un verdadero “gobierno de Perón desde el exilio”, gabinetes “en las sombras” cuyas figuras tendrán luego protagonismo, tras el fin de la proscripción y el retorno al poder, mayormente enfrentadas entre sí. La díada “peronismo-antiperonismo” se confundiría en sus trazos gruesos con la de “leales” y “traidores”. Unos asociaban a Perón con la revolución social. Otros con la restauración de un orden subvertido.
Cloppet se detiene en las vinculaciones y amistades del líder justicialista durante sus años del exilio en Madrid, con connotados personajes del régimen franquista y la Falange Española, con cuyos herederos políticos se junta hoy Javier Milei. Mientras el género narrativo epistolar como nexo entre el líder y sus seguidores y la alegoría de la proscripción -“hoy como ayer”- vuelven a cumplir una función movilizadora de pasiones políticas. Curiosidades históricas, con sus parecidos y diferencias. Lecturas que permiten comprobar, una vez más, que el peronismo, bajo cuyo influjo sigue transcurriendo la política argentina, sigue siendo también un arcón en el que es posible descubrir aspectos significativos de nuestro pasado y presente.
Publicado en Clarín el 14 de junio de 2025.
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