El 20 de julio de 1931, estalló la “Revolución de Pomar”. El Teniente Coronel Gregorio Pomar había sido edecán del presidente Hipólito Yrigoyen.
Su coraje lideró el levantamiento en Corrientes, Chaco y el norte santafesino, motivado por la anulación de la elección bonaerense de abril, donde había ganado la UCR.
A pesar del fracaso revolucionario, en cierto sentido, el objetivo se cumplió. José Félix Uriburu debía convocar a elecciones para noviembre. Pero la UCR y su fórmula: Marcelo T. de Alvear y Adolfo Güemes (nieto de Martín Miguel) fueron proscripta, y su militancia deportada, encarcelada y sometida a torturas.
¿Qué pasó el 20? Tras asesinar al jefe del Regimiento 9 de Infantería de la ciudad de Corrientes, que se opuso al levantamiento, centenares de hombres armados avanzaron sobre la Casa de Gobierno, la sede policial, la central telefónica y la oficina de Correos y Telégrafos, y detuvieron a las autoridades de la intervención.
Mientras, en el Chaco, un centenar de oficiales y suboficiales, con la colaboración de militantes radicales, avanzan sobre la jefatura policial, el Correo y la sede de Gobierno, donde se pronunció el alcalde Manuel Álvarez Pereyra, quien declaró: “Cumplo como soldado las órdenes de mis superiores impulsados por los imperativos de guardar celosamente la Constitución Nacional”.
La dictadura envió tropas leales desde Paraná y Santiago del Estero, la aviación militar partió desde Buenos Aires y dos cañoneras se apostaron sobre los puertos.
Los jefes del alzamiento ordenaron la retirada. Pomar partió a Humaitá (Paraguay) en una balsa. Los que se habían levantado en el Chaco escaparon en autos. Centenares fueron encarcelados por su condición de afiliados o reconocidos militantes yrigoyenistas. Misma suerte corrieron muchos empleados públicos y policías que fueron sumariados o exonerados.
Los diarios El Territorio, La Opinión y La Voz del Chaco fueron clausurados por darle voz a los revolucionarios.
Mientras, en Buenos Aires, La Nación publicó que los revolucionarios habían saqueado ambas sedes del Banco Nación. Nada de eso había sucedido.
Uriburu, en un comunicado firmado por Leopoldo Lugones (h), culpó a los personalistas (yrigoyenistas) y a los ácratas (anarquistas) por la revolución. Dijeron que pretendían “imponer un régimen de terror (…) estaba previsto el saqueo de Buenos Aires, el corte de las líneas férreas, el incendio de casas y edificios, la destrucción de los tanques de agua y muchas otras actividades terroristas”.
Será el primero de los levantamientos yrigoyenistas.
Ya en los 40, Pomar y Álvarez Pereyra serán diputados nacionales. Pomar pagó con cárcel su oposición a Perón. En cambio, Álvarez Pereyra se adhirió al peronismo desde la UCR-Junta Renovadora, y esa condición lo obligó a exiliarse tras el golpe del 55.
Nota de Redacción: El recuerdo de esa fecha con un programa de Telefé de la década del ochenta, con la presencia de su hija y de su nieto, Gregorio Pomar.
Cabe recordar que Gregorio Pomar nieto fue el único militar argentino que pidió la baja cuando se produjo el Golpe de Estado de 1976.