Cuando todavía era candidato, allá por agosto de 2023, Javier Milei fue consultado sobre cuál sería el destino de la ciencia y la tecnología nacional en un eventual Gobierno de La Libertad Avanza. “Eso que quede en manos del sector privado, que se ganen la plata sirviendo al prójimo como lo hace la gente de bien”, respondió. Luego de su llegada a la Casa Rosada, miembros de la comunidad científica denuncian un intento de “cientificidio” y un recorte presupuestario y salarial que promedió el 30%.
“No es una desaparición, es una muerte lenta”, advirtió a MDZ Ana Franchi, investigadora superior en Química Biológica y expresidenta del Conicet durante la gestión de Alberto Fernández. La afirmación encuentra sustento en el último Análisis Presupuestario desarrollado por el Grupo Economía.Política.Ciencia (EPC) y el Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia y Tecnología (CICTII). Este señala que todos los organismos de ciencia argentinos sufrieron un deterioro en su ejecución presupuestaria.
Presupuestos congelados
Encabeza la lista en términos interanuales la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, con una pérdida del 94,5%, seguida por la inversión en ciencia y tecnología en las Universidades Nacionales (-85,8%); la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (-72,1%), y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) con un 50,1%.
El mismo informe advierte que el presupuesto nacional para el sector se redujo un 30,5% respecto a 2023, en sintonía con la reducción generalizada de todo el gasto público (30,7% en términos reales) que había anunciado la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) durante el primer trimestre de 2024.
El dato representa tan solo 0,216% del PBI. Esto implica un incumplimiento a la Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, la cual establece el incremento progresivo y sostenido del Presupuesto Nacional destinado al área para alcanzar en 2032 el 1% del Producto.
Bajo esa norma, el sector debía recibir este año un 0,39% y un 0,45% el próximo, pero el Gobierno ya había anticipado en el artículo 27 de su proyecto de Presupuesto 2025 que “en el marco de la emergencia pública declarada por la Ley Bases” suspendería el cumplimiento de la ley para ubicar el gasto del sector en torno al 0,2% del PBI, el menor guarismo en diez años y equiparable al de 2002.
“El recorte en el financiamiento es catastrófico y criminal. Paraliza la actividad científica en casi todas las áreas. Lo que hicieron es pagar sueldos, pero los insumos para proyectos de investigación y el desarrollo normal de la actividad el sistema está en una situación peor que crítica”, sentenció Agustín Campero, exsecretario de Articulación Científico Tecnológica del Gobierno de Mauricio Macri y presidente de la Fundación Alem.
Salarios en picada
Por su parte, el presupuesto del Conicet registró una caída del 23,5% en términos reales de su presupuesto, lo cual repercute también en un atraso de los salarios que ronda el 30% en términos reales en comparación con noviembre del año pasado.
“La pérdida importante fue en enero y febrero y no ha sido recuperada para nada. Estamos con paritarias de los estatales, que son bajísimas”, explicó Ana Franchi, y agregó: “Los investigadores jóvenes están en una situación muy compleja, no puedo contratar a un becario porque no puedo financiarlo”.
En ese sentido, el Investigador Principal de Conicet en el Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas Rolando González José enfatizó en diálogo con este medio que “el poder adquisitivo de un investigador del Conicet no solo cayó desde que está Milei en el Gobierno sino que es de los más bajos a nivel regional”.
“Hubo una caída del 30%, el resto es relato. La paritaria que se viene cerrando viene siempre detrás de la inflación, que además no es impactada por el salvaje aumento de los servicios”, explicó el biólogo patagónico, que pone el foco sobre “el escenario de salida de investigadores que enfrenta el sistema, en especial los jóvenes que buscan mejores salarios”.
El exministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Roberto Salvarezza, alertó que la situación es aún más grave en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), “que es el peor de los organismos de ciencia a nivel salarios, con ingenieros y tecnólogos que se están yendo”.
Durante el informe de gestión de la Jefatura de Gabinete en el Senado, los legisladores advirtieron sobre un deterioro salarial del personal de entre el 30% y el 40% por debajo de los sueldos del Conicet, a cuya pérdida se suma una caída del 68% acumulado por inflación entre enero y septiembre del año pasado, lo cual es aún peor en los cargos inferiores, que se encuentran por debajo de la canasta alimentaria familiar. Ante esta situación, el Gobierno respondió que “el CNEA está al tanto de la situación salarial y se encuentra en diálogo con el Gobierno Nacional para alcanzar soluciones que mejoren las condiciones”.
Fuga de cerebros
Con ese escenario en mente, muchos investigadores se dirigen hacia Ezeiza. “Hemos perdido unos 3 mil científicos, de los cuales mil corresponden solo al Conicet y el resto son retiros voluntarios o renuncian para irse al sector privado o al exterior”, detalló Salvarezza.
El exfuncionario luego comparó la cantidad de investigadores cada mil de población económicamente activa que tiene Argentina (3) con los que tienen Estados Unidos (9,51) o Israel (17,6) y subrayó: “Milei dice que quiere imitarlos pero en términos de ciencia pero hace lo contrario”.
En ese sentido, Campero señaló que con la salida de los investigadores “con ellos se van los futuros formadores de científicos” y acusó: “Están eliminando el semillero, apuntan a reducir la base de científicos para los próximos 20 años, los profesores de los chicos en las universidades se están yendo del país”.
Desde la subsecretaría de Ciencia y Tecnología le aseguraron a este medio que “no hay indicadores que documenten un aumento de la salida de científicos e investigadores superiores a otros años”. “Hablá con los directores de laboratorio, de los centros de investigación, de los institutos, de los rectores de las universidades”, respondió el presidente de la Fundación Alem.
A esa réplica se sumó González José, que aseguró que la salida de investigadores puede verificarse en la caída de postulaciones a becas e ingresos en los organismos. “Es un dato indirecto pero empírico de cómo cada vez hay menos jóvenes que se quedan dentro del sistema”, puntualizó.
Un ejemplo de esto es el Conicet, donde su expresidenta afirmó que “con el no nombramiento del personal técnico, disminuyeron las personas que trabajan en el Conicet por primera vez en 20 años”. A ellos se suman los 860 becarios que habían sido concursados para ingresar al organismo este año y finalmente no se efectivizaron, 250 postdoctorados que no tuvieron continuidad y alrededor de 150 despidos administrativos sobre una planta total de 3000.
Ante la consulta de MDZ, la subsecretaría responsable del área explicó que “ya se avanzó con la gestión de 110 ingresos, de los cuales solo 53 ya presentaron todas las documentales, mientras que el resto se continuará avanzando sujeto a disponibilidad presupuestaria durante los primeros meses de 2025”.
Para González José, esto es el “blanqueo del guadañazo que le están pegando al sistema”. “Este año no ingresaron técnicos al Conicet, personal de apoyo ni profesionales que ya estaban concursados y listos para tener su alta en los distintos institutos del país. El número de becas cayó. Los 53 investigadores que ingresaron eran un remanente de la convocatoria de 2020, la camada más antigua que faltaban entrar. De los últimos años no ingresó ninguno”, sostuvo.
Pablo Navarro, miembro del colectivo Ingresantes Conicet, explicó a este medio que “en gestiones anteriores se preveían ciertas demoras administrativas”, y que una vez sorteadas las designaciones “quedan supeditadas al presupuesto disponible y a una decisión política”. Sin embargo, el investigador aclaró que “antes se otorgaban prórrogas a las becas como respuesta paliativa hasta que se concretaba el ingreso”, algo que ahora dejó de suceder. “Muchos compañeros tienen el trámite aprobado y esperan el alta de sus cargos sin percibir ningún salario”, alertó.
Para Campero, el problema de los ingresos en el Conicet se arrastra de las gestión anterior, donde “no hubo planificación ni se priorizaron áreas temáticas y geográficas, y cuya masividad bajó la calidad de los ingresos y disminuyó el ingreso de otros científicos”. “El 80% de los fondos del organismo son para pagar sueldos, con eso no podés hacer ninguna política pública”, argumentó. En ese sentido, aseguró que “lo que están haciendo ahora no tiene sentido, pero es hijo del populismo científico”.
Proyectos frenados y organismos bajo fuego
El recorte presupuestario incide directamente sobre el normal funcionamiento de los organismos y los proyectos que llevan adelante. En ese sentido, todas las fuentes consultadas hicieron énfasis sobre la parálisis de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) .
“La agencia es el motor del financiamiento, es la que tiene todos los fondos y las grandes ventanillas de donde salen los subsidios. Hoy está apagada, sin directorio, es un escándalo”, cuestionó González José.
La respuesta de la subsecretaría de Ciencia y Tecnología a MDZ fue que la subejecución presupuestaria se debe a “la imposibilidad de girar nuevos fondos hasta que las instituciones del sistema de Ciencia y Tecnología no hayan rendido la totalidad de lo recibido en la gestión anterior e informado en qué gastaron esos fondos, además de demostrar su uso pertinente”.
Sin embargo, para el investigador patagónico, que también es coordinador del Programa de Referencia y Biobanco Genómico de la Población Argentina (PoblAr), esas auditorías “son un verso”, ya que “no encontraron irregularidades pero no elevan los informes contables”, lo cual los habilita a no girar los fondos hasta dar por finalizada la evaluación, situación que fue denunciada a principios de diciembre por la Fundación InnovaT, la unidad de Vinculación Tecnológica (UVT) del Conicet.
“Nos cortaron el financiamiento que usamos para colectar las muestras y construir el biobanco. Interrumpieron una campaña de donación nacional por completo”, lamentó el biólogo, que también advirtió el freno de otros programas como Pampa Azul – destinado a promover la investigación marina – y Equipar Ciencia y Construir Ciencia, cuyos fondos se giraron pero nunca se ejecutaron.
Sumó su preocupación el físico del Conicet y exvicepresidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) Diego Hurtado, que a observó en diálogo con MDZ una “intencionalidad política de frenar o paralizar proyectos estratégicos” como las misiones satelitales Saocom y SABIA-Mar por falta de presupuesto en la Conae. Sin embargo, desde Ciencia y Tecnología sostienen que este último proyecto “ha continuado con sus tareas este año”, mientras que las misión de Saocom 2 “ha tenido avances de desarrollo de ingeniería”.
Hurtado también apuntó contra una ralentización de los proyectos nucleares como el desarrollo del reactor CAREM, el RA10 y el centro de protonterapia. “La caída fue abrupta. La estimación es que la inversión en el CAREM cayó al 58%. Eso supone rescisión de contratos, por lo que si vuelve la inversión otra vez hay que buscar empresas y firmar nuevos. La pérdida de tiempo es enorme”, enfatizó el físico a este medio.
Agustín Campero agregó que “a los organismos como el INTI, el INTA y el CNEA los están matando” y remarcó: “Todos necesitaban reformas muy profundas, eran todas instituciones atrofiadas, pero no los podés incendiar. Tenés que hacer cirugía, tener mazo y un cincel para tallar la piedra, estos tipos hicieron motosierra con los ojos vendados”.
Además, el exfuncionario del macrismo sostuvo que pese al avance en otros sectores, el Gobierno no realizó aún reformas desregulatorias como para permitir que los investigadores del sistema público puedan trabajar en empresas o formar unas propias, al igual que tampoco hay estímulos para el desarrollo de patentes o el desarrollo tecnológico. “El kirchnerismo puso muchos bloqueos en eso, pero el Gobierno no está haciendo nada al respecto”.
Además, en un plano simbólico González José comentó que este año “no se entregó por primera vez en décadas” la Distinción Investigador de la Nacion ni los premios Houssay ni Sábato. “Estamos en un escenario de cientificidio, porque es un avance desde distintos frentes: el contable, el institucional, el comunicacional y la estigmatización”, concluyó el investigador.
Qué dice el Gobierno
La Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología está desde junio del año pasado en manos de Darío Genua, un licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Católica Argentina (UCA) que hasta su nombramiento se desempeñaba como jefe de Gabinete en el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom). Además es fundador de OpenAgro, una compañía que maneja fideicomisos en la Argentina.
La llegada de Genua se produjo tras la salida de Alejandro Cosentino, que había desembarcado por primera vez en la gestión pública de la mano del exjefe de Gabinete del Gobierno, Nicolás Posse.
Con Cosentino fue que se incorporó la actual subsecretaria de Ciencia y Tecnología, Paula Nahirñak, magíster en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología por la Universidad de Buenos Aires (UBA) que cuenta con una larga trayectoria académica y de gestión, incluido un paso por la Secretaría de Articulación Científico Tecnológica del macrismo, bajo el ala de Agustín Campero, que aseguró a MDZ que “es super capaz e idónea, al igual que su equipo, pero no le habilitan un peso”.
De acuerdo al informe que dio la jefatura de Gabinete en el Senado a fines de noviembre, el área se dedicó en el primer año de gestión “a trabajar en el saneamiento de las carteras que frecuentemente han utilizado los recursos del Estado para financiar a la política”.
Con esa misión, desde la Secretaría que dirige Genua le explicaron a este medio que “al iniciar la gestión se planteó como imprescindible reorientar la gestión de las políticas de Ciencia y Tecnología, promoviendo mecanismos transparentes, premiando la eficiencia, la innovación y la aplicación de los descubrimientos y desarrollos en función del crecimiento del país y el bienestar de los argentinos”.
Entre los principales puntos a trabajar, destacaron la vinculación entre científicos y el sector productivo-privado, la promoción del co-financiamiento de becas con empresas, fomentar la generación de patentes y desarrollar normativas para estimular la inversión privada en I+D+i. “Vamos a promover la aplicación de tecnologías disruptivas en sectores dinámicos y con inmensas perspectivas de crecimiento como el agro, la biotecnología, la energía y la Economía del Conocimiento”, enfatizaron.
Además, apuntaron contra quienes “gobernaron durante estos últimos años y se dedicaron a arruinar el Estado, incrementando exorbitantemente sus estructuras, desvirtuando sus funciones y haciendo un uso irresponsable de recursos” y sostuvieron que “hoy se viven las consecuencias”.
De acuerdo a la gestión del área, la Secretaría detectó “rendiciones de gastos pendientes y vencidas, una ampliación excesiva de la base de las investigaciones financiadas que perjudicaron a las investigaciones que hacen al desarrollo productivo y a la generación de valor en el país, más de 70 programas para transferencias en Ciencia y Tecnología, muchos de ellos superpuestos con los de la Agencia I+D+i y se crearon programas y subsidios que nada tenían que ver con la Secretaría”. Por ese motivo, anticiparon que muchos de esos programas “que nada tenían que ver con la cartera se darán de baja”.