martes 23 de abril de 2024
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La (des)confianza presidencial

Entramos en el último tramo del distanciamiento social decretado por el Gobierno Nacional en pos de prevenir a la sociedad del contagio exponencial del COVID-19 y mientras esperamos novedades de un esquema progresivo de salida de la cuarentena, los hechos políticos ocurren todos los días generando acciones y reacciones.

Tuvimos en los momentos decisivos un arco político unido y activo atrás del Presidente de la Nación Alberto Fernández,   como cuando se anuncio la cuarentena y el jefe de la bancada opositora, el radical Mario Negri textualizó que “El Presidente es el Comandante”. Con un Congreso Nacional paralizado para sesionar, y como se debe hacer en contextos de crisis, se empodero al Gobierno y se inicio el siempre riesgoso camino de los Decretos de Necesidad y Urgencia y los superpoderes.

Paradójicamente, luego de varias semanas el gobierno comenzó a mostrar algunas falencias y a tropezar con viejas piedras. El Presidente de la Nación, ese hombre bonachón y simpático que sale en programas de televisión de todos los horarios y colores no logra encontrar el equilibrio dentro de su propio espacio político. El Frente de Todos que nació como una coalición electoral necesita articularse mejor en la gestión y esto pone a prueba a muchos funcionarios, que por lo visto en los últimos días, empiezan a dejar en duda cuan a la altura de las circunstancias están.

El Albertismo intenta llegar a todos, pero los actores que conviven en la coalición electoral que gobierna tienen distintas miradas, distintas orientaciones y se encargan internamente de dejar en claro que no son lo mismo. Allí se generan cortocircuitos, disputas y la falta de coordinación que producen hechos políticos como los del cobro de jubilaciones y la compra de alimentos con sobreprecio.

Alberto Fernández parece asumir esa debilidad al mando del poder, pero su estrategia podría no dar los frutos que el mandatario espera. El presidente salió a abrazar y alabar públicamente a un dirigente sindical que esta mas asociado  y comprometido con el pasado que con el futuro del país, luego ese mismo presidente se junta con la Unión Industrial Argentina y muestra otra cara distinta, ese mismo presidente da una nota periodística a un medio de comunicación o periodista y acomoda su discurso de manera tal que queda enredado y desdibujado en sus palabras. De esta manera, Alberto Fernández no logra transmitir la confianza necesaria para erigirse como líder indiscutido de su coalición electoral que necesita urgentemente convertirse en una coalición de gobierno articulada y con reglas claras de acción y participación interna.

Mientras tanto, la oposición mira este escenario como aquel que ha vivido la situación de ser gobierno y no haber  podido afirmarse como coalición. Hoy Juntos por el Cambio parece ser la oposición parlamentaria solida que el sistema político necesita, una oposición articulada,  con capacidad de control y sin fisuras a la vista, esto se podrá ver más nítidamente cuando el Congreso Nacional se reactive. Al contrario del partido de gobierno Juntos por el Cambio tiene tiempo a favor para generar y definir los liderazgos que marquen la estrategia política a seguir.

En el medio de todo, la pandemia y los problemas secundarios que ella genera. En un país donde la situación económica y social es frágil se sumo la emergencia sanitaria,  allí la salud pone en peligro a la economía y la economía pone en peligro a la salud.  Sin dudas el momento histórico que vivimos genera la necesidad de un Estado fuerte, pero organizado y con capacidad de ser el órgano rector que marque rumbo sin dejar detalle librado al azar.

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